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Colombia requiere la mediación de Suiza

Los colombianos encienden una vela como forma simbólica de reducir las tinieblas del cautiverio de los secuestrados. Keystone

La Fundación colombiana 'País Libre', pro víctimas de secuestro, pedirá al Gobierno de Álvaro Uribe que solicite la reanudación de la facilitación helvética para establecer un diálogo con los grupos armados.

Para la ONG, sin el acompañamiento de países como Suiza, es muy difícil conocer la situación de los 2.800 retenidos en cuya conmemoración el pueblo colombiano enciende este domingo una vela, “como una luz de esperanza”.

“Como acto simbólico, el 7 de diciembre encendemos una vela por cada persona secuestrada. Es una manera de decirles que no las olvidamos y que el mundo las espera, y es también una manera de mantener viva la luz de la esperanza”, explica a swissinfo Olga Lucía Gómez, directora ejecutiva de la Fundación ‘País Libre’.

Entre 1996 y 2007, la organización documentó 23.666 secuestros, perpetrados por diversos autores (principalmente las FARC, el ELN y los paramilitares, entre las fuentes establecidas), en su mayoría con fines lucrativos y en detrimento de población común y corriente.

“Son gente sin representatividad política, económica o de un especial nivel cultural. Personas de la clase media, menores, amas de casa, que quieren vivir en paz y que desafortunadamente tuvieron que sufrir el flagelo del secuestro. Por eso, a ellos, a los que nadie reconoce, de los que todos se olvidan, ‘País Libre’ dedica esta conmemoración”.

De visita en Suiza en el marco de una gira que incluyó Suecia y que continúa en Francia, la responsable de esa ONG presentó a las autoridades de Berna -y enviará a la Casa de Nariño- una petición de la sociedad civil colombiana para restablecer la mediación externa en la búsqueda de la paz.

Delito de lesa humanidad

“Sin la veeduría, sin el acompañamiento de otros países, como Suiza, es muy difícil conocer realmente la situación de las víctimas del secuestro y es muy difícil avanzar en las condiciones que vuelvan a facilitar los diálogos con los diferentes grupos armados, especialmente las FARC y el ELN”, advierte.

Cabe recordar que este año el Gobierno de Bogotá suspendió la mediación de Suiza y Francia como facilitadores para la paz. “Pediremos que esos canales se vuelvan a abrir”. ‘País Libre’ pretende también que Colombia y Suiza sumen esfuerzos ante la ONU para considerar al secuestro un delito de lesa humanidad.

Con su periplo, la responsable de ‘País Libre’ busca sensibilizar sobre el problema del secuestro en Colombia, su gravedad para la vida social y política; comentar los avances en su lucha (de 3.572 casos en 2000 a 521 en 2007) y renovar el pedido de colaboración “porque de todas maneras seguimos teniendo muchos cautivos”.

Su agenda en Suiza incluyó reuniones con parlamentarios, responsables del Ministerio de Exteriores y ONG locales. Encuentros que calificó de positivos. “Son personas que conocen Colombia y creo que hay una preocupación genuina por el tema de ‘País Libre’, que es el tema de las víctimas de secuestro.

Atención y reconstrucción de Memoria

En efecto, nacida en 1991 con el propósito de brindar apoyo a las personas que sufrían el rapto de algún ser querido y que no tenían a dónde recurrir, ni sabían qué hacer, la ‘Fundación País Libre’ se ha convertido en entidad de referencia. Merced a su impulso, por ejemplo, el delito de secuestro es castigado con 40 años de cárcel en Colombia y las víctimas del flagelo reciben apoyos del Estado.

Dada la complejidad del fenómeno del secuestro, con “raíces que se hunden en lo social, lo económico y lo político”, ‘País Libre’ ha ampliado su margen de acción con investigaciones, bases de datos, asesoría y, más recientemente, un trabajo para la reconstrucción de la Memoria.

“Si uno no hace memoria, no dignifica a sus víctimas de todas las atrocidades sufridas, está condenado a repetirlo de alguna manera”, advierte nuestra interlocutora.

Y el drama del secuestro es tal que no sólo desequilibra a la familia, sino que rompe el tejido social. “La gente se vuelve muy desconfiada, no sabe si denunciar o no, hay un gran temor (…) hay discusiones en el seno de las familias sobre si vender el negocio común para pagar el rescate…”

La pena de ignorar dónde está un ser querido

Pero la retención forzada de las personas, impone una factura que rebasa de lejos el aspecto financiero. Tiene implicaciones de orden psicológico, moral, de pérdida de la dignidad, identidad, intimidad.

‘País Libre’ ha recogido testimonios de víctimas de toda suerte de acciones degradantes, amén de la tortura de exposición a combates o de simulacros de entierros nocturnos, entre una amplia gama de abyecciones.

Empero, los estudios de la ONG muestran “que tal vez sufre más la familia y presenta a veces mayor daño psicológico que el secuestrado, porque el secuestrado sabe que está vivo, sabe en lo que está, mientras que la angustia de los familiares de no saber qué ha pasado, la impotencia de no poder liberarlos y a veces (en el caso de menores, por ejemplo), un sentimiento de culpabilidad, generan un daño psicológico enorme”.

Una dolorosa readaptación

Es una pesadilla que sólo conoce el principio… “Generalmente la gente piensa que acabado el secuestro se acabó el problema, pero vemos con mucha preocupación que una es la etapa del cautiverio y otra la posterior a la muerte o la liberación”.

Después de 4, 6 o hasta 10 años de aislamiento la persona regresa a un mundo que no es el mismo, donde no sólo debe adaptarse a los cambios de la familia –y ésta a los suyos- sino que tiene que adaptarse a sus propios cambios “y esto a veces implica un proceso tan difícil como el mismo cautiverio”.

“El secuestro tiene una experiencia de sufrimiento muy grande (…) Es un delito altamente rentable y muy poderoso porque doblega voluntades”.

De ahí, concluye Olga Lucía Gómez, que “hay que ser más creativo en la lucha por encontrar soluciones, desde lo pacífico, la legalidad y la institucionalidad, para acabar con este flagelo del siglo XXI”.

swissinfo, Marcela Águila Rubín

Ingrid Betancourt, retenida por las FARC hasta julio pasado, tras seis años y medio, realiza una gira por América Latina en favor de la liberación de las personas secuestradas.

“En la época previa a la Navidad, el cautiverio es aún más duro”, ha señalado.

‘País Libre’ confía en que el testimonio de la ex candidata a la Presidencia colombiana contribuya a crear conciencia sobre los secuestrados “de los que nadie habla”.

Nació en 1991 merced al incremento de los secuestros en Colombia, y en respuesta a la ‘Carta a un secuestrado’, publicada en el diario ‘El Tiempo’ por Francisco Santos, quien estuvo durante ocho meses en poder del grupo ‘Los Extraditables’, comandado por el narcotraficante Pablo Escobar.

Es una ONG que brinda asistencia integral a las víctimas del secuestro, la extorsión y la desaparición forzada.

Busca contribuir a que en Colombia se tome conciencia de la gravedad del secuestro y la importancia de combatirlo.

Entre otros, ha recibido el Premio Sakharov 2006, del Parlamente Europeo, por la lucha en pro de los derechos humanos y el reconocimiento al mérito de la Oficina de Coordinación de Seguridad de la ONU.

Desde 1992 ha prestado asistencia a más de 5000 secuestrados y sus familias, ayudándolos a superar el drama y el impacto de este delito.

Elaboró y promovió el Proyecto de Ley Antisecuestro, que aumentó a 40 años la pena por el delito de secuestro, en 1993, con el respaldo de más de un millónde firmas.

En el 2004 denunció ante la Corte Penal Internacional, al Estado Colombiano por su ineficacia para juzgar a los integrantes de las cúpulas de las organizaciones armadas ilegales FARC-EP, ELN, AUC y ACC.

“Es una forma moderna de esclavitud en términos de la mercancía, con un agravante, si no es comprada o vendida, algo le va a pasar a un tercero y ese tercero puede ser un país entero”.

Es altamente poderoso porque es tan antinatural, tan indigno poner a alguien en esa situación, que desafortunadamente tiene una efectividad en términos de presión muy fuerte.

La desarticulación de los grupos armados que más se dedicaban a secuestrar en Colombia y el repudio de la sociedad civil a ese fenómeno, han incidido en la reducción sustancial del ilícito en los últimos años.

“Hay una mayor solidaridad de todos los colombianos frente a los cautivos. Hace unos 10 años ése era el problema de las víctimas y de unos cuantos, ahora hay un mayor involucramiento de la sociedad civil y de la ciudadanía en el repudio y la exigencia de la liberación de los secuestrados”.

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