Júbilo y alivio entre los partidarios de Netanyahu

Recibido con música y al grito de «Bibi, rey de Israel» por miles de simpatizantes del Likud, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu celebró este martes su «victoria» electoral ante un público exultante de alegría.
«¡Guau! Estoy feliz, esta vez es la buena», afirmó Hanna Piers, bailando en la sala de Tel Aviv donde se han reunido los partidarios de Netanyahu, a quien le faltan dos escaños para formar una coalición pero supera por entre 3 y 5 a su rival centrista Benny Gantz, según los sondeos a boca de urna.
Su discurso, pronunciado en un ambiente festivo, fue interrumpido por los aplausos y los gritos de sus simpatizantes que agitaban banderas israelíes y del Likud frente al estrado donde estaba Netanyahu, a punto de lograr su mejor resultado electoral.
«¡Es un mago!», «Te amamos» o «¡Mandelblit vete a casa!», gritaban en referencia al fiscal general que acusó a Netanyahu de corrupción por varios casos.
«Estoy borracha de alegría», reconocía Suzanne Madar, de 64 años, mirando a Netanyahu. «¡Es único, es un número uno!»
Después de dos elecciones sin un ganador, en abril y septiembre pasado, el Likud obtendría 36 o 37 escaños según los sondeos a boca de urna.
«Al final hemos conseguido lo que queríamos», comentó Piers, de 37 años.
«Esta vez no habrá nuevas elecciones», agregó Lidan Aton, de 32 años, con una sonrisa. «Siento una inmensa satisfacción, al final lo hemos logrado», declaró por su parte Ran Carmi Buzaglo, un miembro activo de Likud.
Minutos antes de la difusión de los sondeos a boca de urna, este último corrió por la enorme sala, con la bandera israelí, diciendo a quien quisiera oírlo que esta vez era «la buena».
De fondo sonaba música pop israelí oriental.
– El 61 mágico –
Los afiliados seguían de cerca la evolución de los resultados con la esperanza de que el bloque de derecha alcanzase o sobrepasase el número mágico de 61 escaños, el de la mayoría en la Knéset, el Parlamento.
Este bloque incluye al Shas ultraortodoxo, al Judaísmo Unificado de la Torá y a Yamina (radical).
Gavriel Gaui, de 47 años, miembro del comité central del Likud, «está convencido de alcanzar 61, o incluso 62 escaños». «Históricamente, los resultados definitivos siempre nos han dado un poco más de escaños que los sondeos a pie de urna», dijo.
Pero algunos, como Lidan Aton, piensan que habrá que «robar» algunos escaños a «Azul-Blanco» o a Israel Beitenu, un partido de derecha nacionalista laico, provocando la deserción de diputados para conseguir la mayoría.
– Pequeña esperanza –
El fervor que se ha apoderado de los partidarios del Likud contrasta con el largo silencio de la sala donde se reunieron los simpatizantes de Benny Gantz, al conocer los resultados del ex jefe del Estado Mayor.
Los ojos se clavaron en las pantallas de televisión. Un puñado de activistas observaba el más mínimo cambio en las estimaciones. De nada sirvió la música animada que sonaba desde primeras horas de la noche. No había gana de fiesta.
Están decepcionados, pero se aferran a una pequeña esperanza. Katty Rojtman, una portavoz del partido, insiste en que «los resultados pueden cambiar durante la noche». «Esperamos los resultados definitivos».
«En 2013, nos fuimos a dormir con el Partido Laborista y nos despertamos con el Likud», recuerda. «Así que podría pasar que fuéramos a dormir con el Likud y despertáramos con Kahol-Lavan (Azul-Blanco) …»