
Vietnam, la promesa asiática en busca de diversificación, recibe a Pedro Sánchez
Paloma Almoguera
Bangkok, 8 abr (EFE).- Vietnam, una de las economías más dinámicas de Asia, recibirá este miércoles al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, cuando el país busca alternativas ante la intensificación de la guerra comercial, sobre todo tras recibir uno de los aranceles más elevados por parte de EE.UU.
Sánchez estará en Vietnam en una simbólica fecha, cuando el 9 de abril entren en vigor los denominados aranceles «recíprocos» por parte de Washington, que en el caso de Vietnam ascienden al 46 % y en el de la Unión Europea se sitúan en el 20 %.
El presidente español se encontrará entonces manteniendo reuniones con la cúpula del gobernante Partido Comunista en Hanói, para concluir su viaje el jueves en la capital financiera, Ho Chi Minh.
Fábrica de China
Vietnam en principio ha pagado por la instalación en su territorio de fábricas chinas que emigraron para evitar los gravámenes de Washington a Pekín durante el primer mandato de Donald Trump (2017-2021).
Forma parte de la lista de países con nuevas tarifas más altas por parte de EE.UU., superado solo en la región por Camboya (49 %) o Laos (48 %), también «fábricas» de China.
La deslocalización china contribuyó a elevar el superávit comercial de Vietnam con EE.UU., que el pasado año llegó a un récord de 123.500 millones de dólares anuales, solo superado por China, la UE y México.
Atractivos de Vietnam
En vías de desarrollo, su PIB creció un 6,93 % en el primer trimestre del año, aunque lejos aún de su ambición de llegar el 8 % en 2025.
Tiene un Gobierno relativamente estable, liderado desde hace décadas por el Partido Comunista, mano de obra barata y es vecino de China, lo que permite acceso rápido al gigante y lo ha convertido en alternativa a la potencia en la cadena de suministro global.
Se ha consolidado como centro de fabricación regional de semiconductores y tiene las segundas mayores reservas del planeta de tierras raras, de las que China es el mayor productor.
Con décadas de crecimiento sostenido, Vietnam está abierto al exterior gracias en parte a su potente sector manufacturero y a la integración de su industria como plataforma de fabricación intermedia, según el Instituto de Comercio Exterior de España (ICEX).
También ha dado importancia al desarrollo de energías renovables, y en los últimos años ha generado alrededor de dos tercios de toda la solar y la eólica del Sudeste Asiático, según el Instituto Lowy.
Recortes y diversificación
Las empresas estatales tienen aún protagonismo en muchos sectores, y el país se ha propuesto acelerar las inversiones públicas y privadas e impulsar el sector manufacturero y el de alta tecnología.
Con más de 100 millones de habitantes, Vietnam tiene un consumo doméstico robusto y los analistas esperan que centre sus esfuerzos en fortalecerlo, mientras busca alternativas fuera para capear las tarifas de Trump, a quien ha pedido dialogar.
Vietnam trata de disminuir su peso como punto de transbordo de las ventas chinas a terceros, en un delicado ejercicio para no alejarse de Pekín, su mayor socio comercial.
Tratados y censura
Forma parte de importantes tratados de libre comercio, como el Acuerdo Comprensivo y Progresivo Transpacífico de Cooperación Económica (CPTPP), firmado en 2018 por 11 países (después se adhirió Reino Unido) y que contaba con EE.UU. hasta que Trump sacó al país.
También de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP), el mayor tratado de libre comercio del mundo, con 15 países de Asia-Pacífico, incluido China, y tiene un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE) desde 2019.
El acuerdo con la UE se firmó pese a la oposición de grupos pro derechos humanos como Human Rights Watch, debido a la restricción de libertades en el país asiático.
Vietnam figura en el puesto 170, de 180 países, en el ránking de libertad de prensa de Reporteros Sin Fronteras, con al menos 330 opositores al Gobierno detenidos en el último quinquenio, según el grupo de defensa de derechos humanos The Project 88.
El Gobierno también emprende desde hace años una agresiva campaña anticorrupción, en la que algunos vieron un pretexto para anular a una de las dos facciones del Partido Comunista que se disputan el poder y que imperara la más apegada a los principios marxistas.
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