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Una medida con efectos muy variables

La restauración es uno de los sectores con salarios bajos. Thomas Kern / swissinfo.ch

La idea de establecer un salario mínimo gana terreno en Suiza, pero también suscita controversia. Y los estudios internacionales disponibles tampoco ayudan a desenredar la madeja. Yves Flückiger, director del Observatorio Universitario del Empleo, en Ginebra, explica las razones.

El Parlamento helvético debatirá próximamente la introducción de un salario mínimo, propuesta que el pueblo votará previsiblemente en 2014. No obstante, la iniciativa popular Para la protección de los salarios justos (iniciativa sobre el salario mínimo) ya es objeto de encendidos debates.

El texto quiere fijar un salario mínimo de 22 francos la hora, lo que equivale a aproximadamente 4.000 francos mensuales por un trabajo a tiempo completo. Se trata de una cifra que habrá que “adaptar periódicamente a la evolución de los precios y salarios en la medida en que no debe ser inferior al índice de las pensiones del seguro de vejez y supervivencia (AVS)”.

Los cantones del Jura y Neuchâtel aprobaron recientemente en las urnas establecer un salario mínimo legal, un asunto que sigue pendiente en otras regiones de Suiza.

Desde hace unos años, los salarios decentes centran el debate político en Suiza. Los sueldos astronómicos que perciben los altos ejecutivos han desatado polémica y han motivado dos iniciativas populares.

La primera –Contra las remuneraciones  abusivas, del empresario de Schaffhausen, Thomas Minder- consiguió el respaldo del 68% de los votantes el pasado 3 de marzo. La segunda – 1:12 – a favor de salarios justos, de los Jóvenes Socialistas-, se votará previsiblemente de aquí a fines de año.

Con el fin de asegurar por ley unos ingresos mínimos, la Unión Sindical Suiza (USS) ha lanzado una tercera: Para la protección de salarios justos (iniciativa sobre un salario mínimo).

Otras exigen establecer un salario mínimo a escala cantonal. Todas ellas tienen su origen en la Suiza de habla francesa, donde la crisis y el desempleo han calado más hondo que en al Suiza de expresión alemana. Hasta ahora se han votado cuatro iniciativas. Los cantones de Ginebra y Vaud (Lausana) han rechazado el salario mínimo; Neuchâtel y el Jura lo han aceptado.

De aquí a fines de año, el Valais votará la introducción de un salario mínimo de 3.500 francos mensuales. En el Tesino, los Verdes acaban de lanzar una iniciativa calcada sobre el modelo del Jura.

swissinfo.ch: ¿A qué factores atribuye la reivindicación de un salario mínimo en Suiza?

Yves Flückiger: Creo que hay dos razones principales: en primer lugar, los temores de dumping salarial que desataron los acuerdos bilaterales entre Suiza y la Unión Europea (UE) y, en segundo, las elevadas remuneraciones que perciben algunos directivos de empresas.

En mi opinión, la libre circulación de personas no ha acarreado dumping salarial. Sin embargo, es un tema omnipresente en el debate político. Y las denominadas remuneraciones abusivas que cobran los altos ejecutivos son motivo suficiente para que se hable automáticamente de los ingresos más bajos.

swissinfo.ch: A escala internacional, abundan los estudios sobre el impacto de un salario mínimo, pero sus conclusiones se contradicen. Algunos destacan que tiene un efecto positivo sobre el empleo; otros hablan de las consecuencias negativas. ¿Cómo verificar su fiabilidad?

Y.F.: No es que las conclusiones sean contradictorias, sino que los estudios analizan contextos nacionales, mercados laborales y niveles de salario mínimo completamente distintos. Además, en algunos casos, el salario mínimo concierne a la población activa a partir de los 20 años, en otros, al conjunto de la población.

Hasta finales de los años 1980, los estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) llegaban a la conclusión de que los salarios mínimos tenían un impacto negativo. Posteriormente, las investigaciones llevadas a cabo en Estados Unidos demostraron que el impacto podía ser positivo en términos de generación de empleo y de paro.

Hoy, la OCDE reconoce que el salario mínimo puede ser una medida de reinserción laboral. De hecho, es una forma de garantizar que un puesto de trabajo sea una opción más alentadora que medidas como la asistencia social o la indemnización por desempleo, especialmente para las familias monoparentales.

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swissinfo.ch: ¿Hay estudios realizados en otros países que pueden servir de base para pronosticar el impacto de un salario mínimo de 4.000 francos en Suiza?

Y.F.: Resulta extremadamente difícil establecer comparaciones internacionales. Se trata de una cuestión muy complicada a la que no podemos dar una respuesta sencilla. Reitero, cada situación es diferente y, por ende, también su impacto.

Se puede medir el efecto en términos de número de personas afectadas y los costes que representa para las empresas, pero es muy difícil determinar el impacto sobre el empleo.

Lo que sí podemos decir es que, en comparación internacional, el salario mínimo que prevé la iniciativa es bastante elevado. Asciende a 4.000 francos mensuales sobre un salario medio que en Suiza ronda los 6.000 francos mensuales, lo que equivale a cerca de dos tercios.

Cabe destacar, además, las disparidades salariales que existen de una región a otra. Por ejemplo, el sueldo medio en el cantón del Tesino ronda los 5.400 francos, mientras que en Zúrich asciende a 6.500 francos. Fijar un salario mínimo de 4.000 francos para el conjunto de Suiza tendría una repercusión mayor en el Tesino que en Zúrich.

Y esto vale también para los diferentes sectores económicos. En un sector donde el salario medio ronda los 4.000 francos mensuales implicaría subir el suelo a la mitad –o incluso más de la mitad- de los trabajadores. Obviamente, el impacto sería importante, pero podría repercutir negativamente en el empleo. Esto se aplica, por ejemplo, a los servicios de limpieza, donde el salario medio asciende a 3.700 francos mensuales, o la hostelería y restauración, donde un trabajador cobra en promedio 4.100 francos.

Es vicerrector de la Universidad de Ginebra, director del Observatorio Universitario del Empleo, así como profesor de Economía Laboral, Organización Industrial y Finanzas Públicas.

También es miembro asociado del Centro Interuniversitario para Riesgos, Política Económica y Empleo de la Universidad de Quebec, en Montreal.

A lo largo de su carrera, fue investigador asociado de las Universidades de Harvard (EEUU) y Oxford, así como profesor invitado en las Universidades de Friburgo, Lausana y Deakin (Australia).

swissinfo.ch: ¿El modelo que ha adoptado el cantón del Jura de salarios mínimos por sectores es más apropiado en el caso helvético?

Y.F.: Sí. Una de las mayores dificultades reside en determinar un salario mínimo para el conjunto del país, cuando la carestía de vida varía mucho de una región a otra. La iniciativa aprobada en el Jura se adecua más a las diferencias sectoriales y regionales, así como a un mercado laboral cuya organización reposa en los convenios colectivos de trabajo (CCT).

No olvidemos que en Suiza se fijan salarios mínimos en el marco de un CCT que varían según el sector y la región. Lo que procedería ahora es establecer paulatinamente mínimos salariales en todos los CCT y ampliar el alcance de los mismos. Hemos progresado con las medidas de acompañamiento a la libre circulación de personas, pero deberíamos avanzar más en esta dirección.

swissinfo.ch: ¿La introducción de un salario mínimo puede debilitar el pacto social y los CCT?

Y.F.: No creo. Los CCT regulan muchos aspectos, no únicamente la cuestión salarial. Algunos ni siquiera la mencionan. Creo que si Suiza ha superado situaciones económicas difíciles, en gran parte es gracias a un modelo de mercado laboral basado en negociaciones descentralizadas entre los agentes sociales. Esta fórmula facilita la búsqueda de soluciones apropiadas a cada caso. El diálogo social es aún un pilar fundamental.

El aumento del salario mínimo de 7,25 a 9 dólares la hora es uno de los puntos principales de la agenda que ha anunciado el presidente Barack Obama para su segundo mandato en la Casa Blanca. Esto corresponde a cerca del 40% del salario medio.

Si la medida se aplicara en Suiza, el salario mínimo rondaría los 2.400 francos mensuales. Pero es imposible comparar dos países cuyas situaciones son extremadamente diferentes, apunta Yves Flückiger.

Además, Estados Unidos utiliza el salario mínimo como un instrumento de política macroeconómica: se intenta incrementar el poder adquisitivo de los segmentos más desfavorecidos de la población, de manera que los incrementos salariales contribuyan a relanzar el consumo, explica el profesor de Economía.

(Traducción: Belén Couceiro)

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