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Audrey Azoulay: La cultura no debe ser «la variable de ajuste de un sistema en crisis»

Nerea González

París, 28 sep (EFE).- La directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, aseguró en una entrevista con EFE que hay que «rechazar que la cultura sea la variable de ajuste de un sistema en crisis», en vísperas de que la conferencia Mondiacult reúna en Barcelona a unos 120 ministros de Cultura de todo el mundo a partir de este lunes.

«No es una conferencia rutinaria: es una respuesta a una situación de emergencia. Nos enfrentamos a un retroceso del multilateralismo y a una fragmentación geopolítica sin precedentes. Sin embargo, la cultura es un motor de cohesión, reconstrucción y dignidad. Lo que afirmamos en Mondiacult es que la cultura es una respuesta política a las fracturas del mundo», defendió la directora general.

Mondiacult, que se inauguró en los años 80 y celebra en Barcelona su tercera edición después de que Azoulay rescatara la iniciativa en 2022, tendrá por objetivo «imaginar la cultura del futuro», que es ante todo «hacer una obra colectiva».

Y para eso no solo se sentarán a la mesa a líderes políticos, sino también a artistas y profesionales de la cultura de todo el mundo.

«La cultura ya no puede ser ignorada, infrafinanciada ni relegada. Hoy, los Estados deben elegir: seguir tratándola como un lujo o reconocerla por fin como una infraestructura vital. Ya no basta con proclamar su importancia en los discursos. Se necesitan compromisos, financiación y políticas públicas», afirmó la también exministra de Cultura francesa, que contestó por escrito a las preguntas de EFE.

En un momento de puesta en cuestión del sistema multilateral, la que ha sido la máxima responsable de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura desde 2017 considera que, frente al «error estratégico» de relegarla a un segundo plano, la cultura puede ser precisamente el terreno para recuperar el diálogo.

Así ocurrió en 2018, ejemplificó, cuando las dos Coreas hallaron el consenso para proponer conjuntamente la inscripción de la lucha coreana como patrimonio inmaterial de la Unesco. También en Mosul, en 2025, donde la comunidad internacional unió fuerzas para reconstruir las ruinas que dejó el terror del Estado Islámico.

En Barcelona, aunque la invitación sigue abierta hasta el último momento, el gran ausente será Estados Unidos, tras el anuncio este verano del Gobierno de Donald Trump de que saldrán de la Unesco a partir de diciembre de 2026. Pero eso no restará ni ambición ni legitimidad a la dinámica colectiva generada por Mondiacult.

«Los ausentes son en este caso los que pierden», opinó Azoulay.

Una «inmensa gratitud» en el final de su mandato

Esta Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible de la Unesco será, tras ocho años como directora general, su último gran evento dedicado a la cultura, antes del nombramiento de su sucesor en noviembre próximo.

Al llegar al término de esta misión, Azoulay aseguró que siente sobre todo una «inmensa gratitud» por haber podido recorrer tantos países, descubrir tantas culturas y haber podido dialogar con investigadores, artistas, profesores y comunidades de todo el mundo.

Pero también por haber logrado contribuir a reforzar la Unesco como institución y fomentar que tenga un impacto «más concreto», sobre todo en los lugares en crisis, como en el Líbano, Ucrania o Irak.

«Hemos demostrado -celebró- que la cultura es un poderoso motor de reconstrucción y desarrollo».

Consideró igualmente que en este tiempo la agencia de la ONU ha contribuido a «rebajar las tensiones políticas» -durante su mandato se logró que las decisiones en la Unesco empezaran a tomar por consenso- y recordó que desde 2018 se ha doblado el presupuesto de la organización.

Pero reconoció aún queda mucho por hacer en numerosas áreas, como en la necesidad de «inventar un nuevo equilibrio con el planeta», la de la actuar con «responsabilidad» en el mundo de la Inteligencia Artificial o la de mejorar la educación de las niñas.

Por eso tuvo un recuerdo especial para el «escándalo de la negación absoluta de los derechos de las niñas y mujeres» de Afganistán.

Pese a que los retos para el futuro sean muchos, especialmente en este periodo de «gran fragilidad» del multilateralismo, Azoulay cree que deja una organización más fuerte, más apaciguada y más «creíble y capaz de federar» a los países alrededor de su misión.

«A pesar de las fracturas del mundo, hay motivos para la esperanza. La cultura, la educación y la ciencia siguen uniendo. Los Estados, las comunidades y las generaciones jóvenes se comprometen. El multilateralismo debe reinventarse. Y la Unesco, creo, puede seguir desempeñando un papel en esta reinvención», concluyó. EFE

ngp/cat

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