«¿Por qué nos habéis bombardeado?», se pregunta Gaza mientras entierra a las víctimas
Ahmad Awad
Nuseirat/Gaza (Franja de Gaza), 29 oct (EFE).- «¿Por qué nos habéis bombardeado?», se pregunta en medio de la incertidumbre Yahia a las afueras del hospital Al Awda de Nuseirat, en el centro de Gaza, donde este miércoles las madres lloran frente a los cuerpos de sus hijos, entre ellos niños, que fueron alcanzados por los últimos bombardeos israelíes en la Franja.
Los decenas de ataques lanzados por Israel en medio del alto el fuego comenzaron la tarde del martes y se extendieron hasta la mañana de este miércoles, dejando más de un centenar de palestinos muertos, entre ellos al menos 68 mujeres y niños, y un reguero de sufrimiento inesperado.
Tras los bombardeos, los gazatíes se sientan sobre los restos de sus casas, con las manos en la cabeza, mirando el horizonte de destrucción; entre el polvo y el silencio se preguntan lo mismo que Yahia, mientras otros suben sobre los escombros buscando a más víctimas.
«¿Pero por qué? Nadie entiende nada. Como pueden ver, hay mártires (muertos), hay niños. Sin motivo, sin justificación alguna», dice a EFE Yahia, con el rostro exhausto y las ojeras marcadas.
De repente, en plena noche, otra vez
«Hace menos de un mes hubo un alto el fuego -recuerda Yahia-. Cada uno regresó a su casa, los niños volvieron a la escuela, la gente intentó reconstruir su vida. Y de repente, en plena noche, otra vez, los bombardeos».
Al amanecer, los hospitales como Al Awda se llenaron de heridos y cuerpos cubiertos con mantas blancas, mientras afuera la población comenzó a enterrar a las víctimas. Este hospital del centro de Gaza recibió los cuerpos de 32 personas muertas por el fuego israelí.
«En plena noche, y después del acuerdo de tregua, la aviación bombardeó dos edificios. En el primero, de tres plantas, murieron dos familias enteras. Dos horas más tarde atacaron otro, de dos plantas, donde murieron tres familias. En total, más de veintiún mártires (muertos)», cuenta otro ciudadano palestino desde el cementerio próximo al hospital, mientras entierran a los fallecidos.
Los ataques se produjeron en toda la geografía gazatí, desde el sur hasta el norte, donde se ubica la ciudad de Gaza, capital del enclave que ha sufrido especialmente en los últimos meses con la ofensiva israelí que trataba de ocupar la urbe y desplazó a cientos de miles de personas.
En la zona norte, según un recuento en los hospitales gazatíes, murieron al menos 44 gazatíes, entre ellas el hermano de Hamed Salem, un hombre de 63 años que este miércoles se acercaba al edificio donde falleció, atacado durante la noche.
Allí, se concentraban decenas de personas buscando a los desaparecidos, en torno a una excavadora que iba poco a poco abriendo camino entre los bloques de hormigón colapsado, mezclados con ropa y muebles de los apartamentos atacados.
«Israel solo quiere matar a jóvenes»
A las tres de la mañana, cuenta a EFE, Salem recibió una llamada: «Me dijeron que habían bombardeado el edificio donde estaba mi hermano». Allí murieron al menos siete personas, la mayoría niños y mujeres: «Un niño de siete años, una niña de cinco o seis, y otro de doce», afirma.
«Israel solo quiere matar a jóvenes, mira aquí (detrás de él, junto al edificio atacado) están sentados mayores, ¿Por qué no nos matan? Solo matan a jóvenes con 12 o 20 años», se lamenta.
Tras 18 días de relativa calma gracias al alto el fuego, los bombardeos de este martes en Gaza comenzaron después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ordenara al Ejército llevar a cabo «ataques contundentes» bajo el pretexto de que milicianos de Hamás habían atacado a sus soldados en el sur de Gaza y matado a uno, una acusación que negó el grupo palestino.
Tras matar a más de un centenar de personas en decenas de ataques durante toda la noche, el Ejército aseguró este miércoles por la mañana que volvía a instaurar el alto el fuego, tras lo que Hamás culpó a Israel de querer sabotear la tregua.
Tras dos años de ofensiva israelí, Gaza es hoy montañas de ruinas y sobre cada montaña, su gente, con la poca maquinaria disponible, intenta abrirse paso entre los escombros para encontrar a los suyos. EFE
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