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¡Qué alivio: gratuitos los productos no vendidos!

En Suiza, casi una de cada diez personas sufre o está en riesgo de pobreza. Además de la red de seguridad social y las diversas fundaciones que ayudan a los más desfavorecidos, cada vez más iniciativas ciudadanas se insertan en este contexto. Es el caso de la asociación de Neuchâtel Free Go, fundada hace un año.

Detrás de un biombo negro, en la parte trasera del taller de la asociación Sym’Bôle, Lilian examina los estantes de un refrigerador. Elige unas cebollas, una ensalada y una porción de lentejas con pollo y coloca todo en su bolsa de compras, donde ya ha puesto un pan. Esta jubilada viene varias veces a buscar artículos que no se vendieron y que están a disposición pública en forma gratuita en el Free Go. Cuando puede, inserta una moneda en la alcancía justo al lado. “Encuentro verduras para hacer buenas sopas”, dice, “¡A veces incluso encontramos pasteles!”

La oferta varía de un día a otro, y los estantes también suelen estar vacíos, ya que la comida gratuita es popular. Los voluntarios recolectan productos no vendidos de la región y los redistribuyen en los cuatro refrigeradoresEnlace externo instalados en el cantón. “Nuestro objetivo es evitar el desperdicio de alimentos y ayudar a las personas que lo necesitan, al tiempo que sensibilizamos sobre los efectos del consumo excesivo”, explica Marilyn Béguin, presidenta de la asociación Free Go.

La electricidad consumida por el Free Go es pagada por los propietarios de los locales que los albergan. Los controles de la temperatura y el contenido también están garantizados, para ofrecer solamente alimentos que siempre puedan ser ingeridos. Por ejemplo, al recolectar comidas preparadas, los voluntarios y socios se aseguran de que se respete la cadena de frío para no estropearlas.

Los Free Go son instalados en lugares discretos, para no desanimar a las personas a las que les gustaría venir y servirse. Tan pronto como se colocan nuevos artículos sin vender en el refrigerador, se publica un anuncio en las páginas de Facebook precisando los lugares donde se instalan los refrigeradores, y poco después, la gente acude por los productos.

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Alimentación y pobreza: una relación complicada

“Hemos vivido la precariedad y conocemos personas que la padecen. Trabajamos en el sector social, por lo que, por un lado, vemos todo lo que tiramos y, por otro, estamos en contacto con estas personas a diario”, dicen los fundadores de la asociación. “Recibimos testimonios de personas que nos agradecen haber podido preparar una comida gracias a nuestros productos sin vender. Pero difícilmente podemos estar orgullosos de esta acción, porque para nosotros es algo normal”.

Ofrecer platos saludables y comida local a personas en situaciones precarias no es anodino. Como señalan las encuestas sobre los ingresos y el consumo, en tiempos de crisis la compra de alimentos ofrece una posibilidad concreta de ahorrar. Sin embargo, la Sociedad Suiza de NutriciónEnlace externo advierte: los alimentos ventajosos tienen una alta densidad de energía, pero una baja densidad de nutrientes. No es sorprendente que la obesidad afecte primero a los pobres. La desnutrición entre la población de bajos ingresos preocupa a la Organización Mundial de la Salud, que ya ha dado la voz de alarma.

Se tiran demasiados comestibles

Suiza registra 2,6 millones de toneladas de pérdida de alimentos cada año. Según la Oficina Federal del Medio Ambiente, dos tercios de estos desechosEnlace externo podrían evitarse, ya que son alimentos que aún son comestibles en el momento en que son arrojados a la basura. Los hogares, restaurantes y tiendas son responsables del 54% de esas pérdidas. De ellos se abastece la asociación Free Go. Logró convencer a nueve socios locales para que le cedieran sus productos no vendidos: los platos elaborados provienen de una cocina comunitaria, mientras que el pan y las verduras se obtienen de tiendas de la región.

gráfico sobre desperdicio de alimentos
Kai Reusser / swissinfo.ch

Se han implementado varias otras iniciativas para contrarrestar el desperdicio de alimentos en Suiza. El país se compromete a reducir significativamente las pérdidas de alimentos, como parte de la Agenda 2030 de la ONU. A diferencia de Too Good to Go, que ofrece comprar artículos no vendidos a un precio reducido y a las tiendas de comestibles de Caritas, Épiceries Caritas, para servirse de los Free Go no se requiere una tarjeta de membresía o de crédito.

Los refrigeradores de libre acceso parecen una forma democrática y accesible de lidiar con el desperdicio de alimentos, al punto que florecen en todo el país. En la Suiza de habla alemana, la asociación Restessbar.chEnlace externo lanzó el concepto y en diversas ciudades de la Suiza de habla francesa la idea cobra vida.

Apenas concluido su primer año, la asociación Free Go inició una recaudación de fondos para financiar la compra de una celda de enfriamiento. “Esto nos permitirá recuperar más comidas calientes de guarderías y hogares para mayores, por ejemplo”, explica Marilyn Béguin. Algo que regocija a Lilian y a las otras personas que se benefician con estos artículos no vendidos.

Traducido del francés por Marcela Águila Rubín

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