Muchos italianos sin hijos buscan ayuda en Suiza
La legislación italiana en materia de reproducción asistida es muy restrictiva. Son cada vez más las parejas sin hijos que acuden a un centro de fertilización en el limítrofe cantón del Tesino.
El problema en Suiza es que han disminuido drásticamente las donaciones de esperma.
A comienzos de este año entró en vigor en Italia una ley que restringe mucho el campo de actividad de la medicina reproductiva. Desde esa fecha se ha multiplicado el número de parejas italianas que acuden al centro de fertilización de Lugano.
“Nos percatamos del creciente interés cuando se cuadruplicaron los contactos diarios en nuestra página Web”, señala Michael Jemec, médico jefe del centro privado.
Prácticamente todos los días atiende a una pareja italiana en la consulta. Antes solían ser entre una o dos por semana. Jemec subraya, sin embargo, que los italianos fueron desde el comienzo la clientela meta de su centro.
En 1997 se fundó ProCrea en Bellinzona, que desde el 2001 tiene su sede principal en Lugano. Hoy casi el 70% de los pacientes son italianos.
Muy similar es la situación en el centro de fertilización de Locarno, que pertenece al hospital público La Carità. “Antes la lista de espera solía ser de dos o tres semanas. Ahora no puedo admitir a nuevos pacientes hasta finales de año”, explica el médico jefe Jürg Stamm. Las italianas representan entre el 80% y el 90% de sus pacientes.
Ventajas de la legislación
Los centros de fertilización helvéticos gozan de buena reputación por su profesionalidad, pero también les beneficia la situación legislativa en su vecino meridional. Y es que, a diferencia de Suiza, la ley italiana prohíbe la inseminación asistida con el esperma de un donante (inseminación heteróloga).
En Italia sólo se puede extraer un máximo de tres óvulos (antes eran nueve) para fecundarlos ‘in vitro’. Una vez fertilizados es obligatorio implantar los tres óvulos en el útero de la mujer. “Esto aumenta el riesgo de embarazos múltiples”, explica Jemec.
Otro inconveniente es que a menudo se tienen que realizar repetidas extracciones hasta conseguir la fertilización de los óvulos. En ProCrea se suelen extraer entre diez y doce óvulos, pero sólo se implantan dos en el útero.
Referéndum en Italia
Las parejas italianas pagan un precio elevado por las ventajas que les ofrecen los centros de fertilización suizos. ProCrea cobra 4.200 francos por cada tratamiento, a los que hay que sumar unos 2.500 francos de medicación, que los pacientes pagan de su propio bolsillo, ya que el seguro médico no cubre los gastos de la reproducción asistida.
Jemec, padre de cuatro hijos, asegura que las parejas italianas que acuden a su consulta en Lugano provienen de todas las clases sociales. “No se puede imaginar usted cuán grande es el deseo de ser padres en las parejas que no pueden tener hijos”.
ProCrea realiza cerca de 300 tratamientos por año. “Nuestro objetivo a largo plazo es alcanzar los mil ciclos de tratamiento”, afirma Jemec. Y la clínica privada Sant’Anna, de Lugano, se propone crear un instituto internacional de medicina reproductiva de aquí a fines de año.
Bancos de esperma
Pero también en Suiza existen restricciones en materia de fertilización artificial. La ley sobre reproducción asistida, vigente desde enero del 2001, prohíbe las donaciones anónimas de esperma. Esto significa que toda criatura concebida por esta vía tiene derecho a conocer la identidad de su padre biológico, una vez cumplidos los 18 años de edad.
Desde la entrada en vigor de la ley ha disminuido el número de donantes – entre los que solían abundar los estudiantes y académicos – porque temen sufrir consecuencias legales o que un día un desconocido llame a su puerta diciendo ‘Hola papá’.
La escasez de donaciones ha llevado a los centros de fertilización a importar esperma del extranjero. ProCrea lo trae de Estados Unidos con la autorización de la Oficina para Medicina de Trasplantes.
El donante estadounidense, los denominados “yesstoners”, señala Michael Jemec, no tiene inconveniente alguno de que se conozca su identidad. Y es que también los extranjeros están obligados a desvelar su identidad. Otra restricción es que con el esperma de un donante se pueden concebir máximo ocho hijos.
swissinfo, Gerhard Lob, Lugano
(Traducción: Belén Couceiro)
El 15% de las parejas tiene problemas de fertilidad.
Con el esperma de un donante se pueden concebir máximo ocho hijos.
Un tratamiento de fertilización asistida cuesta cerca de 4.000 francos.
La ley italiana muy restrictiva en materia de reproducción asistida ha generado un flujo de parejas sin hijos que buscan ayuda en los centros de fertilización del cantón Tesino.
La ley suiza prohíbe las donaciones anónimas de esperma. Desde su entrada en vigor en el 2001 han disminuido drásticamente las donaciones.
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