 
Denuncian que los ataques rusos se dirigen contra civiles ucranianos en zonas del frente
Rostyslav Averchuk
Leópolis (Ucrania), 29 oct (EFE).- Los civiles ucranianos sufren bombardeos indiscriminados y ataques dirigidos por parte de Rusia en las zonas del frente, como Kúpiansk y Pokrovsk, en el este de Ucrania, y Jersón, en el sur, según denuncian testigos y organizaciones de derechos humanos, aunque miles de ciudadanos se aferran aún a sus hogares y a sus vidas.
«Es imposible que los rusos no vieran que no era un vehículo militar», dice Anatoli Repsh, sargento de la 14ª Brigada de Ucrania, que combate cerca de la asediada ciudad de Kúpiansk, en la región nororiental de Járkov.
En un video compartido por Repsh con EFE, se ve un coche civil ardiendo en medio de una carretera tras ser alcanzado por un dron kamikaze, mientras varios soldados colocan torniquetes para detener la hemorragia en la pierna y el brazo izquierdos del conductor herido, un vecino de unos cuarenta años, antes de trasladarlo a toda velocidad a un puesto médico.
«Esta es una prueba más de que Rusia ataca deliberadamente a civiles», subraya Repsh, quien asegura haber presenciado varios casos similares.
Civiles bajo ataque
Además de los bombardeos indiscriminados, los ataques dirigidos contra civiles han sido el «modus operandi» del Ejército ruso a lo largo de todo el frente en Ucrania, según múltiples testimonios y organizaciones de derechos humanos.
«Me pregunto: ¿por qué lo hacen? La respuesta es simple: porque pueden y porque no son castigados», afirmó en sus redes sociales Denís Jristov, un voluntario civil que ayuda a evacuar a personas de zonas como Pokrovsk.
La semana pasada, Jristov compartió imágenes de dron en las que se veía a dos civiles muertos y a un hombre cargando a una mujer herida cerca de la estación de tren, tras la incursión de un grupo de infantería ruso en la ciudad, situada en la región oriental de Donetsk.
«Los repetidos ataques con drones de corto alcance por parte de las Fuerzas Armadas rusas en las zonas del frente han provocado muertes y heridas a civiles, destrucción generalizada y un entorno coercitivo que ha obligado a miles a huir de sus hogares», señala un informe de la Comisión Internacional Independiente de Investigación sobre Ucrania de la ONU publicado el lunes.
La Comisión, que se ha centrado en los territorios del sur de Ucrania en un área que se extiende a lo largo de más de 300 kilómetros en la orilla derecha del río Dniéper, considera que los ataques rusos son intencionados y coordinados, y no acciones aisladas de soldados individuales.
Los califica como «crímenes de lesa humanidad por asesinato y traslado forzoso de población», pese a la insistencia de Moscú en que su ejército solo ataca objetivos militares.
Negarse a abandonar sus hogares
Aunque la mayoría de los habitantes de ciudades como Kúpiansk, Pokrovsk o Jersón han huido, miles permanecen.
«La mayoría tiene más de 60 años. Han trabajado toda su vida para construir un hogar y prefieren morir allí antes que vivir en un lugar extraño y en pobreza», dijo a EFE Mikola Polianskí, un voluntario de Járkov que ayuda a evacuar a residentes de las zonas de combate.
El escaso apoyo estatal a los desplazados ucranianos alimenta la incertidumbre, mientras que las conversaciones sobre un posible alto el fuego promovido por Estados Unidos dieron falsas esperanzas a muchos, hasta que ya fue demasiado tarde para evacuar algunas zonas, subrayó Polianskí.
Muchas personas cuidan de familiares gravemente enfermos, mientras que otras se niegan a marcharse sin sus animales, explicó a EFE Oksana Pogomí, diputada del consejo municipal de Jersón.
Larisa Vakuliuk, de 84 años, permaneció en la ciudad, separada del Ejército ruso por el río Dniéper, para cuidar de sus veinte cabras.
«Todos tienen miedo, pero cada uno conserva la esperanza», dijo en septiembre en una entrevista con la periodista independiente Zarina Zabriskí, que intenta llamar la atención sobre los ataques rusos.
Un mes después, la anciana fue asesinada por un dron ruso, cuyos operadores podían ver a quién atacaban mediante la cámara incorporada en el aparato, según la Fiscalía General de Jersón.
«La situación solo empeora», comentó Pogomí, al tiempo que los analistas del proyecto ‘Tochnyi’, dedicado a mapear los ataques, estiman que al menos 1.535 habitantes de Jersón han resultado heridos o muertos por drones desde comienzos de 2024.
Aun así, cientos de personas, como Pogomí o Polianskí, deciden quedarse para apoyar la defensa o ayudar a los más vulnerables.
«Es nuestro deber moral y no podemos ignorarlo», subrayó Polianskí. EFE
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