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El centro de negocios suizo se adapta al nuevo escenario bélico

Vista aérea de Ginebra
Ginebra (en la foto) y Zug son los dos lugares más importantes de Suiza para el comercio de productos básicos rusos como el petróleo crudo, el grano y el aceite vegetal. © Keystone / Leandre Duggan

Después de que el lunes Suiza diera un paso histórico e impusiera sanciones económicas a Rusia para alinearlas con Europa y Estados Unidos, el ecosistema suizo del comercio de materias primas –engranaje clave para las exportaciones rusas– está teniendo que adaptarse.   

Con independencia a su tamaño geográfico, las tres cuartas partes del crudo y los productos petrolíferos rusos se gestionan en Suiza. Y el país alpino también es donde, hasta hace poco, ha tenido su sede el polémico proyecto de gasoducto ruso Nord Stream 2. Como consecuencia de las sanciones, la empresa Nord Stream 2, con sede en Zug, ha despedido a más de 140 de sus empleados, tal y como se informó a principios de semana.

Suiza también es un importante centro del comercio de grano y aceite vegetal ruso y ucraniano. Y aquí los servicios bancarios especializados proporcionan crédito a los comerciantes. Las compañías navieras, asimismo, constituyen otra pieza importante del sistema comercial.

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Después de que el presidente suizo Ignazio Cassis anunciara que, como reacción a la invasión rusa de Ucrania, el país iba a congelar de inmediato los activos rusos, muchos agentes indicaron a SWI swissinfo.ch que estaban evaluando la situación y que cumplirían las sanciones internacionales.    

No obstante, la situación actual hace que sus operaciones se vean afectadas, incluido el acceso a las fuentes de materias primas y al crédito, así como a los seguros y al transporte marítimo.

“El problema es ¿cómo podemos seguir comerciando con ellos si no podemos hacer transferencias con bancos rusos que ya no están en el sistema SWIFT?”, explica Florence Schurch, secretaria general de la Asociación Suiza de Comercio y Navegación (STSA), grupo de interés del sector.

Aparte de Canadá –que el martes anunció un veto al petróleo ruso–, y en un intento por limitar el impacto de los precios para los consumidores, las sanciones internacionales no se han dirigido a las materias primas específicamente. No obstante, las medidas recientemente adoptadas para excluir algunos bancos rusos del SWIFT –el principal sistema de mensajería financiera mundial– e impedir que el banco central de Rusia despliegue sus reservas están complicando las transacciones con los proveedores rusos de materias primas.

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Société Générale y Credit Suisse, dos de los principales bancos que facilitan crédito a los comerciantes de materias primas, dijeron el lunes que iban a dejar de financiar las operaciones rusas. Antes de que a la entrega de las mercancías se les devuelva el dinero, los operadores comerciales dependen de las líneas de crédito a corto plazo para financiar las transacciones. No poder acceder a ese crédito complica las operaciones, incluido el envío de mercancías que pueden ser desde productos energéticos hasta suministros alimentarios y metales.

Los grandes grupos financieros ING y Rabobank también están limitando el acceso al crédito para las operaciones con productos rusos. Los bancos rusos Gazprombank y Sberbank, que tienen sucursales en Suiza y estaban en la lista de sanciones de Estados Unidos, también ofrecían servicios de financiación comercial antes del conflicto.

En medio de la creciente restricción del crédito, el cada vez mayor aislamiento de Rusia y la caída del rublo (que hasta el martes había perdido un 30 % de su valor frente al dólar), muchas empresas de materias primas han preferido no hacer declaraciones.  

Respuestas en tiempo de guerra

Trafigura es una de las distintas empresas con sede en Ginebra que comercia el crudo de los Urales, un producto básico para las refinerías europeas, entre las que también están Glencore, Vitol y Gunvor. “Seguimos vigilando de cerca la situación y nos aseguramos de que cualquier transacción que hagamos cumpla los requisitos reglamentarios y las sanciones aplicables”, ha señalado Trafigura en un comunicado enviado por correo electrónico.

Trafigura anunció el miércoles que, a raíz de la invasión de Ucrania por parte de Moscú, había congelado sus inversiones en Rusia y que estaba revisando su participación del 10 % en el proyecto Vostok Oil de Rosneft en el Ártico. A principios de esta semana, la petrolera británica BP dijo que salía del 19,75 % de su participación con derecho a voto en Rosneft, y, antes de la prohibición rusa de vender activos nacionales, Shell se desprendió de sus participaciones rusas.Enlace externo

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Mientras tanto, Glencore dijo a mediados de febrero que había vendido una participación minoritaria en Russneft, un productor de petróleo más pequeño, después de que su fundador fuera incluido en una lista de sanciones de la UE el año pasado. También tiene una participación del 10,55 % en En+, un grupo hidroeléctrico y metalúrgico, y otra participación en Rosneft. La empresa en un comunicado declaró el martes: “No tenemos ningún área de trabajo en Rusia y nuestro riesgo comercial no es esencial para Glencore”.

El cofundador de Gunvor, Gennady Timchenko, el sexto oligarca más rico de Rusia, vendió sus acciones en la firma en 2014 después de ser incluido en una lista de sancionesEnlace externo anteriores de Estados Unidos tras la anexión de Crimea por parte de Rusia, vinculando sus actividades empresariales con Putin.

Aunque algunos operadores del sector energético restaron importancia al impacto de las sanciones, y los informesEnlace externo del martes señalan que la actividad petrolera en Rusia continúa, el precio del crudo Brent, la referencia internacional, ha subido por encima de 112 dólares por barril, un nivel que no se veía desde 2014.

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¿Qué nueva normalidad?

Para Giacomo Luciani, experto en materias primas, los operadores comerciales actualmente responden a las intenciones de la mayoría de los gobiernos occidentales, reacios a provocar un aumento de los precios tras cualquier reducción de suministros energéticos. Y, de momento, mantienen el flujo de productos procedentes de Rusia, aunque con mayores costes de transacción. Pero espera que la situación a largo plazo varíe.

“En el futuro, veremos acciones y políticas deliberadas para reducir progresivamente la dependencia (de Occidente) del petróleo y del gas rusos, afectando probablemente al petróleo antes que al gas, mediante el desaliento de la exportación de productos petrolíferos desde Rusia”, explica Luciani.

Esto significa que los operadores comerciales se abastecerán de importaciones de crudo de otras partes del mundo, incluso de la OPEP, un cártel de grandes países exportadores de crudo. Los países petroleros de la OPEP+, formada por los miembros de la OPEP encabezados por Arabia Saudí y los que no pertenecen al cártel, acordaron el miércoles mantener sus modestas subidas de producción.

Luciani, sin embargo, añade que –al igual que en el periodo posterior a la imposición de sanciones por parte de Estados Unidos a Venezuela en 2019– algunos operadores podrían ver oportunidades para comerciar con Rusia.

“China e India son comerciantes astutos y no querrían pagar el mismo precio” por el petróleo una vez que para los comerciantes occidentales sea cada vez más difícil hacer negocios con Rusia, dice, lo que obligaría a la Federación de Rusia a exportar petróleo con un fuerte recorte de precios. “Los chinos, sin duda, estarían deseando un descuento significativo y también los indios”, cuenta Luciani. China e India no han impuesto sanciones a Rusia.

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Suiza y el comercio de materias primas

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El comercio de materias primas en Suiza

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La presión sobre el grano

Además de la interrupción en el suministro de productos energéticos, los operadores comerciales de productos agrícolas con sede en Suiza también están viendo el impacto de las sanciones en la financiación del comercio, así como la paralización de la producción en Ucrania, donde los empleados han dejado sus puestos de trabajo para dirigirse al frente o huir del conflicto.

“(Estos problemas) repercutirán en todo el mundo, porque Rusia y Ucrania contribuyen mucho a suministrar cereales y grano al resto del mundo”, apunta Florence Schurch. Rusia y Ucrania –como primer y quinto productor de trigo, respectivamente– juntas suman una cuarta parte de la producción mundial. “Será un gran problema para la subida de los precios de las materias primas agrícolas”.

El precio del trigo y del maíz ya se han disparado, y crece la preocupación de que la interrupción en el suministro afecte la seguridad alimentaria en Oriente Medio y África sobre todo, los principales compradores del grano ruso.

“Mientras continúe la guerra, se producirán cuellos de botella” en el suministro de productos alimentarios, afirma Ivo Sarjanovic, profesor del programa de Comercio de Productos Básicos de la Universidad de Ginebra. “Los compradores tendrán que pagar más, pasarse a fuentes alternativas o agotar sus existencias”.

Los comerciantes ya han comprado trigo y maíz de Rumanía y pequeños cargamentos de maíz francés para venderlo en Europa. Se espera que el trigo de Argentina y Uruguay sea una alternativa para los mercados más lejanos.

Problemas de transporte

Las dificultades en el transporte de alimentos y otras materias primas son una prueba más para otra área del ecosistema de materias primas de Suiza, que alberga la mayor compañía naviera del mundo, MSC. Suiza –que no tiene salida al mar– ocupa el puesto 13º entre las principales economías propietarias de buques, por delante de los Países Bajos, Italia y Rusia, según un informeEnlace externo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo.

Al intensificarse la interrupción en las rutas comerciales a través del Mar Negro, los costes del transporte marítimo se han disparado. Los buques, incluido un barco fletado por la empresa de comercio mundial Cargill, se han visto afectados por los bombardeos, mientras que las aseguradoras están cobrando primas o negándose a cubrir los buques que navegan hacia la región. MSC no ha respondido a nuestra solicitud de información.

Según Schurch, con un número de barcos atascados en los asediados puertos ucranianos de Odesa y Mariúpol, está surgiendo una nueva crisis en el transporte marítimo.

“Hay grandes problemas en el transporte marítimo, sobre todo después de haberse recuperado de la pandemia, cuando hubo escasez de suministros. Ahora volvemos a tener problemas con la cadena de suministro”, dice la secretaria general de la Asociación Suiza de Comercio y Navegación.

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Traducido del inglés por Lupe Calvo

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