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Repúblicas hermanas: los lazos de unión entre Estados Unidos y Suiza 

dibujo: un grupo de ejército y un soldado poniendo una bandera en una colina
Un confederado suizo honra a Helvetia en el centro de esta litografía, publicada con motivo de la entrada en vigor de la primera Constitución Federal suiza en 1848. Una constitución que adoptó algunos elementos de la Constitución estadounidense. Burgerbibliothek Bern

Suiza y Estados Unidos fueron en su día repúblicas hermanas. Hace poco, el antiguo embajador de Donald Trump en Suiza volvió a sacar a relucir el término. De hecho, ambos países se han influido mutuamente.

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Tras el final de la Guerra Civil estadounidense, miles de suizos celebraron el triunfo de la Unión en EE. UU. El sentimiento de solidaridad con el bando victorioso fue enorme. En 1865, cerca de 20.000 suizos firmaron un documento para expresar sus condolencias por la muerte de Abraham Lincoln.

Una cifra elevada para una época en la que el concepto de ciudadanía estaba aún en pañales, y firmar documentos de esas características no era tan cómodo como hoy. 

El gobierno del cantón de Argovia se dirigió a “nuestra gran República hermana del otro lado del océano” en señal de estrecha solidaridad. Hoy podría parecer una relación un poco megalómana: por un lado, la primera potencia mundial con cientos de millones de ciudadanos, por el otro, un cantón de la diminuta Suiza. Pero, entonces, la parte estadounidense también hacía hincapié en la hermandad.  En 1865, el enviado del gobierno estadounidense George Fogg escribió al Congreso de su país que el Gobierno y el pueblo suizos nunca habían vacilado “en su amistad con la república hermana”.

En aquella época los dos países se consideraban efectivamente repúblicas hermanas. Y así fue durante mucho tiempo.

Dibujo
La llamada “Swiss Miss” (de pie sobre una piedra y vestida con el traje tradicional) quiere convencer a su hermana estadounidense de que vote en el referéndum. La representación data de 1893. Las mujeres reales no pudieron votar a nivel nacional en EE UU hasta 1920. En Suiza, el sufragio femenino se introdujo en 1971. Cosmopolitan Magazine

En 1991, James H. Hutson, alto cargo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, resumió la relación de la siguiente manera: “A partir de 1776 la evolución política de ambos países discurrió a menudo en paralelo y, en momentos históricos cruciales, la Constitución de uno sirvió de modelo para la del otro”.

¿Acento suizo en la Declaración de Independencia estadounidense? 

Incluso la “frase más importante del vocabulario político de Estados Unidos” podría tener cierto “acento suizo”, afirmaba Hutson. A mediados de la década de 1770, cuando Suiza era aún una confederación de Estados y las 13 colonias de Norteamérica luchaban contra el poder colonial británico, algunos de los padres fundadores de Estados Unidos, sobre todo Thomas Jefferson, leían con gran entusiasmo a un filósofo ginebrino: Jean-Jacques Burlamaqui. 

Burlamaqui, cuadro
El filósofo ginebrino Jean-Jacques Burlamaqui, 1760 Public domain, Wikimedia Commons

¿Jean-Jacques qué? A muy pocos les suena hoy este nombre, ni siquiera en Suiza. Sin embargo, el filósofo fue muy popular en el siglo XVIII.

Según algunos historiadores, entre ellos el de la Universidad de Harvard Morton G. White, la lectura de Burlamaqui influyó incluso en la Declaración de Independencia. Ese sería el “acento suizo” de la “frase más importante” de la Declaración de Independencia: “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales, que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.

Portada de la obra de Jean-Jacques Burlamaqui "Principios de Derecho Político", en el original francés de 1764.
Portada de la obra de Jean-Jacques Burlamaqui “Principios de Derecho Político”, en el original francés de 1764. CC BY-SA 4.0

El filósofo escocés John Locke formuló estos derechos de forma similar. Con una diferencia crucial: la frase de Locke reza “vida, libertad y propiedad”. Locke escribió en otro lugar sobre la “búsqueda de la felicidad”.  

La búsqueda de la felicidad como derecho natural

Burlamaqui fue el primero en definir la búsqueda de la felicidad como un derecho natural del que se deriva casi todo. Burlamaqui relacionó este derecho directamente con el derecho a la autodefensa: si alguien actúa como enemigo, uno puede tomar las armas en aras de la seguridad y la felicidad, señalaba.

Un concepto que probablemente fue asumido por los padres fundadores de Estados Unidos durante la Guerra de la Independencia. Y una interpretación que sigue presente en los EE.UU. de hoy.

En efecto, existe una línea de pensamiento que va desde Burlamaqui y su discípulo Emer de Vattel hasta los estadounidenses de hoy día, para quienes el derecho a portar armas sigue formando parte de su identidad.

cuadro retrato de Jefferson
Thomas Jefferson, retrato de 1801, fue el principal autor de la Declaración de Independencia estadounidense y tercer presidente de EE.UU. de 1801 a 1809. Public domain, Wikimedia Commons

No hay ninguna confederación como la antigua Suiza 

En el proceso constitucional que siguió al final de la Guerra de Independencia, los grandes hombres de la historia de Estados Unidos discutieron la idea de una “Confederación Helvética”. “Los suizos no forman casi ninguna unidad, y más de una vez han estado en guerra entre sí”, dijo Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro estadounidense, en su discurso definitorio de 1787. En aquel momento, Suiza era una confederación, no un Estado, ni una república. 

Tendría que pasar otro medio siglo antes de que Suiza renaciera definitivamente como un Estado federal, como un hermano republicano. Para los partidarios de una Suiza republicana, Estados Unidos siguió siendo un importante punto de referencia hasta la Guerra de la Sonderbund de 1847.

El día de Año Nuevo de 1848, el filósofo Ignaz Paul Troxler publicó “La Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica como modelo para la reforma federal suiza”. Según el “Diccionario histórico de Suiza”, Troxler se convirtió así en la “comadrona de la idea del Estado federal suizo”.

Federalismo y sistema bicameral 

El Consejo Nacional y el Consejo de los Estados son copias de la Cámara de Representantes y del Senado. Además de las dos cámaras del Parlamento, que también permiten a los cantones de escasa población tener un peso importante, Suiza representa una combinación del Estado centralizado y de los cantones. Estos pueden decidir por sí mismos en muchos asuntos. Además, la Constitución estadounidense sirvió de modelo para los derechos fundamentales y los derechos humanos, así como para la separación de poderes.

dibujo de gente dándose la mano y pasando por un tronco de madera como puente

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País estable, moneda estable, modo de vida estable: comparado con otros países, en Suiza hay muchas cosas que funcionan bien. Un factor importante es el alto nivel de confianza en las instituciones.

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Pero en 1848 muchas cosas ya eran diferentes: en Suiza, los parlamentarios eligen al Tribunal Supremo Federal. A diferencia del Tribunal Supremo estadounidense, el tribunal suizo no es un tribunal constitucional. Por otra parte, el Consejo Federal suizo está concebido como un órgano de siete miembros, de manera completamente distinta al sistema presidencial de EE.UU.   

La cercanía alcanza su punto álgido en torno a la guerra civil estadounidense

Las “repúblicas hermanas” alcanzaron su cota más alta de cercanía ideológica y política al final de la Guerra Civil estadounidense, en la década de 1860. En plena Guerra Civil, John Watts de Peyster pronunció una solemne conferencia ante la Sociedad Histórica del estado de Vermont. Watts de Peyster comparó la Guerra de la Sonderbund suiza con la Guerra Civil estadounidense.

Ambos conflictos fueron una lucha contra fuerzas retrógradas que se oponían a la “marea del progreso liberal y la libertad”. Al igual que la Guerra de la Sonderbund fortaleció a Suiza, la victoria de la Unión también crearía un gobierno más acorde con el destino estadounidense. El Estado federal suizo defendía el espíritu de libertad en Europa. Fue el único digno de servir de objeto de comparación para Estados Unidos: “¡Las repúblicas deben aprender de las repúblicas!”.

“Eterno lazo de amistad y lealtad”

En aquella época Suiza estaba rodeada de monarquías. El Gobierno federal suizo, los cantones liberales y muchas personas del país sentían una gran afinidad con la Unión, como quedó patente en las 20.000 firmas de condolencia a la muerte de Lincoln.

un libro
Portada de un libro en la que se fusiona la bandera estadounidense con la cruz suiza. James H. Hutson ha analizado en profundidad el pasado común de las dos “repúblicas hermanas”. SWI swissinfo.ch

En 1865, el “Aargauer Nachrichten” escribió sobre EE.UU. tras la Guerra Civil que el momento era decisivo. “¿No debería Suiza levantarse y tender la mano a su amigo?”. La república hermana, continuaba el “Aargauer Nachrichten”, “estrecharía con amor la mano de la pequeña Suiza”. Este fue el comienzo de un “eterno y firme lazo de amistad y lealtad”. 

Pero, después, las cosas cambiaron, tanto en el campo de la diplomacia como en el de las instituciones. Con la introducción de la representación proporcional en Suiza en 1919, el panorama político en el Parlamento cambió radicalmente. Cuantos más partidos participaban en el gobierno suizo, más perseguía éste una política de compromiso y equilibrio internos. En Estados Unidos, los presidentes demócrata y republicano de turno se apresuran uno y otro a revocar todo lo que ha hecho su predecesor.   Asimismo, en el siglo XIX Estados Unidos no era neutral, pero al menos seguía una política de no injerencia en Europa. Hasta la Primera Guerra Mundial, esta actitud creó una cierta conexión con Suiza, que había sido neutral desde 1815. Sin embargo, la situación cambió con el importante papel geopolítico que EEUU ha desempeñado desde entonces, en particular desde el comienzo de la Guerra Fría.

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Un regalo de cumpleaños para Suiza 

foto retrato
Ed McMullen fue embajador en Suiza bajo el mandato del presidente estadounidense Trump y ha asegurado este año que Donald Trump aprecia especialmente a Suiza como república hermana. KEYSTONE

Hoy en día, el término “repúblicas hermanas” se ha convertido en una rareza. Pero sigue vivo en 2024. El antiguo embajador de Trump en Suiza, Ed McMullen, ha evocado la conexión entre ambos países en una entrevista concedida al diario Sonntagszeitung: el presidente saliente y nuevo candidato presidencial Donald Trump comprende y admira “la historia de la Confederación Helvética, y la considera nuestra ‘República hermana'”.

Hace más de 30 años, James H. Hutson analizó a fondo el pasado común de las dos “Repúblicas hermanas”. Su publicación fue un regalo de cumpleaños de Estados Unidos a Suiza: 700 años después del mítico Juramento de Rütli, para las celebraciones del aniversario en 1991. 

Pocos años después, el escándalo en torno a las cuentas inactivas y ciertas prácticas financieras de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial dañó su reputación en EE.UU.

Podemos suponer que ahora EE.UU. no habría hecho un regalo de cumpleaños a su república hermana.

El escándalo en torno a las cuentas inactivas es un ejemplo de cómo estos países se están distanciando. Mientras uno se ha erigido en potencia mundial e interviene en favor de valores e intereses, la pequeña Suiza sigue insistiendo en su neutralidad – y a veces la interpreta de un modo poco comprensible a nivel internacional.   

La influencia de John LockeEnlace externo en la Declaración de Independencia es generalmente indiscutible, pero también lo es el hecho de que los autores de la Declaración de Independencia se inspiraron en gran medida en diversos autores. La obra de Jean-Jacques Burlamaqui fue muy popular en el siglo XVIII y dio a conocer las ideas de Locke a un público más amplio. Sin embargo, Burlamaqui desarrolló aún más las ideas del derecho natural. Aunque la expresión “la búsqueda de la felicidad” también aparecía en la obra de Locke, Burlamaqui situó la felicidad en el centro. La entendía como un derecho natural de todo individuo.

Morton G. White fue el primer historiador moderno que intentó deducir la influencia de Burlamaqui en la Declaración de Independencia a partir de pruebas circunstanciales. Para establecer la conexión con Burlamaqui, White basó sus argumentos principalmente en el “borrador” de Thomas Jefferson.

Las citas de las fuentes históricas están tomadas de la conferencia “Der amerikanische Sezessionskrieg in der schweizerischen öffentlichen Meinung” de George Müller, 1944 y del libro “The Sister Republics” de James H. Hutson, 1991. 

Texto adaptado del alemán por José M. Wolff / Carla Wolff

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