Condenan a 17 años de prisión a policías peruanos que torturaron y abusaron de mujer trans
Lima, 16 dic (EFE).- La Justicia peruana condenó a 17 años de prisión a tres policías que abusaron y torturaron en 2008 a Azul Rojas Marín, una mujer trans que llevó su caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), la cual falló a su favor en febrero de 2020.
La Fiscalía peruana informó que logró que se dicte una condena de 17 años de prisión efectiva para los tres agentes, identificados como Dino Ponce, Luis Quispe y Juan León, por los delitos de tortura agravada y violación sexual agravada en perjuicio de Rojas.
«La fiscal adjunta provincial Ketty Garibay Mascco, de la Segunda Fiscalía Supraprovincial Especializada en Derechos Humanos y contra el Terrorismo, encargada del caso, probó durante el juicio oral los hechos sustentados en su acusación», agregó el Ministerio Público en la red social X.
Estos hechos comprendieron la detención arbitraria, maltratos físicos, psicológicos, así como la violación sexual de la agraviada por parte de los policías, un suceso ocurrido en 2008, en Trujillo, capital de la región de La Libertad, en el norte del país.
Tras sufrir maltrato físico y psicológico por parte de los policías, Rojas denunció los hechos y agotó las vías de la justicia nacional, que archivó sus demandas por violación, abuso de autoridad y tortura.
Rojas acudió entonces a la Corte IDH, que en febrero de 2020 estableció la responsabilidad al Estado peruano y dispuso una serie de medidas de reparación, entre ellas un acto de reconocimiento público.
En noviembre de 2022, el Estado peruano le pidió disculpas públicas y reconoció su responsabilidad en la vulneración de sus derechos, algo que la víctima esperó por más de catorce años.
Durante esa ceremonia, la mujer, que tiene 44 años, agradeció a las organizaciones que la apoyaron en su batalla legal y exhortó a las autoridades peruanas a cumplir con su «obligación de seguir defendiendo los derechos humanos» en el país.
«Este es un acto protocolar muy satisfactorio para mí, pero yo también quiero hacerles recordar que hay otras reparaciones que aún el Estado peruano no ha cumplido, como por ejemplo la atención integral que necesito», afirmó antes de admitir sentirse «muy, muy emocionada, con sentimientos encontrados».
«Si hoy en día yo sonrío es porque ya me cansé de buscar culpables. Sonrío porque es mi mejor arma para conseguir lo que quiero. Sonrío porque mi corazón sigue siendo sincero y transparente y porque simplemente me merezco ser feliz», concluyó. EFE
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