
Julia Roberts y la polémica de ‘Caza de brujas’: hay que tener miedo y no estar cómoda
Alicia García de Francisco
Madrid, 15 oct (EFE).- Julia Roberts se mete en la piel de una profesora universitaria frente a un caso de abusos sexuales en ‘Caza de brujas’, un filme al que acompaña la polémica desde su estreno en Venecia por su falta de feminismo, algo que no preocupa a la actriz: «Si sales de la comodidad de tu casa es para ir a un lugar incómodo», asegura.
«Creo que tienes que tener miedo. Si no lo tienes, estás demasiado cómoda en el mundo del arte», dijo Roberts al ser preguntada por su papel en la película, el de una profesora que duda entre creer a su alumna más brillante o a su mejor amigo, un compañero del departamento de Filosofía de la elitista universidad de Yale.
Un planteamiento que muchos medios han visto como un revés contra las mujeres que denuncian las agresiones en un filme que llega este viernes a los cines españoles, dirigido por el italiano Luca Guadagnino, y en el que Roberts está acompañada por Andrew Garfield, que interpreta a Hank, el profesor denunciado, y Ayo Edebiri como Maggie, la alumna que sufre la agresión.
Influencias del #MeToo
En un encuentro con un reducido grupo de periodistas tras la presentación del filme en Venecia, la actriz responde con frases cortas cuando las cuestiones tienen que ver con las críticas al filme por mostrar una realidad muy alejada de lo que ocurre en el mundo, especialmente tras el estallido del movimiento #MeToo.
«La primera vez que oí hablar de él estaba haciendo la promoción de prensa de ‘Wonder’. Alguien me preguntó por el tema en una entrevista. Y sí, creo que, como mucha gente, pensé que no era nada sorprendente», se limitó a contestar sobre la relación de su personaje, Alma, con el cambio cultural provocado por el #MeToo.
Aunque sí reconoció que al leer el guion pensó que «el entorno y también los conflictos» que planteaba eran «realmente interesantes». «Me intrigaba de dónde venía eso, cuándo había empezado, y de qué se trataba», aseguró Roberts, que consideró «fascinante» interpretar a Alma.
«No tengo a nadie como ella en mi vida, y comprenderla —hablar con Luca sobre ella, entender su relación con Frederic (su marido), su relación con Hank, y todas las decisiones que toma en la película— fue realmente un estudio apasionante de una persona», dijo la protagonista de ‘Erin Brockovich’.
Porque para la actriz, lo esencial es «encontrar algo diferente» en los personajes que elige. «Eso se vuelve más difícil cuanto más trabajas, pero también más interesante. A medida que envejeces, tu punto de vista y tus recursos se amplían muchísimo», reflexionó.
Cambio social y brecha generacional
Un personaje, Alma, que al comienzo tiene una relación muy cercana con Maggie, que cambia drásticamente cuando se produce la agresión, lo que ofrece un claro retrato de cómo cada generación se enfrenta de manera diferente a los cambios sociales.
«Siempre ha existido esa necesidad de la generación joven de superar a la anterior, y eso me parece sano e importante. Para nosotros, abrirnos a una conversación con alguien que pueda tener otra perspectiva es vital, porque nos permite ver las cosas desde otro punto de vista», señaló la actriz.
«Me gusta pensar que no se trata tanto de una división generacional, sino más bien de una especie de tira y afloja entre personas que intentan imponerse unas a otras», apuntó por su parte Guadagnino, sentado junto a la protagonista de su filme en la terraza de un lujoso hotel de Venecia.
Para el realizador de ‘Call Me By Your Name’, todo lo que viven los personajes de ‘Caza de brujas’ «son tensiones humanas que podrían existir en cualquier otro entorno» y que se producen cuando el objetivo es dominar al otro.
Se trataba, precisó, «de crear un thriller moral, de explorar lo que hay detrás de la fachada de estas personas y cómo intentan, cada una desde su propia perspectiva de la verdad, enfrentarse a la del otro». Y, además, «permitir que el público se forme su propia opinión sobre lo experimentado».
Para Garfield, la película es como un espejo para el espectador: «Lo invita a confrontarse consigo mismo, con su propia parte de maldad, su heroísmo, su vulnerabilidad y con todas esas zonas indescriptibles que existen entre medio y que no encajan en ninguno de esos extremos». EFE
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