
El bombardeo israelí a la sede de la OLP en Túnez continúa presente 40 años después
Túnez, 1 oct (EFE).- Túnez recuerda este miércoles el bombardeo de la aviación israelí contra la sede de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en el país magrebí, cuando se cumplen 40 años del ataque, que permanece en la memoria de los más veteranos como uno de los sucesos «más terribles» vividos en suelo tunecino en las últimas décadas.
El 1 de octubre de 1985, la sede de la OLP, ubicada a unos 15 kilómetros de Túnez capital -donde se registraron varias decenas de muertos a causa de los bombardeos- fue el blanco de las acciones del Ejército israelí para desmantelar el conglomerado de movimientos políticos fundado por Yaser Arafat en 1964.
Entonces, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas condenó el bombardeo israelí, un ataque que -aseguró el organismo- «violó la soberanía y la integridad territorial de Túnez, contraviniendo los principios de la Carta de la ONU y el derecho internacional».
Un «terrible» recuerdo
Además de las reacciones de la organización multilateral y de diversos países, los bombardeos arreciaron el rechazo de los tunecinos hacia Israel y dejaron una herida abierta en quienes lo vivieron de cerca, que lo mantienen en la memoria como si hubiera ocurrido en un momento más reciente.
Ahmed Karmousi, taxista de 68 años, quien recuerda aquella «triste» jornada «como si estuviera mucho más cercana en el tiempo», dijo a EFE que fue uno de los hechos «más terribles» vividos en Túnez, un suceso que «nunca se borra de la mente, posiblemente, porque Israel no dejó nunca de atacar a su gran objetivo, que es Palestina, y está presente cada día».
«Los tunecinos amamos a los palestinos y defendemos su causa, que es también nuestra causa, y es posible que aquel suceso nos llevara a hacerla más cercana, a sentirla como un ataque a nosotros, porque su sangre es nuestra sangre», manifestó Karmousi.
«Olvido» consciente
También Hamdi Bouricha, coetáneo de Karmousi, recuerda aquel día, pero lo tiene más difuminado en su memoria, tal vez de manera consciente, porque considera que ahora toca «centrarse en el presente, en lo que está ocurriendo», en el «genocidio en Gaza» y en los «esfuerzos del activismo por llevar ayuda humanitaria» a la Franja Palestina.
Bouricha prefiere pensar en como «romper el bloqueo» y en qué va a pasar con la Global Sumud Flotilla -conformada por más de 40 barcos con medio centenar de activistas a bordo-, que navega en el Mediterráneo desde principios de septiembre.
El hombre, propietario de un pequeño kiosko en una céntrica calle de la capital, fue uno de los cientos de personas que despidieron en un puerto de Túnez a un grupo de embarcaciones de la flotilla que partió a mediados de septiembre, tras sufrir varios contratiempos, entre ellos, dos ataques con dron los días 9 y 10, según denunciaron los activistas que se encontraban a bordo.
Esos ataques -dijo Bouricha- «solo fueron un intento de Israel de detener la ruta de la flotilla», pero «esta vez, (el primer ministro Benjamín) Netanyahu no lo logró ni podrá impedir que el bien triunfe, más temprano o más tarde».
Para el hombre, está tan lejano aquel 1 de octubre de 1985, que ni siquiera recordó los bombardeos cuando los barcos de la Global Sumud Flotilla -que continúa su travesía rumbo a Gaza- recibieron los ataques en aguas tunecinas. EFE
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