«En Suiza tenemos mucho tiempo para estar solas»

María Dolores siempre creyó en sus salsas. swissinfo.ch

María Dolores sostiene que Suiza le ha dado mucho: entre otras, sus salsas y la oportunidad de encontrarse consigo misma.

Inspirarse en México y tener mucho cariño a la gente son los principales ingredientes para obtener una buena salsa.

María Dolores estudió Turismo y Hostelería. Lleva 27 años casada con un suizo y 17 años viviendo en Suiza. Conoció a su marido en México, donde él trabajaba para una empresa helvética.

La familia se mudó a Suiza tras el terremoto que sufrió aquel país en 1985. María Dolores estaba atemorizada y quería irse.

Establecerse y adaptarse a Suiza no fue difícil para ella, porque “fue mi decisión”. Y, además, tenía la ilusión de poder dedicarse plenamente al cuidado de sus hijos.

Porque en México ella trabajaba, y eran su madre y la empleada las que se ocupaban de atender a los niños.

Dos mentalidades

No obstante, reconoce que “fue un cambio tremendo para mí, pero ese cambio yo lo anhelaba”. Nada más llegar, se inscribió en un curso intensivo de alemán, un idioma que hoy habla fluidamente.

Pero esa no es la única razón por la que se siente muy integrada en el país que hoy considera su segunda patria. “Suiza me ha dado muchísimo: un marido muy bueno, los estudios de mis hijos y mis salsas”, subraya.

Entre otras cosas, aprendió a entender a su marido. “Cuando tú te casas con un suizo, allá no lo entiendes.”

Cita como ejemplo la preocupación por el futuro y por los seguros. De todos es sabido es que los suizos son los ciudadanos más asegurados del planeta. “Yo le llamaba Don Seguritis”, señala.

“Ahora me doy cuenta de por qué él es así, porque conocí a su gente”. La experiencia de vivir en Suiza “ha sido una compenetración mutua de las dos mentalidades.”

Encontrarse consigo misma

María Dolores afirma que Suiza le brindó, además, la oportunidad de encontrarse consigo misma. “Siento que en Suiza tenemos mucho tiempo para estar solas”.

“En México estamos rodeados, sin interrupción, de la familia, de vecinos. En Suiza, en cambio, con la llegada del otoño y la proximidad del invierno, “la gente como que se encierra”.

Según ella, hay estaciones en las que reina un ambiente casi “místico” que favorece la soledad e incita a la reflexión.

Curiosamente, María Dolores opina que en Suiza “se vive más a la familia que en México. Aquí siento más integración familiar, aunque mucha gente no lo sienta de esa manera”.

Y es que en su país natal – o por lo menos en el Distrito Federal donde ella vivió – todo y todos están en constante movimiento. Quizás por esa razón ella asegura que Suiza le sirvió para encontrase consigo misma.

Creo en mis salsas

Para ser una buena cocinera y crear salsas caseras se necesita, fundamentalmente, “fantasía” y “un poquito de creatividad”, así como “inspirarse en nuestro país y tener mucho cariño a la gente”.

Es una mujer llena de vida y optimismo. Irradia una tremenda ilusión y confianza en sí misma. “Siento que esa ilusión y esa energía me la da la misma gente. Y yo creo en mis salsas y creo en mí”.

Y es que María Dolores se alimenta de la gente. “Me halaga muchísimo que a mi propia gente (mexicanos) le encanten mis salsas. Y eso me ayuda a seguir adelante. Pero cuando se tiene una meta, se logra todo”.

Su próximo proyecto es crear salsas con sabores de frutas y sueña con convertirse en algo así como “la embajadora de la gastronomía mexicana en Suiza”.

¡Adelante y que tenga mucho éxito!

swissinfo, Belén Couceiro