
Carlos G. Vallés, el jesuita español que influyó al mandatario indio Modi
Moncho Torres
Nueva Delhi, 12 nov (EFE).- La India concedió esta semana al jesuita, matemático y escritor español Carlos G. Vallés una de sus principales condecoraciones civiles, en un acto en el que el primer ministro indio, el hinduista Narendra Modi, recordó la «influencia» que habían tenido en él y su generación los libros del académico.
El padre Vallés, que falleció el pasado noviembre en Madrid a los 95 años, recibió de manera póstuma el premio Padma Shri de Literatura y Educación por, entre otros logros, «desarrollar un nuevo estilo de escritura en guyarati con frases cortas».
Este intelectual, nacido en Logroño en 1925 y que vivió durante cinco décadas en la India, llegó a dominar el idioma de Gujarat, un estado occidental indio con 60,5 millones de habitantes del que también es natural Modi, que no dudó en acudir a las redes sociales para mostrar su pesar cuando se enteró de su fallecimiento.
«El padre Vallés se hizo querer por muchos, especialmente en Gujarat. Se distinguió en diversas áreas como las matemáticas y la literatura guyarati. También le apasionaba servir a la sociedad. Entristecido por su fallecimiento. Que su alma descanse en paz», escribió entonces Modi en Twitter a sus 72,5 millones de seguidores.
LA INDIA Y EL GUYARATI
Vallés ingresó en la Compañía de Jesús en 1941 y tras los primeros estudios en Humanidades y Filosofía, fue enviado a la India en 1949, donde completó su formación en Matemáticas y Teología.
El padre Carlos se dio cuenta pronto de que aunque con el inglés podía enseñar matemáticas (impartió clases entre 1960 y 1982 en la Universidad de San Javier en la ciudad de Ahmedabad, en Gujarat), no le servía «para llegar al corazón» de la gente, por lo que se sumergió en el guyarati, algo que, según dijo, le «cambió la vida».
«Dominar la lengua es asimilar la cultura», afirmó.
Así contribuyó a fundar la primera revista matemática en una lengua india, y editó el volumen sobre matemáticas en la enciclopedia oficial «Gnanganga», además de otros libros sobre juventud, familia, sociedad, religión, psicología, moral, «que se fueron multiplicando y creo pasan ya de los setenta», llegó a decir.
El primero de esos libros, «Moral universitaria», publicado en 1960 en guyarati con el apoyo financiero de su familia, trataba de la problemática del estudiante moderno en la India, y tras llegar a manos de las autoridades de la región, se convirtió en libro obligatorio en las escuelas, marcando a toda una generación.
Ese fue el primer libro que llegó a manos de Modi, y luego vendrían otros: «He leído sus libros y han tenido mucha influencia en mí», reconoció el mandatario indio durante el acto de entrega del premio a los representantes de la Fundación González Vallés: su presidente, Javier Bustamante, y la secretaria, Teresa Butrón.
En un encuentro posterior en la embajada de España en Nueva Delhi, y acompañados del embajador, José María Ridao, los representantes de la fundación desglosaron a Efe los detalles de la vida de este «icono» de Gujarat y la interacción con el mandatario.
«Nos dijo, a cada uno por su cuenta, que le había hecho crecer como persona, que tenía mucho agradecimiento al padre Vallés», recordó Bustamante, sorprendido después de que Modi estuviera hablando con él «durante casi cinco minutos, cogiéndome de la mano, con un cariño excepcional», reflejo del aprecio hacia el jesuita.
Modi dio «las gracias» a Carlos, añadió Brutón, después de insistirle durante la recepción sobre lo mucho que le habían «influenciado sus escritos».
MÁS PREMIOS
Pero este no fue el primer galardón que concedieron al padre Carlos en la India, que llegó a ganar por ejemplo cinco veces consecutivas en la categoría de mejor ensayo un premio que otorga el Gobierno de Gujarat, que tuvo que modificar las reglas para que el premio no se pudiera ganar en más de cinco ocasiones, y dar así una oportunidad a otros autores.
También se le concedió en 1978 la «Medalla de Oro Ranyitram», el galardón más importante de la literatura y cultura en guyarati, y que, por primera vez, recayó en un extranjero: «Es como si le hubieran dado el Cervantes a un chino», comentaron en la embajada.
Además, en su búsqueda de armonía religiosa, Vallés se hizo popular en Gujarat cuando empezó a escribir una columna semanal en el periódico de mayor tirada de la región, el Gujarat Samachar, «sobre valores humanos, sobre la paz, sobre la justicia», tomando como base las escrituras de las diferentes creencias.
Ese querer entender más a la gente humilde y sus tradiciones le llevó, según recordaba el propio padre Carlos en su autobiografía, a vivir como un vagabundo, pidiendo «limosna de hospitalidad de casa en casa en los barrios pobres», con los que se sentía «miembro de la familia por unos días hasta (…) ir a llamar a otra puerta».
«Iba y venía en bicicleta a la universidad para dar mis clases, pero por lo demás vivía plenamente con la familia que me tocaba en turno. Así viví diez años. Quizá eso sólo sea posible en la India», remarcó. EFE
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