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En México, pinos navideños de manos suizas

Ernesto Maurer en el Bosque de los Árboles de Navidad. swissinfo.ch

En el Estado de México, el empresario suizo-mexicano Ernesto Maurer se hizo famoso al crear en tierras áridas, un bosque de árboles de Navidad, ejemplo de manejo ambiental.

Desde noviembre, miles de mexicanos acuden a comprar el árbol que cortan ellos mismos.

Nada indicaba que el destino de Ernesto Maurer iba a ser la industria forestal. Sin embargo, hace 44 años, este suizo decidió plantar árboles de Navidad en el valle de Amecameca, después de haber construido una pequeña casa frente a los dos volcanes más famosos de México: el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl.

Pero esta iniciativa no fue casualidad. “El Bosque de los Árboles de Navidad nació por un ataque de nostalgia”, confiesa Ernesto Maurer, “porque a mi me hacían falta bosques, nieves y montañas…”, todos los elementos del paisaje suizo que había conocido durante su infancia.

Nacido en México en 1927, su padre suizo lo mandó a los pocos años a Suiza para cursas estudios en Zollikofen, Zúrich y finalmente Ginebra. En 1946, después de la Segunda Guerra Mundial, Ernesto regresó a México “con la voluntad de conquistar a este país”.

El pino vikingo

Aunque el panorama excepcional que encontró en Amecameca fuera una verdadera postal, la tierra muy árida de esta zona no era apta para plantar árboles. Sin embargo, decidió lanzarse a esa aventura, con la cual logró demostrar que “si el ser humano puede cometer errores en el campo ecológico, también puede corregirlos y mejorar lo que heredó”.

Ernesto adquirió 500 hectáreas a un precio bajo, porque eran tierras en gran parte deforestadas y destruidas por la explotación agrícola. Como los árboles mexicanos no tienen la durabilidad que necesita un árbol de Navidad, por el clima que no les permite endurecer lo suficiente, recurrió a la ingeniería genética para desarrollar un pino híbrido, el pino vikingo, con el cual empezó a crear su bosque en 1960.

Después de doce años de espera, comenzó a cortar los primeros ejemplares. A partir de ese momento, ofreció a los mexicanos del Distrito Federal y de los estados vecinos, la posibilidad de cortar ellos mismos su árbol de Navidad.

Vender una experiencia

Desde hace más de 30 años, cientos de miles de habitantes de la región acuden a este lugar para encontrar el árbol del tamaño que más les gusta. Entre el 20 de noviembre y el 23 de diciembre de este año vinieron más de 30.000 familias a pasar el día en este espléndido bosque.

Pero el éxito del proyecto de Ernesto Maurer no reside solamente en la oferta de poder cortar un árbol, sino en la venta de una experiencia única. Los visitantes que hacen entre dos y cuatro horas de auto para llegar al lugar, pueden realizar caminatas en familia, disfrutar el paisaje, ver los volcanes y respirar un aire puro.

Además, desde hace dos años, tienen la oportunidad de entretenerse en un predio de 60 hectáreas, donde pueden pasear por el Parque de los Venados Acariciables – un zoológico didáctico – y también visitar dos museos: el de los Volcanes y otro dedicado a la poetisa Sor Juana Inés de Cruz en la hacienda de Panoaya, que fue restaurada en el año 2000.

Un meta ecológica

Pero más allá del aspecto comercial, esta empresa tiene una fuerte connotación ecológica. A los compradores de Navidad y a los alumnos –unos 100.000 por año– que acuden al Bosque, se les regala un pequeño árbol vivo para que lo planten.

De esta manera, Ernesto Maurer busca contribuir a la sensibilización sobre la importancia de los bosques y la reforestación y sobre la necesidad de cortar árboles para que se planten más y se conviertan así en un negocio.

En esta perspectiva, el Bosque de los Árboles de Navidad se volvió un ejemplo a nivel nacional. A tal punto que esta empresa recibió diversos premios del gobierno. El último –el premio nacional de ecología con honor- le fue otorgado por el presidente Fox en junio del 2004. Y gracias a su labor, Ernesto Maurer y su equipo contribuyeron en gran parte al reciente cambio de la ley forestal: de prohibiciones y de vedas pasó a ser una ley de fomento de plantaciones forestales comerciales.

swissinfo, Patrick John Buffe, México D.F.

Ernesto Maurer nació en 1927.
En 1960 compró 500 hectáreas para crear el Bosque de los Árboles de Navidad.
Sus plantíos tienen 450.000 árboles de Navidad y los bosques 2,5 millones.
350.000 árboles fueron producidos en 2004 y 325.000 regalados.
Más de 30.000 personas vienen cada año a cortar su árbol de Navidad.
Desde 1972, ha regalado 3,5 millones de árboles para la reforestación de México.

Fundado en Amecameca en 1960 por el empresario suizo-mexicano Ernesto Maurer, el Bosque de los Árboles de Navidad ofrece a los mexicanos la posibilidad de cortar ellos mismos su árbol.

Los visitantes y compradores pueden disfrutar el lugar caminando frente a un panorama donde se destacan los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl; a unos minutos, pueden también visitar dos museos y recorrer un zoológico.

Además del aspecto turístico-comercial, esta empresa tiene una fuerte connotación ecológica: busca contribuir a la sensibilización sobre el medio ambiente y a la reforestación de México.

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