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La nueva Siria elige su primer parlamento sin Al Asad y sin participación popular

Beirut, 4 oct (EFE).- Siria celebra mañana, domingo, su primer proceso de elección de parlamentarios desde el derrocamiento del régimen de Bachar al Asad hace casi un año, una cita en la que no participará la población general y que se considera una prueba para las promesas de pluralismo de las nuevas autoridades.

De este proceso saldrá el primer órgano de representación sirio sin Al Asad, quien había gobernado desde la muerte de su padre Hafez en 2000 y bajo cuyo mandato los procesos electorales eran ampliamente considerados como una farsa dirigida a eternizarle en el poder, a él y a su partido nacionalista árabe Baaz.

Ahora, estas elecciones podrían ayudar a afianzar a su sucesor, Ahmed al Sharaa, que viene de debutar como líder del país en la Asamblea General de la ONU el pasado mes de septiembre, cuando hace apenas un año había una recompensa internacional multimillonaria por su cabeza.

Estas son las claves para entender el funcionamiento del nuevo sistema electoral y lo que está en juego:

1. Un proceso atípico

La primera Cámara de la nueva era estará integrada por 210 miembros, un tercio de los cuales serán elegidos a dedo por Al Sharaa y los dos restantes, por entes que son a su vez seleccionados por subcomités electorales para representar a un total de 62 circunscripciones en el país.

En términos prácticos, serán unas asambleas de notables locales las que elegirán entre sus miembros a quienes se sentarán en el nuevo parlamento.

No habrá, por tanto, ni sufragio universal ni participación popular.

La nación acudió a las urnas para sus últimas legislativas el verano pasado, apenas meses antes del colapso del régimen de Al Asad, y allí no hubo margen para sorpresas. La coalición liderada por el Partido Baaz arrasó con la mayoría de los escaños, como venía siendo habitual.

2. Miedo a un dejavú

El sistema emana piramidalmente del Comité Supremo para las Elecciones a la Asamblea Popular, que elige a los miembros de las asambleas de notables o «entes electorales».

Ese hermetismo hace temer que el proceso pueda favorecer la elección en exclusiva de figuras vinculadas a la administración paralela, que gobernó el último bastión opositor de Siria hasta la caída de Al Asad.

Conocido como el Gobierno de Salvación, sus líderes eran de la alianza islamista Organismo de Liberación del Levante de Al Sharaa. Varias de sus figuras ocupan ahora puestos clave en el Ejecutivo sirio de transición formado en marzo, como el Ministerio de Exteriores, en manos de Asaad al Shaibani.

3. Refugiados y logística

Conscientes de las críticas al sistema, las autoridades argumentan que se optó por este modo de elección ante la escasez de recursos para organizar una votación convencional o la falta de registros actualizados, pues el último censo data de 2004, años antes del estallido del conflicto y del consecuente desplazamiento masivo de personas.

Este éxodo también forma parte de sus razones para no convocar al electorado, pues la guerra civil obligó a unos 14 millones de sirios a abandonar sus hogares, alrededor de la mitad desplazados a otras zonas del país y los otros, al extranjero.

Desde la caída de Al Asad, casi 1,5 millones de desplazados internos han vuelto a sus zonas de origen, mientras que 850.000 refugiados lo han hecho desde países vecinos, según datos de la ONU.

4. Examen al pluralismo

La composición del nuevo Parlamento, que sustituirá al que fue disuelto a comienzos de año, también ayudará a determinar la solidez de las promesas de pluralismo e inclusión de las diferentes comunidades realizadas por las nuevas autoridades, vinculadas a la mayoría musulmana suní.

Por lo pronto, el Comité Supremo para las Elecciones ha suspendido la votación en tres provincias del país: la meridional Al Sueida, controlada por grupos de la minoría drusa; y buena parte de las nororientales Al Hasaka y Al Raqa, en manos de una autoproclamada administración autónoma liderada por la minoría kurda.

El órgano electoral ha argumentado que la decisión de posponer la votación en esas regiones hasta nuevo aviso se debe a los «desafíos de seguridad» y al hecho de que estos territorios escapan al control de las instituciones centrales.

5. Estallidos de violencia

Precisamente con esas comunidades mantienen las autoridades sus principales disputas internas en la actualidad, tras protagonizar el pasado julio en Al Sueida cruentos enfrentamientos con facciones drusas, en el marco de choques más amplios entre estas y clanes beduinos, con cientos de muertos.

Las fuerzas gubernamentales ya habían estado involucradas en otra oleada de violencia en la costa mediterránea del país en marzo pasado, en aquella ocasión con la minoría alauita, a la que pertenecía Al Asad.

Por su parte, los kurdos y, más concretamente, la alianza armada Fuerzas de Siria Democrática (FSD), siguen protagonizando algunos choques con facciones afiliadas al Gobierno, mientras las partes buscan aún sin éxito una solución al estatus de la región ‘autónoma’ kurdosiria en el noreste del país. EFE

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