Las primeras nevadas son las que más invitan a crear el primer muñeco de nieve, como éste en Weinfelden, en el cantón de Turgovia. (Keystone/Ennio Leanza)
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Y en las pendientes del Eggberg, en el cantón de los Grisones, la invitación es a la caminata sobre la nieve fresca. (Keystone/Arno Balzarini)
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La gente contempla los coches cubiertos de nieve, junto a los árboles de la orilla del lago Leman, cerca de Versoix en enero de 2005. Los fuertes vientos empujaron el agua del lago hasta crear curiosas esculturas de hielo. (Keystone/Martial Trezzini)
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La virgen del monasterio de Einsiedeln, cubierta de nieve. (Keystone/Steffen Schmidt)
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Appenzeller: una familia bien provista para disfrutar de la nieve. (Keystone/Ennio Leanza)
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La gente disfrutando del lago helado de Joux, en Le Sentier, al oeste de Suiza. (Keystone/Laurent Gillieron)
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Ambiente invernal en un bosque de la región de Appenzeller. (Keystone/Ennio Leanza)
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En el campo en Obwald, una mañana fría, pero bella. (Keystone/Urs Flüeler)
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Basilea: los 'papás Noel' en Harley. (Keystone/Markus Stuecklin)
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Un ciclista pasa por debajo de palmeras cubiertas de nieve, en las inmediaciones del lago de Lugano, en Lugano, cantón del Tesino. (Keystone/Karl Mathis)
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Los niños también participan en las tradiciones seculares de Nuevo Año en Appenzeller. (Keystone/Alessandro Della Bella)
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Frío extremo en Zúrich. Las chimeneas trabajan a todo poder. (Reuters/Andreas Meier)
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Camping en Lenzerheide. (Keystone/Ennio Leanza)
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Y también se practica el buceo bajo una capa de hielo sobre el Lago Lioson, en el cantón de Vaud. (Keystone/Jean-Christophe Bott)
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Y el momento más esperado tras el frío del exterior, un chalé, pan y queso... El momento de la fondue. (Keystone/Martin Ruetschi)
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En Engadina, se festeja aún el fin del invierno como en los tiempos antes del cristianismo. (Keystone/Arno Balzarini)
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«Oh tiempo, suspende tu vuelo». Lago de Pfäffikon. (Keystone/Steffen Schmidt)
Antes de que inicie el marató de ski de fondo en Maloja. «¿Dónde dejé mis esquíes?» (Reuters/Arnd Wiegmann)
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Nada como una buena dosis de galletas para aguantar el frío. Aquí, en plena preparación con aroma de mandarina, harina, especies y mantequilla. (AP Photo/Christof Stache)
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Navidad también para aquellos que viven solos. El Ejército de la Salud les ofrece una cena y un momento de compañía. (Keystone/Jean-Christophe Bott)
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Suiza Central. Un ritual invernal milenario. (Keystone/Ennio Leanza)
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En el cantón de los Grisones, la nieve refleja los colores de la fiesta a finales de año. (Keystone/Arno Balzarini)
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A semejanza de un faro, la cruz se encuentra en la cúspide de una cumbre alpina en San Gall. (Keystone/Arno Balzarini)
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Un bar iglú en la zona turística de Engelberg. (Keystone/Gaetan Bally)
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Una máquina quitanieves limpia las calles de Stabio, en el sur de Suiza, en las primeras horas del día. El sur del país vivió en 2006 la nevada más fuerte de los últimos 20 años. Cerca de un metro de nieve cayó en 24 horas lo que causó un inmenso caos en las calles. (Keystone/Ti-Press/Francesca Agosta)
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Colores otoñales
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Los días se acortan, la capa de niebla se espesa y las primeras escarchas recuerdan que el inverno se aproxima. El otoño ya llegó a Suiza, con la magia de sus colores, teñidos de una dulce melancolía propia de este periodo del año.
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Las piscinas públicas, las terrazas de los restaurantes, los numerosos conciertos y festivales al aire libre: es el verano suizo, que este 2009 adelantó s aparición desde mayo.
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