Australia critica la propuesta de EE.UU. de pedir historial en redes a los turistas
Sídney (Australia), 11 dic (EFE).- Australia cuestionó este jueves los planes de la administración de Estados Unidos de exigir a los turistas que revelen su actividad en redes sociales antes de entrar en el país, y dijo que la medida supera lo que cabe esperar de «una democracia amante de la libertad».
El portavoz de Exteriores australiano, Jonno Duniam, afirmó que, si bien corresponde a Washington decidir sus propios procedimientos migratorios, la propuesta va «más allá de lo que cabría esperar de una democracia occidental amante de la libertad», según declaraciones recogidas por medios locales.
«Si Estados Unidos quiere imponer este requisito a quienes deseen pasar unas vacaciones o solicitar un visado, es asunto suyo. Pero creo que va un poco más lejos de lo que uno pensaría que haría una nación tolerante y respetuosa de las libertades», afirmó Duniam.
La medida, que afectaría a viajeros de 42 países acogidos al programa de exención de visado —entre ellos Australia y Nueva Zelanda—, ha generado inquietud en sectores políticos y de derechos civiles.
La reacción de Australia se produce después de que el Gobierno del presidente Donald Trump propusiera la norma, por la cual los turistas de esas naciones deben presentar su historial en redes sociales de los últimos cinco años.
La iniciativa encabezada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) pretende examinar la actividad de los viajeros que ingresan a EE.UU. bajo el Sistema Electrónico de Autorización de Viaje (ESTA, en inglés).
La propuesta publicada en el Registro Federal busca ampliar la información que recolecta sobre los viajeros que ingresan al país por un periodo de tres meses bajo el programa de exención de visa.
ESTA cobija a turistas y viajeros procedentes de 42 países, el Reino Unido, Irlanda, Nueva Zelanda, Australia, Francia, Japón, Israel y Qatar, entre otros.
Además de la recopilación de información de redes sociales de 5 años, la propuesta busca aumentar la cantidad de datos que se exigen a los viajeros como los números de teléfono y direcciones de correo electrónico del solicitante, utilizados durante los últimos diez años. EFE
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