Kazajistán y centroasiáticos no toleran más la violencia doméstica
Astaná, 4 dic (EFE).- Kazajistán y otros países de Asia Central admitieron hoy en un foro regional que están dispuestos a combatir la tolerancia con la violencia doméstica, que aún sigue muy alta en esta parte del mundo.
«Tenemos que reconocer que el grado de tolerancia hacia la violencia doméstica aún es alto», reconoció Yerlan Koshanov, presidente del Majlis (cámara baja) de Kazajistán, al intervenir en el foro «Diálogo de las mujeres de Asia Central».
Según el funcionario, las víctimas de la violencia doméstica a menudo se reconcilian con el agresor y «retiran sus denuncias por miedo».
Tiempo de cambios
Las estadísticas indican que anualmente más de 400 kazajas mueren a manos de sus parejas. Y solo en el 40 % de los casos estos crímenes llegan a los tribunales.
Hace un mes, un ex alto funcionario golpeó brutalmente a su esposa, de 32 años, en su propio restaurante. La mujer murió antes de la llegada de los médicos. Una semana después, en Astaná se produjeron dos asesinatos machistas más. Paralelamente, salieron a la luz historias sobre tres casos de violación de mujeres por parte de policías.
Todos estos casos recibieron una gran repercusión en los medios y provocaron una oleada de indignación en la sociedad kazaja.
Las redes sociales clamaron por el endurecimiento de las penas por crímenes contra mujeres y en la mayor ciudad del país, Almá Atá, se celebró un mitin a favor de la criminalización de la violencia doméstica.
Los diputados kazajos ya comenzaron a estudiar una ley para endurecer las penas por violencia en el seno de las familias.
Pegar no está penado
Y es que actualmente la ley kazaja no penaliza las agresiones que causan un daño leve a la víctima.
«En 2017 la violencia doméstica en forma de agresiones que causan un daño leve fue despenalizada en nuestro país», recuerda en una conversación con EFE la activista y jurista Jalida Azhigulova.
Coincide con ella la abogada Aimán Umárova, quien cree que cualquier tipo de violencia debe considerarse un crimen y ser castigada como tal.
«He tenido casos cuando las mujeres, defendiendo sus vidas, matan al agresor y reciben largas sentencias, solo porque en su momento la policía no reaccionó a la violencia en esa familia y las mujeres no recibieron el apoyo y asesoramiento legal necesario», lamenta.
La experiencia de los vecinos
Mientras Kazajstán está estudiando la modificación de la legislación sobre la violencia doméstica, sus vecinos de la región, Kirguistán y Uzbekistán, ya han dado un paso real, endureciendo no sólo la responsabilidad administrativa sino también la penal en estos casos.
Según dijo a EFE la vicepresidenta del Parlamento kirguís, Dzhamilya Isáeva, tras el endurecimiento de las leyes en su país, desde 2021 el llamado «rapto de novias» es un delito y prevé una pena de prisión de entre cinco a siete años.
«Actualmente prácticamente no tenemos secuestros de novias», aseguró Isáeva.
La presidenta del Senado de Uzbekistán, Tanzila Narbáeva, recordó por su parte que su país reforzó la protección de mujeres y niños tras la aprobación de una nueva ley en abril pasado.
Ahora, las penas por violencia doméstica en Uzbekistán pueden llegar a 15 años y sus autores no están sujetos a un posible perdón o liberación anticipada de la cárcel. EFE
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