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El tabaquismo, ¿enfermedad o despilfarro?

Las autoridades aceptaron la clasificación como enfermedad la dependencia a la nicotina. Keystone

A raíz de una decisión del Tribunal Federal (TF), la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP) concluyó que la adicción a la nicotina puede ser considerada como una enfermedad. El seguro básico, que no paga ningún medicamento antitabaco, tendrá que hacerlo bajo criterios a definir.

A raíz de una decisión del Tribunal Federal (TF), la Oficina Federal de Salud Pública (OFSP) concluyó que la adicción a la nicotina puede ser considerada como una enfermedad.  El seguro básico, que no paga ningún medicamento antitabaco, tendrá que hacerlo bajo criterios a definir.

“Esta decisión es un acontecimiento histórico ya que otorga a la prevención el lugar que le corresponde”, declaró Jean Charles Rielle a la Radio Suiza de expresión francesa.

Médico del Centro de Información para la Prevención del Tabaquismo en el cantón de Ginebra (CIPRET), el diputado socialista acogió con beneplácito esa “ayudadita económica” para los fumadores que quieren salir de la dependencia.

La OFSP debe reconsiderar su veto

El pasado 4 de agosto, el TF dijo que la adicción al alcohol, al igual que a la heroína, puede ser considerada como una enfermedad. En su fallo, concluyó que “bajo ciertas condiciones”, la adicción a los cigarrillos puede ser considerada como una enfermedad.  En esos casos, las aseguradoras deben reembolsar los medicamentos antitabaco destinados a la desintoxicación.

De hecho, la Corte Suprema de Justicia dio parcialmente razón a la empresa  Pfizer, que pedía que su producto antitabaco Champix (o Chantrix) fuera incluido en la lista de medicamentos reembolsados por el seguro básico.

El gigante farmacéutico había recibido la negativa de la Oficina Federal de Salud Pública (BAG) en 2008 y en 2010, del Tribunal Administrativo Federal. El TF cedió: la OFSP debe revisar su veto. Ya lo está haciendo, según el portavoz de la dependencia, Daniel Dauwalder.

“Un mensaje negativo”

Por su parte, las aseguradoras del sector salud consideran que la decisión constituye un “mensaje negativo”. “Nosotros cubrimos el riesgo de la enfermedad y no la prevención no, que no es un riesgo. La prevención es un acto de responsabilidad individual. No se puede cargar todo a la colectividad, de lo contrario se nacionaliza cualquier comportamiento”, dijo Yves Seydoux, portavoz del Groupe Mutuel.

¿Si el alcoholismo es considerado como una enfermedad por qué no el tabaquismo? “Los efectos del cigarro no son los mismos que los del alcohol, que altera el comportamiento y produce efectos colaterales a veces dramáticos, mientras que las consecuencias del consumo de tabaco son las que resultan peligrosas para la salud. Es una cuestión de libre elección”, indicó Seydoux.

Para Jacques de Haller, presidente de la Asociación Suiza de Médicos (FMH), esta visión es un poco corta. “En el aspecto médico, las dos patologías son diferentes, pero ambas son dependencias. El fumador es enganchado por el tabaco que le hace perder su libre albedrío y puede acortar significativamente su vida”. Alude también al “verdadero problema del tabaquismo pasivo”.  

Yves Seydoux responde al evocar “ese fenómeno de nuestras sociedades, en el que la ciencia médica realiza investigaciones cada vez más profundas y establece cada vez más criterios para la enfermedad. Resultado: Se reduce cada vez más el umbral ya que se pueden crear condiciones y criterios científicos a voluntad”.

Criterios económicos

Corresponde ahora a la OFSP determinar cuándo puede el tabaquismo constituir una enfermedad en razón del tratamiento que necesita para la desintoxicación.  Luego habrá que decidir sobre “el segundo criterio fundamental”: el carácter económico del tratamiento.

Es aquí donde Jacques de Haller considera positiva la decisión del TF. “El problema de los tratamientos no reconocidos por las aseguradoras afecta principalmente a aquellos que más los necesitan, es decir, las clases económicas más bajas, ya penalizadas socialmente”.

Para el presidente de la FMH, esos “determinantes socio-económicos” producen ya una gran desigualdad frente a la muerte, ya que “las diferencias en la longevidad puede ser de ocho a diez años”, según el estatus social de cada uno.

La decisión del TF tiene que ver con el Champix que, de acuerdo con la CIPRET, duplica las probabilidad de dejar el cigarro en tres meses para los fumadores empedernidos. Pero ello, a condición que ese polémico fármaco sea bien tolerado, advierte Gianfranco Domenighetti, profesor en Economía de la Salud en la Universidad de la Suiza de expresión italiana. “Según un estudio canadiense, ese medicamento aumenta en 73% el riesgo cardiovascular”.

Ese problema de tolerancia y de eficacia también se encuentra en otros tratamientos existentes,  los substitutos nicotínicos o el Zyban, un antidepresivo utilizado en la lucha contra la adicción. Más importante aún, dice Jacques de Haller, “su eficacia no está garantizada al 100%”.  

Una aplicación rigurosa

Yves Seydoux espera que la aplicación de la decisión del TF sea “rigurosa”.  “La OFSP tiene un margen de maniobra suficiente para que no se convierta en un libre mercado y que la noción de responsabilidad individual de las personas frente a las consecuencias del tabaco se mantenga en la cabeza de la gente”, subraya el portavoz del Groupe Mutuel.  

Algunas voces, en particular del Parlamento, sugieren reembolsar los gastos del tratamiento antitabaco solamente en caso de éxito. Jacques de Haller se muestra escéptico ante el hecho de “pretender pagar en función del éxito de la terapia, mientras que la eficacia no está garantizada al 100%”.

¿Las empresas de seguros por enfermedad contemplan entonces penalizar a los fumadores, por ejemplo, con un aumento de las primas?  “No, es imposible  espiar a la gente. La sociedad debe aceptar que hay desviaciones y solamente  puede poner freno a las consecuencias de estas desviaciones”, dice Yves Seydoux.

Jacques de Haller concluye que la solución es, en todo caso “más política que médica”: “La manera más eficaz es aumentar el precio de la cajetilla de cigarrillos. A cada aumento disminuye el número de fumadores”.  

El consumo de tabaco se difundió en el mundo a raíz del descubrimiento de América en el Siglo XVI.

Inventado en Oriente, el cigarrillo fue introducido en Europa en el Siglo XIX por los turcos durante la Guerra de Crimea.

Se desarrolló de manera exponencial desde las guerras mundiales del Siglo XX, especialmente la segunda.

En 2010, el 27% de la población suiza de entre 14 y 65 años fumaba contra el 33% en 2001. 30% de los hombres fumaba y el 24% de las mujeres, contra el 37% y 30% en 2001.  Entre los jóvenes de 14 a19 años, 24% fumaba contra 31% en 2001.

La proporción de fumadores en Suiza aumentó entre principios y mediados de los años 90. Desde entonces ha disminuido.  

El Programa Suizo 2008-2012 tiene como objetivo reducir el índices de consumo de tabaco al 23%.

(Fuente: Encuesta de Suiza sobre el consumo de tabaco 2010)

Traducción, Marcela Águila Rubín

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