Informe Bergier: la economía suiza colaboró con el nazismo
Los ocho estudios presentados este jueves por la Comisión Independiente de expertos, 'Suiza Segunda Guerra Mundial', demuestran que industriales y empresarios de las ramas de la electricidad y de ferrocarriles contribuyeron con las potencias del Eje.
«Muchos industriales suizos desarrollaron durante el nazismo buenas relaciones con Alemania, con lo que colaboraron al despegue de la economía de ese país y, de esa manera, sostuvieron al régimen nazi», destacan las investigaciones del grupo de historiadores e investigadores.
Medio centenar de especialistas, reunidos bajo la égida de François Bergier estudian desde 1996 el papel que jugó Suiza durante la Segunda Guerra Mundial. En particular, el volumen y destino de los bienes que transitaron por este país antes y después de la guerra (en la época del nacional-socialismo).
De acuerdo con las 8 investigaciones divulgadas este jueves, para algunos dirigentes de empresas suizas no constituyó una preocupación el hecho de emplear trabajadores forzados en sus filiales alemanas.
Esas empresas se plegaron a la política racista de los nazis reemplazando a sus dirigentes judíos por ‘arios’. El informe sobre la industria química demuestra, sin embargo, las diferencias de actitudes según las firmas.
El grupo financiero de Basilea, Interhandel, antigua filial del gigante químico alemán IG Farben, absorbido por la UBS en 1967, es un caso particular. Las pesquisas que lo abordaron dan cuenta de una serie de indicios en torno a una estrecha colaboración con el sector empresarial nazi durante la guerra.
El suministro de energía eléctrica representa una de las principales colaboraciones de la economía suiza al Tercer Reich. Las investigaciones en esta área muestran, sin embargo, que la Confederación Helvética rehusó incrementar el abastecimiento a pesar de las crecientes demandas alemanas durante la guerra.
Tránsito norte-sur
El tránsito ferroviario a través de Suiza constituye otro servicio prestado a las naciones del Eje. Alemania pudo de esa manera entregar grandes cantidades de carbón a Italia, sin excluir el tránsito del material bélico. El estudio sobre el particular pone también de relieve que más de 180.000 trabajadores italianos fueron llevados a Alemania a través de Suiza.
Esos transportes se suspendieron luego de la ocupación de la península en 1943.
De acuerdo con otro informe, el sistema de compensación ‘clearing’ aplicada por el reglamento de intercambios comerciales suizos con Alemania e Italia permitió a esos países financiar sus compras, en particular las militares, sin tener que recurrir a sus reservas de divisas.
En efecto, durante la guerra, Suiza otorgó a esos países créditos ‘clearing’ por un total de 1,3 mil millones de francos. En compensación, las empresas suizas podían exportar sin riesgo.
Suiza sirvió también de puente para los bienes culturales procedentes de Alemania y de los territorios ocupados. El reporte respectivo indica no obstante, que Suiza acogió más objetos de arte que sus propietarios legítimos querían salvar (bienes en fuga), que obras robadas por los nazis (bienes espoleados).
Un octavo estudio realizado por la Universidad de Zúrich muestra que la prensa suiza de la época casi no criticó los lazos económicos con Alemania. Tampoco el asunto de los refugiados fue considerado como un problema político y los ocho periódicos analizados apenas le dieron un trato marginal.
La mayor parte de las personas que desempeñaron algún papel durante esa época no actuaron por convicción ideológica, según reveló el presidente de la Comisión, Jean-Francois Bergier en su introducción.
Los empresarios suizos tenían en cuenta la suerte de sus negocios ante la perspectiva incierta de la post-guerra. Señala que son pocos aquellos que amasaron un verdadero «provecho de la guerra».
Subrayó asimismo que los compromisos contraídos por los dirigentes suizos públicos o privados, no modificaron la determinación nacional de independencia, democracia y federalismo. Por el contrario, añadió, se observó, desde una política pragmática, y en medio de equilibrios precarios, una garantía de esos valores.
Por su parte. El gobierno suizo informó que no se pronunciará antes del inicio del año próximo sobre los estudios publicados.
Las tareas de la Comisión Bergier dan cumplimiento a una enmienda hecha por el parlamento helvético y deberán concluir a finales del año en curso, lo que permitiría obtener un nuevo informe para esa época y un reporte final para el primer semestre de 2002.
swissinfo y agencias
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