
El peruano Roca Rey abre toreando de perfil la puerta grande en Guadalajara, en México
Borja Ilián
Guadalajara (México), 5 nov (EFE).- La tercera corrida de la temporada en Guadalajara, capital del estado mexicano de Jalisco, finalizó con dos orejas para el peruano Andrés Roca Rey y una para el mexicano Joselito Adame.
Un segundo mexicano, Leo Valadez, no obtuvo apéndices, mientras los toros de Jaral de Peñas lucían buenas hechuras, pero algunos anovillados, por lo que fueron protestados.
Descastados los toros en general, salvo el tercero y quinto, en una arena que registró tres cuartos de entrada en la Plaza de Toros Nuevo Progreso.
El de novillo de Fernando Toribio para el rejoneo resultó manso.
La nueva puerta grande en Guadalajara de Roca Rey sucedió con un astado protestado por anovillado. Dudó el torero largamente si mandarlo de nuevo al peto tras una vara mal dadá, además de larga.
El peruano se vio en la obligación de responder a un quite por chicuelinas de Leo Valadez.
Tras ello, comenzó pegado a tablas y tela en mano. Se frustró el intento, pues la mansedumbre inicial del toro obligó a buscarlo.
El espada pudo meterlo en la muleta con tandas ligadas, ejecutadas con la mano baja y de perfil.
El toro sacaba la casta citando al natural, como casi todo el resto del encierro.
Se vieron series de pases, ceñidos por lo caído de la muleta. Latigazos con mando, pero sin pausa, pues el torero nunca tuvo de frente la testa del bovino.
Con ambas manos no faltó tanda sin tener que recuperar terreno.
Muy bien recibido fue un muestrario final de circulares, con cambios de mano y pases por la espalda. Aderezados por demostraciones de valor.
el torero culminó restregando la tela por el morro del astado sin la ayuda de la que se había desprendido con mucha pompa.
Finalizó con una estocada en lo alto, algo trasera.
Las dos orejas dadas por el palco no gustaron a una parte de los aficionados.
Para su siguiente toro, vistoso, reclamado de nuevo por la aparente falta de años, la faena del matador peruano encontró el ritmo del animal, pero transcurrió sin vértigo en los pases.
Citó perfilado debido al punto de apoyo escondido de la contraria.
El toro tornó a una actitud defensiva y el triunfador de la tarde escuchó protestas por su mal empleo.
No falló con el acero y sí templo los ánimos. No al descastado Jaral de Peñas.
Acompañó en la estadística la oreja lograda por Joselito Adame.
Era de un colorado con mucho brío que partió la vara del picador en el encuentro.
Joselito Adame entendió que realizar las zapopinas era lo recomendable para lucir al astado.
Fue más allá y se atrevió a tomar los palitroques, algo poco habitual en su repertorio desde que es figura.
Eran estos recursos su mejor baza ante el desplazamiento alegre del Jaral de Peñas, logrando sacarle unas carreras al rival, además de aplausos a los aficionados.
La labor de muleta la inició toreando de rodillas. Cuando le llegó el momento, a Adame, de ponerse con la muleta, las fuerzas del toro eran otras.
Se quedaba la bestia cuando lo citaba Joselito, lo cual hacía con distancia.
En el peligro del cornúpeta pretendió construir la faena a base de arrimones y desplantes.
Se oyeron protestas. Lo finiquitó de buena estocada.
La oreja otorgada no se explica ni con la certera función de verdugo.
Antes, la corrida a pie la inició un toro de fina y juvenil estampa.
Manseó al recibir la puya, brincando por el ruedo mostrando la lengua.
En esas circunstancias, el también mexicano Fernando García, aplicó un gran par de banderillas con el que fijó al Jaral de Peñas.
Adame aprovechó el trabajo de su subalterno con una tanda de derechazos en el centro del ruedo.
A partir de ahí, el resto de su actuación desperdició, tanto la emoción que atesoraba el toro por el pitón izquierda, como la recién adquirida fijeza por derecho del mismo.
Adame no supo amortizarlo, toreando con distancia, por momentos a trompicones.
Tres toros para Leo Valadez. El primero de estos, también pequeño de tamaño, salía del caballo dando saltos. Recibió una pésima lidia en el tercio de varas,tres puyas mal puestas, y banderillas.
No fue excepción y la poca embestida la desarrolló por el lado izquierdo.
Valadez todo lo hizo en paralelo. Con un mitin de circulares intentó prender a los espectadores y pinchó.
Cerraba Leo Valadez con un toro parado. Hizo bien en abreviar.
Pidió uno de regalo al que con el capote, las banderillas y la muleta se enfrentó con entrega.
Realizó una buena primera tanda de muleta por ligazón, aunque en paralelo.
El toro pronto se rajó y el diestro acertó en una tanda de naturales al paso para obligar al manso.
Luego de algún circular, ya con el acero, concluyó arrodillado con unas bernardinas.
Falló con la espada y tras casi cuatro horas de festejo finalizó la corrida en Guadalajara, iniciada con la actuación del novillero rejoneador, quien no tuvo suerte en su presentación. EFE
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