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'El Paraíso Perdido' en Zúrich

Exposición 'El Paraíso Perdido'. www.musee-suisse.ch

La muestra plantea la conquista humana de la naturaleza, pero también las ataduras de esa conquista en un mundo cada vez más incomprensible e inhumano.

Este contenido fue publicado el 19 noviembre 2001

En el Museo Nacional de Zúrich, la exposición llamada 'El Paraíso Perdido', trata de centrar la atención del público en tres momentos claves de la historia humana considerados como revoluciones no violentas.

La primera de ellas fue el paso del nomadismo al sedentarismo. Ésta tuvo lugar hace diez mil años, aproximadamente, cuando los hombres comenzaron a cultivar la tierra para poder nutrirse y a cazar cierto tipo de animales para cubrirse con sus pieles y poder vivir mejor.

El segundo gran periodo surgió durante el siglo XVIII con la aparición de las fábricas y las máquinas, como la locomotora y el barco de vapor, que dieron paso a la Revolución Industrial nacida en Inglaterra.

Por último, está presente nuestra época actual llena de cambios asombrosos representada por una sociedad con vertiginosos procesos de información y comunicación que han provocado enormes transformaciones en la vida cotidiana.

Paradojas de la actualidad

Sin embargo, la pregunta permanece abierta sobre el futuro del hombre en una cultura cada vez más rica en posibilidades, cada vez más pobre en contactos verdaderamente humanos.

A través de una serie de objetos y utensilios, la historia del hombre se despliega de una forma prodigiosa y concreta en esta singular exhibición.

Así, se exponen rudimentarias herramientas para cultivar la tierra o cortar los árboles -como las hachas de piedra, de madera y de metal-, o para medir el tiempo por medio de cuadrantes de sol.

También hay testimonios de objetos posteriores que las necesidades humanas fueron forjando; por ejemplo máquinas para pesar los granos extraídos de la tierra y transformarlos en el pan de cada día, que dieron lugar a la creación de molinos de tipo doméstico para producir harina.

Con el correr del tiempo el hombre descubre el rendimiento de la aceleración y la máquina de la era industrial es capaz de suplantar la fuerza y la energía de cientos de trabajadores.

Las vías del ferrocarril se abren por los caminos y los barcos se lanzan por los océanos para conectar el mundo de un punto a otro. De ese proceso también da cuenta la muestra.

Espacios de diversión

Pero en la exposición también existen momentos de esparcimiento y de diversión. En 'El Paraíso Perdido' no todo está perdido. Allí figura la industrialización del oído, es decir, las primeras cajas de música que fueron lanzadas al mercado.

Por cierto, la invención de una de esas cajitas de música con melodías sencillas y variadas se debe al relojero ginebrino Antoine Favre y data de 1796. Hacia 1880 hace su aparición el fonógrafo. ¡Al fin el gusto de escuchar música en la propia casa!

El sueño de algunos

En la era moderna la tecnología ha hecho posible la difusión inmediata de la información. El teléfono, la televisión y, por supuesto, Internet, han logrado el sueño de poder tener acceso a casi todo en un abrir y cerrar de ojos.

Sin embargo, no por esto el hombre ha avanzado más que antes. La desigualdad persiste todavía. En 1956 se contaba con sólo 1.200 ordenadores en el mundo y eran reservados exclusivamente al ámbito científico, a la alta administración y al servicio militar.

Actualmente las personas privilegiadas que tenemos acceso a esas vías de información inmediata nos encontramos fundamentalmente en Europa o en América del Norte, mientras que grandes áreas de Africa y América Latina quedan apartadas.

Internet es una gran invención y oportunidad para aquellos que tienen acceso. Representa un sueño, una esperanza, pero también puede convertirse en una fuente de desigualdad y de miedo en un mundo cada vez más dividido y lejano.

La exhibición 'El Paraíso Perdido' en el Museo Nacional de Zúrich permanecerá abierta hasta el 6 de enero de 2002.

Araceli Rico, Zúrich

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