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Los ultraortodoxos de Israel, reacios a atenerse a las normas contra el coronavirus

Un policía israelí detiene a un judío ultraortodoxo durante una patrulla en Jerusalén, el 31 de marzo de 2020 afp_tickers

La policía israelí ha incrementado las rondas de vigilancia en los barios judíos ultraortodoxos, armados de mascarillas, guantes, porras y helicópteros, pues esas áreas se han convertido en incubadoras del nuevo coronavirus, porque parte de la población incumple las reglas sanitarias.

Hace unos días, en Bnei Brak, una ciudad cercana a Tel Aviv de mayoría ultraortodoxa, cientos de personas se congregaron en el funeral de un rabino. Y eso, pese a que las autoridades limitaran en 20 el número máximo de asistentes a los entierros y de que precisaran que estos debían guardar dos metros de distancia entre sí.

La escena generó una gran polémica, también en el mundo religioso. Una afluencia tan numerosa, a pesar de las reglas sanitarias, fue algo “criminal”, criticó Eliahu Sorkin, una personalidad ultraortodoxa, responsable de urgencias del hospital Maayané Yeshuah de Bnei Brak.

El influyente rabino Haim Kanievsky lamentó la alta afluencia y recordó que estaba prohibida.

El ministro de Salud, Yaakov Litzman, miembro de un partido ultraortodoxo, reclamó al primer ministro, Benjamin Netanyahu, que bloquee la ciudad, cuyo alcalde dio positivo en los tests del COVID-19.

Hasta la fecha, las autoridades israelíes registraron oficialmente más de 4.800 casos de contagio y 17 fallecimientos.

Según los medios locales, la mitad de los enfermos pertenecen a la comunidad ultraortodoxa, que representa a cerca del 10% del a población. Los lugares de culto fueron cerrados.

Bnei Brak, con unos 200.000 habitantes, es la segunda ciudad del país en número de infectados, por detrás de Jerusalén.

– Falta de anticipación –

En un video difundido por la policía, un oficial explica a agentes armados con porras y con mascarillas y guantes que tienen que patrullar por el barrio de Mea Shearim (ortodoxo) y comprobar que las normas se cumplen y que todos los lugares de culto están cerrados. “¡Nazis!”, les gritan algunos ultraortodoxos.

Además, la policía efectúa patrullas en helicóptero para detectar eventuales concentraciones de hombres rezando en la calle.

El lunes se formularon decenas de multas de 5.000 séqueles (1.200 euros) por no respetar las normas y varias hombres fueron detenidos, constataron periodistas de la AFP.

Para el rabino ortodoxo Henri Kahn, hay una verdad que ha salido a la luz: el mundo ultraortodoxo “ha perdido el tren”. “No quisimos verlo venir”, comentó a la AFP, lamentando que algunos no se hayan tomado en serio la amenaza del virus.

En Bnei Brak algunas sinagogas yeshivot (escuelas talmúdicas) cerraron mucho después de que llegaran las órdenes de las autoridades. Al menos las cerraron. En la entrada de una sinagoga, hay un cartel en hebreo que está cerrada “por orden del Ministerio de Salud”, pero unas líneas más abajo, en yidis, se invita a ir para “estudiar y rezar” a una “sala de estudio abierta”, según el diario Haaretz.

Y eso, pese a que la epidemia actual quizá solo sea la punta del iceberg, advirtió el profesor Motti Ravid, director del hospital Maayané Yeshuah, que espera un fuerte aumento de personas contagiadas entre los ultraortodoxos.

Según él, como el acceso a los medios está muy limitado entre los religiosos -internet y la televisión están oficialmente prohibidos, al estar considerados contrarios a sus valores-, las recomendaciones y las medidas de las autoridades tardaron más tiempo en conocerse.

– En manos de Dios –

Además, en los celulares que usan muchos ultraortodoxos el servicio de mensajería instantánea está bloqueado, mientras que ese es el canal que suele emplear el Ministerio de Salud para comunicarse.

Según el rabino Kahn, las estrictas reglas religiosas que rigen a la comunidad explican también que las medidas sanitarias se hayan aplicado de forma tan tardía, sobre todo porque un hombre tiene la obligación de rezar tres veces al día en una sinagoga en compañía de otras nueve personas.

Asimismo, muchas familias ultraortodoxas, que tienen muchos niños, viven hacinadas en pequeñas viviendas, lo que favorece el contagio, explicó a la AFP.

Algunos de los jaredíes (“temerosos de Dios”) van incluso más allá y dejan su vida y su salud en manos de Dios, haya o no pandemia, y se niegan a seguir las directivas del Estado.

Ante esta situación, Netanyahu encargó al ministro de Interior, Arié Dery, del partido ortodoxo sefardí Shass, que encuentre soluciones.

La Pascua judía se celebra la semana próxima, normalmente en familia, y muchos se preguntan cómo la festejarán este año estando confinados.

“Tememos que la gente se reúna por la Pésaj [Pascua judía] a pesar de la prohibición de salir y que la situación se agrave”, declaró el director del ministerio de Salud, Moshé Bar Siman Tov.

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