
Los belgas de la moda que atraen cual imán sobre la pasarela de París
Abraham de Amézaga
París, 4 oct (EFE).- Las marcas belgas suelen estar presentes en el calendario oficial de la semana de la moda de París, y atraen cual imán a fieles seguidores. Dos de ellas, Ann Demeulemeester y Maison Margiela, no han faltado en esta ocasión, desvelando este sábado, por separado, sus propuestas primavera-verano 2026.
El negro es el color que se hace más presente en vestidos, chaquetas y pantalones, y coincidieron ambas, además, en mostrar mujeres y hombres sobre la pasarela.
En un antiguo convento, el de los Cordeliers, en pleno barrio latino de la ciudad del Sena y tapizado de negro, se presentó la colección que Stefano Gallici, responsable de la dirección creativa de Ann Demeulemeester, ha imaginado para las estaciones más cálidas del próximo año.
Acompañada de un sonido de persistente lluvia y música, el gris oscuro ha convivido con el amable rosa, en la primera parte del pase, para dar paso más tarde a una serie de chaquetas inspiradas en el universo militar decimonónico, y que acompañaban a pantalones vaqueros.
Mezcla de materiales en un mismo look, creando contrastes entre ellos, y donde también se han visto raya diplomática, plumas y cintas, que no hubieran dejado en absoluto indiferente a la Patti Smith de su periodo con Mapplethorpe, así como posterior.
En su desfile había maniquíes de diferentes estaturas que dejaron claro que el objetivo de la firma es vestir a personas, sin tener en cuenta un ideal concreto y estandarizado de la belleza.
Ann Demeulemeester, que dejó su firma en 2013, fue uno de los nombres de la escuela de Amberes, una de los seis grandes que despuntaron en la década de los 80 del pasado siglo, entre los que también se hallaban Dries Van Noten y Martin Margiela.
Precisamente, la firma que este último fundó, y que en la actualidad lleva el nombre de Maison Margiela, ha dado a conocer igualmente este sábado en París sus últimas propuestas.
Se trata de la primera colección de prêt-à-porter para la casa de Glenn Martens, sustituto del irremplazable y talentoso John Galliano.
Además del negro, ha apostado por el color, liso y estampado, y prendas como unas soberbias chaquetas nacidas para perdurar en el armario y sobre los hombros de sus afortunados portadores.
Creaciones las de estos nombres de origen belga y en concreto amberino, Ann Demeulemeester y Maison Margiela, que son fruto de un análisis desprejuiciado de la moda desde su prisma, y más que hacer de su estilo el referente de las masas, prefieren seguir vistiendo a fieles minorías con conocimiento del tema.
Por otro lado, la casa encargada de cerrar los desfiles de este sábado ha sido Balenciaga, con el debut de su nuevo director creador, Pierpaolo Piccioli.
Lo hizo con discretos guiños a algunos de los volúmenes del arquitecto de la costura, como se conocía a Cristóbal de Balenciaga, aunque con el ADN de Piccioli más que presente. Eso sí, nada que ver con la era Demna Gvasalia. EFE
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