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Reducir el estrés, un activo empresarial

Uno de los retos actuales es reducir la sobrecarga de trabajo y aumentar la eficacia. Keystone

En Suiza, las enfermedades y ausencias laborales provocadas por estrés generan pérdidas económicas por 4.500 millones de francos suizos anuales.

Por ello, cada vez más empresas aceptan financiar “pausas masaje” y otras prestaciones que devuelvan el equilibrio y la productividad a sus empleados.

Todo comienza con un dolorcillo frecuente en el cuello y en la espalda; más café que de costumbre o algunos cigarrillos extra. De pronto insomnio una noche, dos… hasta que se vuelve habitual, y por supuesto, lo será también una sensación de agotamiento constante, incluso después de despertar.

Los griegos le dieron el nombre de “stringere”, que significa provocar tensión. Nosotros lo conocemos hoy como estrés y ocho de cada 10 trabajadores suizos lo ha sentido en algún momento.

A la economía helvética le cuesta 4.500 millones de francos suizos anuales debido a las enfermedades, ausencias, bajas y falta de rendimiento que provoca.

Entre los vecinos de la Unión Europea (UE) las cosas no pintan mejor: pérdidas por el equivalente a 285.000 millones de francos suizos anuales.

Y a la población activa (lo mismo ejecutivos que obreros) les mina el equilibrio personal, familiar y profesional.

La visión económica

La Secretaría de Estado de Economía (Seco) nos tiene acostumbrados a hablar de empleo, desempleo, crecimiento, recesión, pronósticos de inflación y comercio, pero no de bienestar o salud.

Sin embargo, en virtud de que el estrés se ha convertido en un problema laboral de alto rango, los expertos de la Seco se pusieron manos a la obra desde el año 2000 al realizar el trabajo denominado “El costo del estrés en Suiza”.

Se basó en una encuesta aplicada por investigadores de Ginebra y por la Universidad de Neuchatel, quienes a partir de una muestra de 906 personas (consultadas vía telefónica) y de entrevistas detalladas a domicilio con otros 160 individuos, arrojaron conclusiones muy interesantes.

Por ejemplo, según sus datos (actualizados en 2004) son 3,2 millones de trabajadores los que han experimentado algún grado de estrés en su vida, los mismos que generan las pérdidas económicas de 4.500 millones de francos, ya citadas.

El 26% está sometido a un elevado grado de estrés permanente, otro 56% sólo en algunos periodos del año, y sólo un 18% considera que su trabajo no le genera tensión.

Dos datos más: las mujeres son más proclives al estrés que los hombres, y los obreros o mandos son igualmente afectados por este mal, que los directivos de primer nivel.

Deterioro de la salud

Uno de los riesgos más importantes del trabajo bajo presión y/o en condiciones poco propicias (a nivel de instalaciones, ambiente, etcétera) es el impacto que todo esto tiene para la salud.

De acuerdo con los hallazgos de la Seco, dentro de la población activa del país, el estrés es responsable de: 21% de los casos de dolor de espalda; 18% de dolor de nuca; 10% de problemas de mala circulación (várices); 8% de los problemas de úlceras estomacales y constipación gastrointestinal; y 15% de la baja de defensas que facilita el contagio de enfermedades respiratorias.

A nivel emocional, aunque no esté documentado a niveles porcentuales, el estrés provoca nerviosismo, crisis, angustia y sensación de malestar, en general.

Intelectualmente, perturba la concentración que se requiere para el desarrollo del trabajo, lo que entraña errores y olvidos; así como dificultad para la toma de decisiones.

Algunos efectos complementarios son, por ejemplo, la modificación en las conductas alimenticias, agresividad, y/o aislamiento.

Introspección empresarial

Así, un problema que en primera instancia parece “personal” dejó de serlo para cobrar dimensión empresarial y nacional.

La Agencia Europea por la Seguridad y la Salud en el trabajo, se ocupó del asunto desde 1999.

En Suiza, las primeros focos ámbar se encendieron en el año 2000, a través del trabajo ya citado de la Seco.

Y cada vez más empresas helvéticas, conscientes del problema y sus secuelas, ofrecen a sus empleados técnicas para la recientemente llamada “administración del estrés”.

Por ejemplo, pausas para masajes realizados en la oficina y pagados por el empleador, con objeto de reducir la tensión y maximizar el rendimiento de la planta laboral.

Algunas de las empresas que han apostado por lo anterior son la multinacional del aluminio Alcoa (en Lausana), que ofrecerá a partir del 2006 a sus empleados un masaje de 15 minutos (sentados) durante su jornada laboral, al menos una vez por semana.

Y empresas como Swisscom y Hewlett Packard en Suiza, conscientes de la importancia de atender este tema, también ofrecerán facilidades semejantes a sus equipos de trabajo.

Asimismo existen facilidades o financiamiento de instalaciones como gymnasios, piscinas, reuniones mensajes de interacción, etcétera.

La nueva industria de la salud

Todo lo antes citado ha permitido que empresas como Grinberg Internacional, Cultura Zen, la Escuela de Masaje de Ginebra o la Federación Suiza de Masajistas, entre otros, echen mano de todo tipo de técnicas para ofrecer servicios adaptados a las necesidades de los empleados y las empresas.

Conjugan yoga, masaje holístico, teoría de la Gestalt, medicina china, Chi Kong, reflexología e incluso, la meditación zen, para ayudar a los trabajadores a reducir los niveles de tensión a los que están sometidos.

La opción más solicitada es, sin duda, el masaje breve (no más de 20 minutos) realizado a través de digitopuntura (derivación de la acupuntura, pero realizada exclusivamente con la presión de las yemas de los dedos), que puede ejercerse en cualquier sitio porque sólo exige que la persona esté sentada y completamente vestida.

¿Cuál es el costo que absorbe una empresa por ofrecer una prestación así?

Un masaje con estas características tiene un costo de entre 20 y 30 francos suizos aproximadamente. Por lo tanto, implica un desembolso de entre 80 y 120 francos suizos mensuales por empleado.

¿Elevado?

Cada día que un trabajador se reporta como enfermo y no se presenta a trabajar, le cuesta a la empresa entre 250 y 500 francos, como promedio.

Que cada uno haga sus cuentas.

swissinfo/Andrea Ornelas

· Un total de 3,2 millones de trabajadores suizos han estado sometidos a estrés alguna vez en su vida.

· Las pérdidas económicas derivadas de la tensión física y emocional de los trabajadores suman 4.500 millones de francos suizos anuales, según la Seco.

· En la Unión Europea ascienden a 285.000 millones de francos.

· El 21% de los casos de dolor de espalda y 18% de los de dolor de nuca, en la población activa, son provocados por el estrés.

· La globalización, incluido el creciente grado de competencia y productividad que exige a las empresas y trabajadores, se ha traducido en estrés para todas las partes.

· Mina la salud física, emocional y psicológica de los trabajadores, problema que se convirtió ya en un foco ámbar para los empresarios, ya que reduce el rendimiento de sus empleados.

· Cada vez más empresas suizas están dispuestas a mejorar la calidad de trabajo de sus empleados.

· Se multiplican las “pausas masaje” pagadas por el empleador, el financiamiento de servicios de gimnasio o reestructuraciones organizacionales que equilibren mejor el binomio trabajo-salud emocional.

· Una nueva industria de la salud prolifera en Suiza a través de empresas que conjugan masaje, medicina china, e incluso, psicología.

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