Jordania, sin agua, busca arreglar su mala gestión hídrica sin contar con Israel
Hayat al Dbeas
Amán, 10 dic (EFE).- Jordania, el segundo país del mundo con mayor escasez de agua, firmó en la Cumbre del Clima COP27 un memorando con Israel para rehabilitar el río Jordán -su principal fuente de agua dulce- y el mar Muerto; pero este año en la COP28 el reino hachemí busca alternativas para evitar los acuerdos, y hasta las miradas, con su vecino por la guerra en Gaza.
Musa Hantash, diputado jordano y ex ingeniero para el Ministerio de Recursos Hídricos, señala a EFE que no contar con Israel para un acuerdo de intercambio de agua «podría haber sido un reto para Jordania o una herramienta de presión» pero, dada la situación política actual y la posición jordana ante la crisis de Gaza, «es más fuerte que todos los acuerdos y todo memorando de entendimiento».
Dicho de otro modo: Jordania prefiere tener sed que pactar cualquier cosa con Israel.
Jordania es uno de los países que mayor rechazo ha mostrado contra la ofensiva sobre la Franja de Gaza, e incluso anunció que consideraría «una declaración de guerra» el desplazamiento forzoso de la población palestina del territorio.
¿Qué hará Jordania sin Israel?
En virtud del tratado de paz de 1994 entre los dos países, Israel acordó suministrar a Jordania 50 millones de metros cúbicos de agua provenientes del lago Tiberíades hacia el río Jordán.
Pero en 2021, el Gobierno jordano se vio obligado a comprar cantidades adicionales de agua israelí debido a la escasez en el país, cuyas necesidades hídricas fueron estimadas en 109 millones de metros cúbicos en 2019, por la marcada caída de las precipitaciones.
Según la ONU, Jordania es el segundo país del mundo con mayor escasez de agua: sus recursos hídricos renovables anuales son inferiores a 100 metros cúbicos por persona.
Hantash asevera que «Jordania tiene muchas alternativas para el tema del agua» y está buscando «empresas que le apoyen» para algunos proyectos y estrategias que está llevando a cabo, como el Proyecto de Transporte Nacional de Agua, que podría proporcionar unos 300 millones de metros cúbicos de agua desalada al año.
El ministro de Exteriores jordano, Ayman al Safadi, afirmó el pasado 16 de noviembre que su país no firmará con Israel ningún acuerdo para intercambiar agua por energía porque «no se imaginan a un ministro jordano sentado junto a un ministro israelí para firmar un acuerdo mientras Israel mata a nuestro pueblo en Gaza».
Hace poco más de un año, en la COP27 de Sharm el Sheij (Egipto), ambos países firmaron un memorando de entendimiento para avanzar en los proyectos de energía limpia y desalinización de agua sostenible vinculados al Proyecto Prosperidad de 2021.
Según esa declaración de intenciones, ambos construirán una planta solar fotovoltaica de 600 megavatios en Jordania, que producirá energía limpia para exportar a Israel.
A cambio, Israel iba a construir una planta desalinizadora para potabilizaar agua de forma sostenible para enviar a Jordania unos 200 millones de metros cúbicos anuales.
El desarrollo de ambos proyectos siguió su curso hasta el estallido de la guerra en la Franja de Gaza, pero Safadi interrumpió los planes de aplicación y renovación del acuerdo, que se esperaba cerrar antes de la COP28 .
¿El problema? La gestión hídrica
Hantash afirma que «el problema básico es la gestión del agua, y no la falta del recursos».
La directora regional de la Fundación Mundial para el Programa de Agricultura y Energía en Jordania, Lamiaa Al Dabas, asegura a EFE que la situación de seguridad hídrica en Jordania es «díficil y mala».
«Desde hace veinte años, Jordania bombea agua de forma excesiva y sobre todo el agua subterránea, lo que causó un deterioro de la calidad, además de consumir las fuentes no renovables», explica.
Indica que «el cambio climático y la subida de la temperatura llevó a la reducción del presupuesto de agua», además de que parte de la pérdida de agua se produce por la mala gestión debido a «la falta de infraestructura adecuada para su traslado».
El responsable del Ministerio de Recursos Hídricos, Amr Salama, afirmó a EFE que la presión sobre el agua en Jordania aumentó en los últimos años por la recepción de 1,3 millones de refugiados sirios, además del aumento de la demanda de otros usos y el desarrollo en el Jordania.
Actualmente, solo dos cuencas hídricas están en buen estado, de un total de doce que tiene el país, mientras que el porcentaje de almacenamiento de agua en las presas es solo del 19 %, según Salama. EFE
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