
El «Catargate», un año después: aún en instrucción y con sus protagonistas en perfil bajo
Laura Zornoza
Bruselas, 9 dic (EFE).- Un 9 de diciembre de 2022, los compases finales del año en Bruselas se vieron sacudidos por el escándalo de corrupción bautizado como Catargate, un caso que sigue en fase de instrucción un año después y cuyos protagonistas mantienen un perfil bajo.
Aquel día culminaron meses de investigación con la detención de la entonces vicepresidenta del Parlamento Europeo, Eva Kaili; su pareja Francesco Giorgi; dos eurodiputados -Andrea Cozzolino y Marc Tarabella- y un antiguo legislador comunitario, Pier Antonio Panzeri (supuesto cabecilla de la trama), así como la incautación de más de 1,5 millones de euros y otros materiales.
Las pesquisas permitieron imputarles por participación en organización criminal, blanqueo de capitales y corrupción y enviarles a prisión preventiva, de la que todos los implicados han ido saliendo sucesivamente durante el 2023 a la espera de que comience el juicio.
Entre tanto, el exeurodiputado socialdemócrata italiano Pier Antonio Panzeri, considerado el cabecilla de la trama, acordó en enero colaborar en la investigación judicial belga como «arrepentido» a cambio de reducir su condena de prisión.
Bajo este pacto informará sobre el ‘modus operandi’ de la trama, los acuerdos financieros con otros países implicados, las estructuras financieras creadas, las partes interesadas de las estructuras creadas y beneficios, la implicación de personas conocidas y desconocidas en la investigación, incluida la identidad de los que admite haber sobornado.
Más allá de los entresijos de la investigación, la instrucción también ha sufrido tropiezos: el primer juez a cargo de la causa, Michel Claise -especializado en lucha contra la criminalidad financiera y con reputación de ser un magistrado sin miedo a investigar asuntos sensibles- decidió en junio apartarse del caso tras revelarse que uno de sus hijos tenía un negocio con el hijo de una eurodiputada amiga de los detenidos.
El fiscal federal belga, Frédéric Van Leeuw, relataba en una entrevista con la radiotelevisión pública francófona del país que en sus diez años de experiencia «nunca había visto tanta presión» en un caso, con filtraciones a la prensa, jueces extranjeros que les contactan o ataques al anterior magistrado instructor.
El aniversario de las detenciones ha ido acompañado de nuevas revelaciones en el periódico belga que destapó la investigación hace ahora un año, Le Soir, que junto a un consorcio de investigación europeo desvela este viernes que el papel de la exvicepresidenta del Parlamento Europeo en la trama sería mayor que lo que la propia griega admitió ante las autoridades.
Documentación filtrada a estos medios subraya lo estrechamente que Kailí siguió el trámite de la liberalización de visados para los cataríes en la UE, considerado un ‘dossier’ clave en las actividades de influencia del emirato en Bruselas, o la redacción de una resolución crítica con las violaciones de derechos humanos en este país de cara a la celebración del Mundial a finales de 2022.
Tanto Catar como Marruecos, también supuestamente implicado en los intentos de influir en la Eurocámara, niegan estar involucrados.
En paralelo, los abogados de Kailí han pedido a un tribunal bruselense que se pronuncie sobre la legalidad de las escuchas telefónicas y vigilancia de los servicios de inteligencia belgas que llevaron a la detención de la exvicepresidenta, ya que la griega disfrutaba en ese momento de inmunidad como eurodiputada.
Kailí, Tarabella y Cozzolino, los tres imputados que aún conservan su escaño en la Eurocámara – sólo su propio Estado miembro se lo puede retirar -, mantienen un perfil bajo como eurodiputados. Los tres han sido expulsados del grupo socialdemócrata y de todos sus cargos de responsabilidad en la institución y ninguno de ellos ha participado en una negociación legislativa o hecho preguntas parlamentarias desde finales de 2022.
Sí que son todavía miembros de algunas comisiones parlamentarias y mantienen en cualquier caso su salario, dietas y todas las prerrogativas asociadas al escaño, y Tarabella participa regularmente con intervenciones en debates del pleno.
También el Parlamento se vio obligado a acometer una amplia reforma interna para limpiar el daño a su imagen y durante 2023 ha logrado pactar una batería de reformas para, por ejemplo, obligar a los eurodiputados a hacer públicas más reuniones con grupos de presión que antes o a declarar con mayor detalle sus empleos en paralelo a su mandato en la Eurocámara.
El jefe del intergrupo de Anticorrupción del Parlamento Europeo, el alemán de los Verdes Daniel Freund, valoró en un comunicado que la institución ha logrado algunas mejoras en cuanto a la transparencia de los ‘lobbies’ y sus actividades pero alertó de que esto «no es suficiente para reducir el riesgo de intentos de sobornos de terceros países».
«Hasta la fecha, el Parlamento Europeo no ha implementado ninguna medida que pueda evitar un segundo ‘Catargate'», sentencia el alemán. EFE
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