
Consejo de Derechos Humanos de la ONU discute sobre el último episodio de quema del Corán
Ginebra, 11 jul (EFE).- La quema del Corán de hace dos semanas en Estocolmo puede haber sido, más que un acto espontáneo, una acción preparada y un alarde en el que se utiliza una religión para provocar odio hacia grupos minoritarios o marginados, dijeron hoy representantes de derechos humanos de la ONU.
La profanación del libro sagrado de los musulmanes buscaba «expresar desprecio y provocar ira», aunque esto no justifica respuestas violentas ni restricciones a la libertad de expresión, salvo como una excepción, sostuvo el alto comisionado de Naciones Unidas, Volker Türk, al abrir un debate urgente del Consejo de Derechos Humanos dedicado a esta cuestión.
Por su parte, la relatora de la ONU sobre libertad de religión y creencia, Nazila Ghanea, consideró que la quema del Corán fue un acto orquestado con el fin de «utilizar la religión y la fe como instrumentos para promover el odio».
Anunció que había expresado al Gobierno sueco su intención de realizar una visita oficial a Suecia para explorar esta situación y que las autoridades le han dado el visto bueno.
La sesión urgente del Consejo de Derechos Humanos fue solicitada por Pakistán, en nombre de los países musulmanes, para tratar exclusivamente sobre la destrucción de un ejemplar del Corán junto a una mezquita en la capital sueca, un acto que causó consternación entre los fieles y una amplia condena internacional.
Pakistán ha sido el centro de las protestas contra ese hecho tras la convocatoria del Gobierno a que los fieles salieran a las calles a defender la escritura sagrada.
En su intervención, Türk pidió a los líderes políticos y religiosos que se pronuncien con firmeza contra cualquier acto de intolerancia y que los Estados prohíban sin ambivalencias la promoción del odio que conlleve a la violencia y a la discriminación.
«También deben dejar claro que ninguna violencia se justifica por una provocación previa, sea ésta real o que se perciba como tal», agregó.
La delegación de Pakistán, que tomó la palabra en representación de los países de la Organización de Cooperación Islámica, denunció que la profanación del Corán quedó impune y reconoció que son actos dirigidos a «maximizar la provocación».
Para atender las preocupaciones que esta situación suscita entre ellos, varios países musulmanes presentaron al Consejo de Derechos Humanos un proyecto de resolución en el que se pide a los Estados que examinen sus leyes nacionales y su aplicación para identificar cualquier vacío legal que esté permitiendo estos actos de intolerancia.
Asimismo, se insta a la ONU a levantar la voz contra la incitación a la discriminación y a que identifique de manera formal (en un informe) las causas de esta situación.
En nombre de los países africanos, Costa de Marfil recalcó que los fundamentos de la Unión Africana se oponen a toda forma de odio religioso y a la profanación de las escrituras religiosas.
Por la Unión Europea, España sostuvo que el bloque comunitario continuará defendiendo la libertad de religión, así como la liberta de expresión, puesto que ambos se refuerzan mutuamente y son importantes contra toda forma de intolerancia y discriminación. EFE
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