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La ciudad de Gaza recupera cierta normalidad y esperanza, pero sin aún nada que celebrar

Ahmad Awad

Gaza, 4 oct (EFE).- Los habitantes de la ciudad de Gaza, asediada desde hace semanas por Israel, recuperaron este sábado cierta normalidad y la esperanza con ataques menos intensos tras los avances hacia un posible fin de la ofensiva israelí, pero dicen no tener razones para celebrar una tregua que aún no ha llegado

Un día después de que Hamás anunciara su intención de negociar de acuerdo al plan estadounidense para Gaza y de que Donald Trump exigiera a Israel el cese de los bombardeos, los habitantes de la capital salieron este sábado a las calles para ir al mercado, más concurrido que en días anteriores, o intentaron acceder, sin éxito, a sus casas en zonas controladas por el Ejército israelí.

«No tengo motivos para estar alegre. Cada minuto veo a alguien muerto», relataba a EFE Iman Abu Aqleh, de 40 años, desde la zona costera de Al Shati, donde se refugian muchos desplazados de la capital gazatí, que este sábado se despertó también con menos ataques israelíes, concentrados en el este de la ciudad.

Cuando el grupo islamista palestino comunicó el viernes su decisión, ella dijo sentir que la «pesadilla había terminado», pero al mismo tiempo, aseguraba, «está cansada y triste» porque la situación es difícil.

Hamás, en su opinión, aceptó debido a la presión del pueblo y a la magnitud de una ofensiva que supera ya los 67.000 muertos y que ha provocado una catástrofe humanitaria que ella teme que persistirá más allá del eventual fin de la guerra.

«Espero que los negociadores tengan un alto sentido de la responsabilidad y (…) negocien basándose en el Corán», recalcaba la mujer con un deseo de que su pueblo vuelva a sonreír y de que los rostros de sus ciudadanos -«amarillentos y demacrados»- recuperen el color.

Un leve repliegue de los tanques

El viernes había sido de hecho uno de los días más intensos de la ofensiva sobre Gaza y la ciudad sufrió este sábado varios ataques israelíes, aunque menos que el día anterior.

Si bien los tanques israelíes se retiraron por la mañana, solo se apartaron unos 200 metros e Israel no permitió a la gente acercarse a inspeccionar cómo estaban sus casas y protegerlas de posibles pillajes. Algunos de los que consiguieron superar en un primer momento el cerco, recibieron como respuesta el fuego israelí.

Trump había presentado el lunes un plan de 20 puntos diseñado para poner fin al conflicto, que contemplaba la liberación de los rehenes de Hamás y la formación de un gobierno de transición para Gaza que estaría supervisado por él mismo y el exprimer ministro británico Tony Blair.

El viernes concedió a Hamás de plazo hasta el domingo para que lo aceptara y ese mismo día el grupo islamista dio su visto bueno a la puesta en libertad de todos los rehenes -vivos y muertos- siempre que las condiciones sobre el terreno lo permitan, pero también pidió negociar a través de los mediadores el resto de disposiciones.

En cuanto la organización contestó, el líder republicano exigió a Israel el cese inmediato de los bombardeos y el Gobierno israelí instruyó a su Ejército pasar a realizar «exclusivamente operaciones defensivas en la Franja de Gaza».

«Si Hamás no acepta, espero que muramos todos»

Desde la madrugada, no obstante, se reportaron ataques en todo el enclave que dejaron decenas de muertos, entre ellos niños, y que según informó a EFE una fuente israelí conocedora de dichas acciones fueron intervenciones «necesarias, de eliminación de amenazas y mantenimiento de las líneas».

La ciudad de Gaza no recuperó este sábado el silencio, con el zumbido aún de los omnipresentes drones israelíes y los ataques esporádicos, pero la disminución de la ofensiva sí fue patente, como también un mayor flujo de gente en las calles que atraviesan edificios semiderruidos o completamente arrasados.

El martes se cumplirá el segundo aniversario del ataque de Hamás sobre Israel, que dio pie a las hostilidades actuales, y los gazatíes aseguran estar agotados.

«Después de dos años de guerra hemos muerto de hambre. Hemos pasado un sufrimiento que solo Dios conoce. Si Hamás no acepta, le pido a Netanyahu que nos bombardee con (armas) químicas para que muramos todos», dice a EFE Naama Aliua, de 64 años, que vive en una tienda en el puerto, cerca del mar.

Trump advirtió este sábado a Hamás que no tolerará demoras que puedan poner en peligro el plan de paz y aseguró que el grupo debe actuar con rapidez porque, «de lo contrario, todo se perderá».

«Espero que esta sea la última guerra, con la bendición de Dios. Le pido a Dios que pare esta guerra ¡y que pare esta sangre! Nuestros hijos se han convertido en pedazos. El cuerpo de mi hijo Mohamed fue despedazado», señala Aliua, que a pesar de lo mucho que ha sufrido mantiene la esperanza y espera que se logre un cese real de las hostilidades. EFE

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(foto)(vídeo)

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