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La inversión en el área social no ha dado frutos

Para mejorar la producción agrícola se requiere una infraestructura adecuada. www.cosude.org.bo

La única manera de combatir la extrema pobreza en Bolivia es con la producción en las zonas rurales del país.

Para ello se necesita enseñar a las familias a conformar pequeñas asociaciones y microempresas, opina el geógrafo suizo Laurent Thévoz.

“La apuesta es exportar productos agrícolas de acuerdo a las potencialidades de cada región, sin degradar los recursos naturales”, sostiene el experto de la Comunidad de Trabajo para el Ordenamiento del Territorio, de Lausana, que acaba de visitar Bolivia para evaluar el Programa de Desarrollo Económico Rural de Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE).

Tal aspiración es asfixiada a menudo por la falta de acuerdo entre las autoridades municipales y los productores, cuyos intereses políticos y personales impiden elaborar proyectos comunes que fomenten el desarrollo de la producción agrícola rural.

Con un ingreso ‘per cápita’ de unos 1.000 dólares por año, bajos índices de educación, salud y nutrición, sobre todo en las áreas rurales, Bolivia es uno de los países más pobres de América Latina, a pesar de tener 1.099.000 km² de territorio rico en recursos naturales.

Gran parte de los campesinos sobreviven aplicando la tradicional agricultura de subsistencia.

Escasos resultados

“Para mejorar las condiciones de vida de millones de habitantes en América Latina es necesario impulsar la generación de recursos”, tema por años ignorado, “ya que la cooperación internacional dedicó más esfuerzos a temas sociales como son la salud, la educación y la vivienda”, afirma Laurent Thévoz, en conversación con swissinfo.

Consolidada la vigencia de los gobiernos municipales, surge la pregunta ineludible: ¿de qué van a vivir estos gobiernos locales y las comunidades si los pocos recursos que manejan los destinan a salud y educación?

El experto suizo, originario de Friburgo, insiste en la necesidad de reforzar la capacidad productiva en las áreas rurales enseñando a los grupos familiares a conformar pequeñas asociaciones y microempresas sin esperar el apoyo del Estado.

En los últimos 25 años se invirtieron 2 mil millones de dólares en el área rural en temas sociales, pero sin resultados concretos, ya que esa suma millonaria no fue encaminada para incentivar la producción.

De acuerdo al análisis de Thévoz, los productores del área rural se han despreocupado del mercado, limitándose a cultivar para su consumo interno y el trueque, actitud que les ha acostumbrado además a la dependencia del paternalismo y la asistencia externa.

Potencialidad nada desdeñable

La cría de camélidos es una de las alternativas de desarrollo para las zonas deprimidas del altiplano. Sólo en el departamento de La Paz existen unos dos millones de alpacas y llamas, cuya carne y cuero no son todavía aprovechados completamente por la falta de proyectos coherentes.

“No se puede tener un municipio próspero y una democracia sólida sin proyectos prósperos” puntualiza Thévoz, para quien la economía del sector rural es uno de los temas más difíciles en Bolivia, porque para los gobiernos es más fácil apoyar la economía informal y la microempresa en las ciudades que ocuparse de los sitios aislados y dispersos.

Por eso, opina que el desafío del Programa de Desarrollo Rural de COSUDE es promocionar el factor económico en las regiones rurales, reconociendo a los productores como interlocutores válidos.

Resultados del PADER

Refiriéndose a lo que ha logrado el Programa de Desarrollo Rural, Thévoz anota que “lo importante es el interés demostrado por la gente de varias comunidades en el emprendimiento de proyectos de producción, por ejemplo en los valles bajos de Irupana, departamento de La Paz, donde una gran cantidad de la población se dedica a la producción de café ecológico en una zona conocida como productora de hoja de coca”.

Reconoce, empero, que en otras regiones no aptas para este tipo de proyectos, como el altiplano sur, se puede impulsar el turismo promoviendo más, por ejemplo, el salar de Uyuni y la Laguna Colorada en Potosí.

Finalmente señaló que el PADER es un proyecto de largo alcance, cuya meta esencial es coadyuvar a la generación de recursos económicos, a través de la producción como única solución para vencer la extrema pobreza que aqueja a dos terceras partes de los 8’300.000 habitantes, especialmente a quienes viven en zonas rurales alejadas.

Laurent Thévoz trabajó durante diez años como consultor en Bolivia. Fue uno de los artífices de la Ley de Participación Popular, uno de los instrumentos jurídicos que promueve la descentralización administrativa elogiados y respaldados por COSUDE.

Bolivia es país prioritario en la estrategia de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE), que destina unos 21 millones de francos por año para respaldar proyectos y programas de desarrollo en el país andino.

Félix Espinoza Reyes, La Paz

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