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Una mirada suiza sobre las protestas en Brasil

Cerca de 300 personas en Suiza siguieron el ejemplo de los manifestantes brasileños. Keystone

A un año del Mundial de Fútbol, Brasil vive un momento delicado. Las protestas multitudinarias reflejan el descontento que reina en el país. El politólogo suizo, Rolf Rauschenbach, de la Universidad de São Paolo, explica cómo esta frustración general puede traducirse en reivindicaciones políticas concretas.

El movimiento de protesta ha acaparado la atención del mundo entero. Las redes sociales se han hecho eco de la noticia desbancando a un segundo plano la cobertura periodística de los medios tradicionales.

Ciudadanos de a pie han salido a la calle enarbolando banderas blancas en señal de paz para reclamar que se reduzcan las tarifas del transporte público, mejore la seguridad, la educación y la sanidad, y para exigir la dimisión de la presidenta Dilma Rousseff. El pasado 20 de junio, Zúrich fue escenario de la primera manifestación de brasileños celebrada hasta ahora en Suiza.

Entrevista con el politólogo suizo Rolf Rauschenbach, que desde hace cuatro años trabaja como investigador en la Universidad de São Paolo.

swissinfo.ch: ¿Era previsible que las protestas alcanzaran tales dimensiones?

Rolf Rauschenbach: Siempre ha habido manifestaciones, pero nunca tan multitudinarias. Personalmente, me sorprendió ver que tanta gente  saliera a la calle, aunque pensaba que algo así podía ocurrir. Son tantos los problemas y tan grandes que lo curioso es que las protestas no estallaran antes.

Este lunes, la organización Solidar Suisse entregó al presidente de la FIFA, Sepp Blatter, una petición suscrita por 28.000 personas que exigen un Mundial de Fútbol justo en Brasil.

En particular, el documento solicita que la FIFA “asuma sus responsabilidades” y abogue por el respeto de los derechos humanos en Brasil y la eliminación de la explotación.

Según Solidar Suisse, al menos 200.000 personas han sido forzadas a abandonar sus hogares desde que comenzaron los trabajos. Además, decenas de miles de vendedores ambulantes han perdido su licencia.

Desde hace dos semanas, los brasileños denuncian las deficiencias de los servicios públicos, mientras el Estado ha gastado 13.500 millones de francos para el Mundial de 2014. Hasta ahora, la FIFA se ha limitado a declarar que se trata de un problema interno.

swissinfo.ch ¿Se acabó la pasividad? ¿Por qué tardaron tanto los brasileños en manifestarse?

R.R.: En los últimos años, Brasil ha avanzado mucho y todos se han beneficiado de este desarrollo. Ha aumentado el poder adquisitivo de la población, pero también los problemas como la contaminación y el tráfico. Aunque no se percibe un descontento generalizado y las condiciones materiales han mejorado, hay gente que lucha por sobrevivir.

En cuanto a las protestas, cabe señalar que en un país con una población de 200 millones de habitantes, 200.000 manifestantes son relativamente pocos. El movimiento Diretas Jà (en 1984-85 fue partidario de la elección directa del presidente de Brasil) congregó a cerca de un millón de personas. La pasividad que manifestaba hasta ahora la gente tiene también que ver con la frustración y la desconfianza hacia la clase política, con la sensación de que no se puede cambiar nada.

swissinfo.ch: ¿Cree que la primavera árabe ha influido en las protestas brasileñas?

R.R.: Seguramente, pero resulta difícil decir por qué. No se puede cuantificar, aunque está claro que las imágenes de la primavera árabe son en cierto modo una fuente de inspiración. Las personas comprenden que existe el instrumento de la protesta y que puede funcionar, aunque no son muy conscientes de lo que están haciendo. No quiero ser pesimista, pero la situación política global no es de las mejores. Y esto genera descontento y desorientación.

La protesta es la forma más elemental de expresar la frustración. A los intelectuales no les gusta reconocerlo, pero hay también un elemento lúdico en las manifestaciones. Es el deseo de congregarse y de estar juntos, un comportamiento animal y casi erótico, como escribe el filósofo Elias Canetti en Masa y poder.

El pasado 20 de junio, cerca de 300 brasileños se congregaron en la céntrica Helvetiaplatz de Zúrich. Fue la primera manifestación hasta ahora en Suiza. Los manifestantes llevaban pancartas similares a las de sus conciudadanos en Brasil y cantaron el himno nacional.

swissinfo.ch: ¿En qué puede desembocar esta oleada de protestas?

R.R.: Generalmente, estas protestas suelen ser pasajeras y por definición no logran establecer un poder formal. Hasta ahora han tenido un éxito relativo. El precio de los billetes del autobús ha bajado en varias ciudades. Pero hay cosas más importantes que ahorrar 20 céntimos en el transporte. Y ahí reside la dificultad. Es legítimo reivindicar una mejor educación y sanidad, más seguridad y un mejor transporte público. Pero no es suficiente manifestarse para obtener mejoras. El movimiento se halla en una fase crítica. Todos estos elementos afectan la vida diaria y están interrelacionados.

swissinfo.ch: ¿Qué cabe esperar de esta movilización?

R.R.: La protesta tiene una naturaleza informal. Se necesita transformar y formalizar las reivindicaciones. En São Paolo, la ley orgánica municipal estipula que una iniciativa popular requiere el respaldo del 5% del electorado y la aprobación del Consejo Municipal.

En Suiza, por ejemplo, para lanzar una iniciativa popular se necesita que cerca del 2% del electorado la apoye. El siguiente paso en Brasil podría ser exigir que se reduzca esa tasa del 5% para facilitar las consultas populares directas.

Se puede cuestionar la legitimidad de una manifestación que reúne a 100.000 personas. Una manera de contornar esa cuestión es organizar una consulta popular, proponer referendos y plebiscitos para formalizar las reivindicaciones.

Ficha Limpa o Ley complementaria no. 135 de 2010 es una enmienda de la Ley de condiciones de inelegibilidad de 1990, que nació de un proyecto de ley de iniciativa popular que lanzó la jueza Márion Reis. La iniciativa reunió 1,3 millones de firmas.

La ley declara inelegible durante ocho años a un candidato retirado de su mandato, haya dimitido para la casación o haya sido condenado por un órgano colegiado (con más de un juez), aunque la sentencia no sea definitiva.

Fuente: Wikipedia

 

swissinfo.ch: En Brasil ya se han celebrado consultas populares. ¿Cómo valora esas iniciativas?

R.R.: Es fácil convocar una consulta popular. Más difícil es organizar un proceso político. Es un trabajo que depende también de la buena voluntad de la élite política. Cabe recordar que la iniciativa popular Ficha Limpa (en 2009 logró imponer una ley contra la corrupción en la política), reunió 1,3 millones de firmas. En 2011, en el estado de Parà, en el norte del país, se celebró una votación popular para crear nuevos estados. La propuesta fracasó. Además de problemas logísticos, se cometieron errores de comunicación.

(Traducción: Belén Couceiro)

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