Al Sharaa, el líder islamista que cambió Siria y acabó con el régimen de Al Asad
Damasco/Doha, 6 dic (EFE).- De un día para otro, Ahmed al Sharaa -antes conocido como Abu Mohamed al Jolani- pasó de ser el islamista que encabezó la ofensiva para derrocar a Bachar al Asad a ser el presidente de Siria. Hombre fuerte del país, ha logrado incluso encandilar al estadounidense Donald Trump, quien ya dice de él que será «un gran líder».
Desde que alzó la bandera de la revolución siria, ahora convertida en el estandarte del país, Al Sharaa ha dado grandes pasos a nivel mundial para que se levanten las sanciones al país, golpeado duramente con esos castigos económicos impuestos para combatir la represión ejercida por Al Asad, sobre todo tras la denominada primavera árabe, en 2011.
Fue en septiembre cuando todo el mundo le vio con la autoridad que ahora tiene como líder de Siria, al intervenir en la Asamblea General de la ONU, el primero desde que Nureddin al Atassi hizo lo propio en 1967, cuatro años antes de que el clan de los Al Asad acaparara el poder en el país árabe.
Recibido como líder
Hace justo un año, la noticia de que Al Sharaa había derrocado a Al Asad, que huyó a Moscú el 8 de diciembre de 2024, resonó en el Foro de Doha. Hoy, un año después, ha sido recibido como la gran estrella de esta edición.
En la sesión que protagonizó en la primera jornada del foro, afirmó que él no ha sido un terrorista, aunque liderara la filial de Al Qaeda en Siria.
«Nunca he hecho daño a ningún civil. Luché en varios frentes y luché con honor durante más de 20 años», indicó, antes de aseverar: «Decir que fui terrorista es politizar».
Al Sharaa sí fundó la ya desaparecida filial siria de Al Qaeda y, hasta hace apenas un año, Estados Unidos ofrecía una recompensa de 10 millones de dólares a quien ofreciera información sobre su paradero.
Al frente de una organización designada como «terrorista» por Washington y el Consejo de Seguridad de la ONU y bajo el nombre de Al Jolani -que no ha vuelto a usar desde que derrocó a Al Asad- encabezó el grupo islamista Frente al Nusra, que posteriormente sería reconvertido al Organismo de Liberación del Levante (HTS, en árabe) tras romper vínculos con Al Qaeda.
Durante más de una década como líder yihadista, Al Sharaa fue acusado de ordenar «ataques indiscriminados» contra civiles, según organizaciones de derechos humanos, aunque poco a poco se fue distanciando del fundamentalismo islámico y se centró en consolidar el poder en Idlib, que durante años aguantó como último reducto opositor en la Siria de Al Asad.
La recompensa de 10 millones de dólares fue retirada el 20 de diciembre pasado tras la caída del antiguo régimen y la designación de su grupo HTS como terrorista decayó en julio, mientras Siria atraviesa una etapa de transición en la que el nuevo presidente se está centrando en retomar las relaciones con la comunidad internacional rotas durante décadas.
Regreso a la comunidad internacional
Los esfuerzos para reconstruir su imagen y la de la nueva Siria vieron la luz el pasado mayo, cuando Al Sharaa se reunió con el presidente estadounidense, Donald Trump, y con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, durante una reunión de líderes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) celebrada en Riad.
De hecho, el propio Trump, que lo recibió en Washington el pasado noviembre en una «histórica visita», ha dicho de Al Sharaa que será «un gran líder».
Pero este año de liderazgo de Al Sharaa en Siria no han estado exentos de polémica y dudas, como la violencia sectaria del pasado marzo en las ciudades occidentales sirias de Latakia, Tartús y Hama, donde al menos 1.400 personas de la minoría alauita (rama del islam chií que profesa la familia Al Asad) habrían sido asesinados y que la ONU denunció que se podrían considerar esas matanzas como crímenes de guerra. EFE
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