Dos tercios de los niños de Sudán del Sur sufren las peores formas de trabajo infantil
Atem Simón Mabior
Yuba, 29 oct (EFE).- Casi dos tercios de los niños de entre 5 y 17 años en Sudán del Sur están atrapados en las peores formas de trabajo infantil, como la minería, el pastoreo, la agricultura intensiva o incluso la participación en conflictos armados, según reveló el primer estudio sobre trabajo infantil hecho en el país más joven de África.
La ONG Save the Children, junto con los ministerios de Trabajo e Infancia sursudaneses, realizó este informe, que también señaló que la pobreza, la inseguridad alimentaria y el colapso de los sistemas educativos y de protección social están empujando a una generación de menores a trabajar para sobrevivir, en lugar de estudiar para construir su futuro.
El estudio revela que el 64 % de los menores realizan trabajos considerados peligrosos o coercitivos. En algunos condados, como Kapoeta del Sur y Yambio, la cifra alcanza el 90 %, ya que son demandados por las minas de oro que se encuentran en estas zonas.
Según aseguró a EFE el viceministro de Trabajo de Sudán del Sur, Deng Tong, “este estudio nacional proporciona una base esencial para la acción, ya que debemos apoyarnos en estas evidencias para crear una base de datos nacional que permita supervisar el trabajo infantil y tomar decisiones para proteger a los menores”.
“Ha llegado el momento de pasar de los compromisos a la aplicación, y de las promesas a los resultados, para ofrecer a cada niño de Sudán del Sur la oportunidad de soñar y prosperar”, añadió Tong.
Por su parte, el director de Save the Children en Sudán del Sur, Chris Nyamandy, explicó en declaraciones a la prensa tras la presentación del informe que “el hecho de que el porcentaje de trabajo infantil haya alcanzado cifras tan elevadas evidencia una crisis que va más allá de la pobreza”.
“El acceso a la educación sigue siendo el factor preventivo más fuerte: los niños que asisten regularmente a la escuela son menos propensos a verse involucrados en trabajos de carácter explotador”, afirmó, antes de añadir que “reforzar la educación, los medios de vida y la protección infantil puede revertir esta tendencia preocupante”.
Causas del trabajo infantil
Según un estudio del Borgen Project, una organización no gubernamental estadounidense dedicada a combatir la pobreza global y promover el desarrollo, el trabajo infantil en Sudán del Sur tiene su origen en una combinación de factores: el conflicto armado, la pobreza, la debilidad del sistema educativo y determinadas costumbres sociales.
“La guerra civil en curso ha obligado a miles de familias a desplazarse, dejando a los menores expuestos al reclutamiento o al trabajo en entornos peligrosos como medio de supervivencia”, señaló el informe.
Además, añadió que “la falta de escuelas convierte el trabajo en la única opción para muchos menores, mientras que la pobreza extrema lleva a las familias a depender de los ingresos de sus hijos para cubrir sus necesidades básicas”.
Las tradiciones locales contribuyen a agravar el fenómeno, ya que “el trabajo infantil se considera parte de la responsabilidad familiar”, mientras que las niñas suelen ser excluidas de la educación para dedicarse a las tareas domésticas.
El informe concluyó afirmando que “erradicar esta práctica requiere abordar las causas profundas de la pobreza y promover la educación como un derecho fundamental, no como un privilegio”.
Reclutamiento en conflictos armados
El reclutamiento infantil para la guerra constituye una de las formas más graves de trabajo infantil en Sudán del Sur.
Según UNICEF, los menores son muchas veces obligados a integrarse en grupos armados, lo que les priva de su infancia y los expone a actos de violencia y explotación sexual.
La organización informa de que, desde principios de 2016, unos 16.000 niños en todo el país han sido reclutados.
El analista político Mathiang John Matai señaló a EFE que el trabajo infantil en Sudán del Sur trasciende lo social o lo económico: “es un reflejo del colapso de las instituciones del Estado y de la fragilidad de los sistemas educativo y de protección social”, advirtió.
A su juicio, revertir la situación exige “un enfoque integral” que combine el fortalecimiento de la educación con el apoyo económico a las familias, la ampliación de los programas de protección social y una mayor sensibilización comunitaria.
Matai insistió en que el Gobierno, junto con las organizaciones internacionales y locales, debe poner en marcha políticas eficaces que garanticen la educación y la seguridad de todos los menores, para romper de forma duradera el ciclo de explotación laboral.
Añadió que la reintegración de los niños vinculados a los conflictos armados, con el necesario acompañamiento psicológico y social, constituye “una pieza clave de cualquier estrategia de éxito”. EFE
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