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Nacionalidad y fronteras culturales se diluyen

Él, suizo-salvadoreño, ella, salvadoreña-australiana: esta pareja de médicos trabaja en el 'Insel'. FIERRO

Los hispanohablantes en el hospital universitario de Berna, el 'Inselspital', demuestran que las fronteras culturales se están diluyendo, que el ser humano emigra hacia donde cree encontrar más oportunidades.

Es el caso del otorrinolaringólogo Juan Carlos Carías-Rutz y de su pareja, Elena Majano de Carías.

«El latinoamericano es tan occidental como el europeo, sus sueños de libertad son los mismos, tiene básicamente las mismas creencias», afirma el Dr. Juan Carlos Carías-Rutz.

Basta escuchar su historia familiar para entender por qué este otorrinolaringólogo de 33 años se siente tan ‘helvético’ como ‘cuzcatleco’ (salvadoreño). Su madre suiza nació en el Salvador y estudió en Suiza. Su padre era un reconocido abogado salvadoreño.

La esposa de este médico, la Dra. Elena Majano, es de familia salvadoreño-australiana y también trabaja en el ‘Insel’, como médico invitada.

Carías-Rutz hizo su formación académica en El Salvador. En sus vacaciones venía a Suiza a visitar a su familia. Mientras estudiaba medicina hizo intercambios en Chile y en los Estados Unidos.

Como muchos estudiantes de medicina de su país, quería lograr una especialidad en el extranjero y por ello aceptó cuando un profesor alemán le propuso ir a Maguncia.

Esperó cuatro años por una plaza

Como la beca alemana-salvadoreña era de poco monto y duración, Carías-Rutz decidió continuar su especialización en el ‘Inselspital’. Dicha plaza le costó cuatro años y medio de espera. «Ese tiempo es parte del proceso para todos», aclara.

Continuar su especialización en Berna significó al principio, en 2003, «cierta dificultad» para adaptarse al dialecto suizo. Pero esta barrera es superable «con apoyo de fuera y con el deseo interno de mejorar», dice convencido.

Según él, la única diferencia entre latinoamericanos y europeos radica en la importancia que se da a ciertas cosas, por ejemplo, a establecer contacto con el compañero de trabajo. «No creo que el suizo sea menos abierto frente a los extranjeros, así es también con otros suizos».

Tampoco cree que el suizo sea más ordenado que el salvadoreño, «sino mire mi casillero y compare», dice bromeando. La única característica que define como típicamente suiza es la puntualidad.

Más responsabilidad social en Suiza

Reflexiona y menciona otras singularidades: el suizo es tal vez más consciente de su responsabilidad social, no estaciona su auto en el lugar reservado a los minusválidos o si encuentra un teléfono móvil lo lleva a la oficina de objetos perdidos.

«Desde que llegué me identifiqué totalmente con estos valores», dice Carías-Rutz, quien no idealiza a su otro país.

«En El Salvador hay más basura en la calle, menos respeto al derecho ajeno, más violencia y agresividad, cuya causa no es sólo la pobreza. En Suiza también hay corrupción, pero afecta menos al que menos tiene. En todas partes se cuecen habas».

Destaca que mientras en El Salvador un médico tiene contacto más estrecho con el paciente y entra más temprano a la práctica, en Suiza hay mejor acceso a la información y a la tecnología. Además, precisa, la calidad de vida de un médico residente en Suiza es superior. «Hay más tiempo para estudiar y no veo tantos malos tratos».

Víctima de racismo en El Salvador

Fue en El Salvador donde fue víctima de ‘un racismo al revés’.

«Ser blanco significa ser ‘chelito’, o sea rico, y en algunos niveles hacen chistes o se burlan de ese color de piel. «Sufrí en El Salvador lo que nunca me ha pasado en Suiza».

¿Acaso aquí no existen prejuicios contra los latinoamericanos?. «Sí los hay, unos reales, como la impuntualidad, y otros no. No todos los latinoamericanos bailan salsa, ni todos los suizos tocan cuerno alpino», responde.

Lo que sí puede asegurar es que el suizo es rígido, le cuesta adaptarse a lo nuevo, cambiar sus propios esquemas por otros que vengan de fuera o de su propia sociedad, lo que a fin de cuentas no siempre es negativo.

Este médico evita caer en estereotipos, se siente orgulloso de sus raíces, de su religión católica – «no me gusta que ataquen al Papa»- y le molesta que le digan que él es así o asá porque es salvadoreño o porque es suizo.

Una poderosa razón lo lleva de nuevo a El Salvador: la familia. «Me quedaré en Suiza unos cinco años más. Mi esposa y yo sabemos de las deficiencias de nuestro sistema, pero nuestras familias están allá. También le falta el sol y las pupusas (típicas tortillas rellenas). Allá extrañará los quesos, especialmente la Raclette.

La condición: mejorar el idioma alemán

Dos motivos trajeron a Suiza a la Dra. Elena Majano de Carías: hacer un postgrado en Neurología y/o Psiquiatría y su novio, Juan Carlos Carías-Rutz, que ya estaba aquí.

Majano llegó con un título de médico internista y con la experiencia de haber sido durante tres años y medio jefe de residentes en su área en el Hospital Militar Central de El Salvador.

Tras una entrevista en inglés con Christian Hess, Jefe de la Clínica de Neurología del ‘Inselspital’, fue aceptada como médico invitada. «El profesor Hess es una persona muy receptiva y después de ver mis papeles, lo único que recalcó fue que mejorara mi alemán», dice.

Elena encontró un ambiente de apertura, también entre sus colegas del Laboratorio del Sueño. «Ser salvadoreña o ser mujer no ha sido problema en Suiza, tampoco en mi país. Todo depende de la personalidad de cada uno. Soy una persona abierta y segura de mí misma».

Otra organización en la medicina suiza

Majano dice haber aprendido mucho desde que llegó al ‘Insel’, en octubre del año pasado. «Aquí se disponen de los recursos y la tecnología más moderna, equipos de los que en mi país sólo conocemos por los libros».

También aprende otra forma de ver la medicina. «La organización es diferente, aquí se delega más responsabilidades, hay especialistas y subespecialistas, hay más trabajo en equipo, se actúa más rápido y las personas están presentes en el momento preciso».

Lo único que ha sido algo difícil de aceptar para esta joven profesional, que en su país era financieramente independiente, ha sido trabajar sin ser remunerada. «Pero no me sentiría satisfecha de ganar un sueldo, como mi esposo, porque todavía no domino el alemán».

Por esta limitación, siente que no puede asumir a plenitud la gran responsabilidad que tiene todo médico. «Quiero mejorar mi alemán para acoplarme plenamente al sistema, para ser tan competitiva como otros colegas, para aprovechar mejor esta oportunidad.»

swissinfo, Rosa Amelia Fierro

Cálculos hospitalarios en millones de francos: 793 (funcionamiento); 464 (ganancias facturadas); 95 (pagos por aprendizaje e investigación); 215 (aportación por funcionamiento a la Dirección Cantonal de Salud según la Ley Federal de Seguros).
El ‘Inselspital’ dispone de 960 camas, con un promedio de utilización de 86,2%.
Un paciente permanece en el hospital un promedio de 6.5 días.
Este hospital ofrece 1,080 plazas para la formación profesional en áreas de la salud y 585 puestos para estudiantes de medicina.

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