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La huida precipitada de las tropas de Haftar de Gharyan, ciudad estratégica de Libia

Vista general de un campamento situado en Gharyan, el 28 de junio de 2019, a un centenar de kilómetros al sur de Trípoli, usado por las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar antes de la reconquista de la ciudad por el Gobierno de Acuerdo Nacional libio afp_tickers

Las fuerzas del mariscal libio Jalifa Haftar, huyeron precipitadamente de su retaguardia del oeste de Libia y dejaron tras ellas a heridos, un centro de mando, armas, municiones, comida y, probablemente, una parte de sus ambiciones.

Las tropas de Haftar perdieron el miércoles Gharyan tan rápidamente como la conquistaron a principios de abril. Aquí implantaron su centro de operaciones y el punto de partida de su proyecto de conquista de la capital Trípoli, a mil kilómetros de su bastión de Bengasi (este).

Menos de 48 horas después de este revés en el enfrentamiento armado entre poderes rivales libios, un equipo de la AFP se desplazó a esta ciudad ubicada en las alturas de Yebel Nefusa, cuyo difícil acceso no impidió a las tropas del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) llevar a cabo un ataque relámpago, con el apoyo de combatientes locales.

En la planta baja de un edificio militar de dos pisos del centro de Gharyan, a un centenar de kilómetros al suroeste de Trípoli, los mapas del oeste de Libia -la “Tripolitana”- están abiertos sobre una gran mesa en la sala de operaciones. Los límites de ciudades o pueblos están marcados en fluorescente.

En las estanterías están ordenadas minuciosamente cajas de archivos numerados y clasificados por temas: “Planos y movimientos militares”, “Planos e informes”, “Misiones” o “Reclutamiento de oficiales extranjeros”.

En la planta superior se encuentra un salón y dormitorios nuevos, reservados al parecer para los oficiales de Haftar, incluido su jefe de operaciones de la región oeste, el general Abdesalam al Hasi.

En la cocina reina el desorden: utensilios, latas de conserva y comida esparcidos por todos lados. Parece que los cocineros huyeron a toda prisa, en medio de la preparación de una comida, sin poder ni apagar la cocina, afirma uno de los combatientes pro-GNA mostrando un gran recipiente con arroz a medio cocer.

– “Efecto sorpresa” –

“La rapidez [del ataque], el efecto sorpresa y la rebelión [de los habitantes] sembró el terror” entre los leales a Haftar, afirma el general Ahmad Busham, un alto oficial del GNA que hace una ronda de inspección.

“Haftar perdió su centro principal de operaciones en la región así como su línea de aprovisionamiento”, celebra, y estima que la rápida reconquista de la ciudad no habría sido tan fácil sin la ayuda de habitantes armados.

Abdelmajid Zwit, un residente, cuenta que va a la mezquita por primera vez desde la entrada de las fuerzas del mariscal en esta ciudad de 200.000 habitantes dividida entre los leales y opositores a Haftar, como en las otras regiones libias.

“No salí de mi domicilio en más de 80 días”, dice, debido a su conocida hostilidad hacia Haftar.

– ¿Misiles de EEUU? –

Desde la entrada de las fuerzas de Haftar, el GNA interrumpió las provisiones a la ciudad de medicamentos, carburante y bienes de primera necesidad.

Pero “a partir de mañana [sábado], [las] vamos a reanudar”, promete Ali Shtiui, un responsable comunal.

Reactivar el servicio del único hospital llevará tiempo, señala.

El centro, utilizado por las tropas de Haftar para curar a sus heridos, está “en un estado catastrófico, debido al gran número de heridos y muertos que había”, afirma.

Según él, se necesita esterilizar el hospital por miedo a enfermedades.

Gharyan era el punto de partida de las grandes ambiciones de Jalifa Haftar, hombre fuerte en el este, que después de haber avanzado en el sur del país lanzó a principios de abril una ofensiva para conquistar la capital, sede del GNA reconocido por la ONU.

Tras la caída de la ciudad, el militar, apoyado por Emiratos Árabes Unidos y Egipto, prometió una “dura respuesta”, y bombardeó en particular un cuartel donde sus fuerzas almacenaban una parte de sus municiones para evitar que cayera en manos del GNA.

Pero estos últimos dos días, sus rivales publicaron fotos de su botín de guerra. Además de vehículos y municiones, se podían ver tres drones de vigilancia y armas modernas, incluidos misiles antitanques estadounidenses Javelin.

Según el New York Times, que cita el sábado a responsables estadounidenses, se abrió una investigación para determinar cómo llegaron estas armas a Libia.

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