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El franco fuerte pone en aprietos al este europeo

Propietarios de inmuebles polacos se manifiestan en Gdansk tras la súbita apreciación del franco, lo que encarece sus préstamos hipotecarios contratados en la divisa suiza. AFP

Muchos ciudadanos de Europa del Este contrataron créditos en francos suizos en los últimos años debido a los beneficios que prodiga la estabilidad de esta divisa. Tras la reciente apreciación de la moneda helvética, sus deudas son una fuente de angustia.

En 2009, la polaca Agniezska Gagala contrató en su país un crédito hipotecario por 260 000 eslotis (64 000 francos suizos). Una deuda que en enero pasado –cuando el Banco Nacional Suizo (BNS) abandonó el tipo de cambio mínimo franco-euro – escaló a 500.000 eslotis. Toda una fortuna para ella.

Así, la joven de 32 años pasó de consagrar 1 200 eslotis mensuales al pago de su hipoteca a 2 000 eslotis, tras lo cual solo le quedan 600 eslotis para el resto de sus gastos. “No pueden imaginarse lo angustiada y enojada que estoy en este momento”, confiesa a swissinfo.ch.

“Mucha gente que contrató créditos en francos suizos no era consciente de los riesgos que implicaba esta elección. No se les explicó bien la situación. Los banqueros no pueden esperar que los clientes tengan los mismos conocimientos que un economista”, añade.

Y Gagala no es la única en esta situación. En los últimos años, unas 500 000 familias polacas contrataron préstamos en francos. El Banco Nacional Suizo (BNS) estima que los créditos hipotecarios de clientes de Polonia ascienden hoy a 230 000 millones de francos. Una suma menos significativa que la registrada en 2009 (cuando sumaban 397.000 millones), pero que se ha convertido en un problema desde enero pasado.

En su momento, varios países de Europa del Este contrataron créditos en francos para beneficiarse de la estabilidad de esta moneda y de los bajos tipos de interés suizos. Pero estas ventajas se esfumaron a partir de 2008, cuando estalló una crisis financiera global y el franco suizo se convirtió en un valor refugio.

No más créditos en francos

Ante la formación de la ‘burbuja monetaria’ antes descrita, algunos gobiernos optaron por reducir su exposición al franco. Hungría obligó a los bancos a convertir las hipotecas denominadas en francos suizos en créditos en florines húngaros. Y Serbia prohibió la contratación de créditos hipotecarios en francos suizos a partir de 2011.

Sin embargo, los hogares polacos siguieron endeudándose en francos para financiar inmuebles, automóviles y otros bienes. Actualmente, se estima que los créditos morosos de clientes polacos suman 36 000 millones de dólares (32 500 millones de francos).

El Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) deja claro, no obstante, que el problema que enfrenta hoy el este europeo con estos pasivos no es tan grave como el de 2008. Hace poco más de seis años, el 97% de las hipotecas húngaras se hallaban contratadas en francos, según Piroska Mohácsi Nagy, economista del BERD. Y la mayor parte de estos créditos se habían firmado a partir de 1991, después de la caída de la Unión Soviética.

Una crisis moderada

“En el presente, la exposición al franco suizo se ha reducido”, escribía el BERD en su web el pasado 26 de enero. “El riesgo sistémico es limitado, o casi inexistente, si se compara con la situación que prevalecía en 2008”.

Sin embargo, aunque la reciente apreciación del franco no amenaza la solvencia de los Estados o de los bancos, si hace mella en las finanzas de los ciudadanos y genera nuevos riesgos de inestabilidad en países que ya viven problemas sociales. De ahí que los gobiernos de Polonia y Rumanía hayan recibido exhortos para apoyar a sus ciudadanos con deudas en francos.

Repercusiones en cadena

Al igual que en 2008, la reciente e intempestiva apreciación del franco suizo ha generado nuevas víctimas. Se trata esencialmente de personas que contrataron créditos en francos.

El gobierno francés estudia la posibilidad de inyectar recursos frescos a un fondo que se creó tras la crisis de 2008, cuando algunas ciudades y distritos se vieron atrapados por créditos que se habían encarecido repentinamente (por ajustes cambiarios).

La repentina apreciación que experimentó el franco en enero pasado aumenta la presión sobre los deudores de aquella etapa que aún tienen pasivos por 10 000 millones de euros (10 400 millones de francos), según Reuters.

Los medios alemanes informaron de que diversas comunidades han tenido problemas para pagar deudas contratadas en francos, en un momento en que consideraban que la divisa suiza menos volátil que el euro. 

Los polacos con créditos en francos están inconformes, sobre todo, con los bancos comerciales –muchos de ellos propiedad de inversores extranjeros– porque les ofrecieron créditos en francos como su primera opción.

“Estamos muy indignados y convencidos de que los bancos nos engañaron, estafaron a nuestras familias, a nuestros hijos. Los bancos están por encima de la ley”, expresó por escrito a swissinfo.ch un deudor polonés que pidió ser identificado como W.S.

“Queremos que los bancos conviertan nuestras deudas (en francos) en eslotis y que se utilice el tipo de cambio vigente cuando contratemos los créditos. No puede ser que el consumidor asuma el 100% del riesgo y los bancos ninguno”, sentencia Gagala.

“También le reprochamos al Banco Nacional Suizo no habernos advertido jamás sobre la probabilidad que había de que renunciara al tipo de cambio mínimo de 1,20 francos por euro. Ha sido un gran ‘shock’ para muchos de nosotros. La gente ha entrado en pánico y es el tipo de estrés que afecta la salud”, puntualiza.

Las soluciones son complicadas

A pesar de que hubo advertencias en los últimos seis años sobre los riesgos que traían consigo las fluctuaciones cambiarias, hoy, muchos deudores se dicen engañados. Algunos afirman que los bancos los llevaron a tomar créditos en francos sin hablarles claramente de los riesgos en los que incurrían.

Frecuentemente se quejan de que, tras la crisis que estalló en 2008, las instituciones de crédito animaban a la clientela a invertir y endeudarse en francos vía esquemas complejos que no entendían a cabalidad.

El Gobierno polaco, que se enfrenta a un proceso electoral este año, intenta encontrar una solución que le permita preservar la credibilidad de su plaza financiera y la opinión favorable de medio millón de electores.

Se ha descartado la posibilidad de que Polonia replique la decisión de Hungría de realizar una conversión obligatoria de préstamos denominados en francos a pasivos denominados en la moneda local. Pero se espera que los bancos sí hagan concesiones a sus clientes, como el beneficio de las tasas de interés negativas en francos y prórrogas en el pago de sus créditos.

Hay países que ya tomaron cartas en el asunto. Poco después del anuncio del banco central suizo, el Parlamento croata votó a favor de imponer un tipo de cambio artificial para los bancos (en beneficio de los clientes). Y Rumanía revisa qué medidas puede tomar para atenuar las consecuencias de los créditos en francos suizos de alrededor de 75.000 ciudadanos.

Traducción del inglés: Andrea Ornelas

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