El poder contra la prensa: el peor momento para los periodistas en Perú en el siglo XXI
Paula Bayarte
Lima, 29 oct (EFE).- La libertad de prensa en Perú atraviesa uno de sus momentos más oscuros del siglo XXI ante las amenazas de muerte, ataques personales, agresiones verbales y acoso judicial que viven los periodistas en este país por parte de las autoridades más altas de la nación como ministros, alcaldes y congresistas.
En su reciente informe anual, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) alertó que el año 2025 ha sido «uno de los peores» en las últimas décadas para la libertad de prensa en Perú, con el asesinato de dos periodistas.
Uno de los casos más sonados fue la exhortación que, poco antes de dimitir para ser candidato presidencial, hizo el ultraconservador Rafael López Aliaga para matar a Gustavo Gorriti, uno de los grandes periodistas de investigación de Perú. «Hay que cargarse a ese caballero», dijo durante un discurso.
“No es la primera vez que esto me ha sucedido en los más de 40 años que llevo como periodista, pero sí debo decir que no hay precedentes del conjunto de cosas, la avalancha, la marejada de desinformación, las montañas de mentiras que de forma constante se han proferido a lo largo de algunos años», afirma Gorriti en una entrevista a EFE por videollamada.
Gorriti expone que denunció penalmente a López Aliaga y compara este momento con situaciones vividas durante la época del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), cuando el investigador fue secuestrado por agentes del Estado durante el «autogolpe» del exmandatario en 1992.
Agrega que la situación del periodismo se enmarca en la crisis democrática más grave que ha sufrido el país en el siglo XXI, de la que solo quedan «jirones» (retazos) y que la deriva del país está en manos de quien gane las elecciones del próximo año.
Posible atentado
Del mismo modo, la periodista de investigación Karla Ramírez denunció que oficinas de inteligencia del Ejecutivo planeaban atentar contra ella tras revelar casos de corrupción durante la administración de la expresidenta Dina Boluarte (2022-2025), recientemente destituida.
«Ya levantaron la valla de la impunidad y se está normalizando ese tipo de ataques a los periodistas, es lamentable, es significativo», asegura a EFE Ramírez, jefa de la Unidad de Investigación de Panamericana de televisión.
«Yo no recibí una amenaza. Lo que yo recibí fue una información filtrada que me advertía de que ya era inminente el ataque que iban a realizar en mi contra. Tenían un organigrama de mi familia e información sobre ellos y la fuente me indicó que lo que querían era atacarme, que pareciera una cuestión de delincuencia común», relata Ramírez, que ha destapado sonados casos de corrupción en el poder.
La periodista recuerda que Boluarte pasó de arrinconar y no contestar a la prensa durante casi un año, a directamente atacar y criticar los programas de investigación del país, que han abordado temas de presunta corrupción sobre ella, uno de sus hermanos y miembros de su gabinete.
En los últimos meses, el exministro del Interior Juan José Santiváñez denunció a periodistas del canal Latina por haberle seguido en una investigación periodística y la Procuraduría solicitó el levantamiento de fuentes de otros periodistas de ese mismo canal que habían investigado un caso de corrupción en el Ministerio Público.
Escupitajo y agresiones
Las acometidas también han llegado por parte de miembros del Legislativo. Recientemente el congresista Héctor Valer escupió a un periodista que le criticó en un acto público y otra parlamentaria, Kira Alcarraz, espetó a una informadora: «Si estuviera alterada, téngalo por seguro que ya te hubiera estampado contra la pared».
Y pese al reciente cambio de Gobierno, la Policía ha agredido a periodistas que cubrían las protestas de la Generación Z contra el Ejecutivo y el Legislativo.
“Lamentablemente, sigue una pauta preocupante: ante cada cobertura de los medios, si se discrepa con su línea editorial, con la relación con sus fuentes o cómo se cubre una noticia, inmediatamente la prensa es amenazada con ser denunciada. Esto refleja una intolerancia manifiesta hacia la labor de la prensa», indicó ante el panorama de los medios peruanos el Instituto de Prensa y Sociedad (IPYS).
Ante este oscuro panorama, tanto Gorriti como Ramírez coinciden en señalar que lo que les queda es la unión entre periodistas y buscar apoyo en organizaciones nacionales e internacionales del gremio.
«Nos protegemos porque sabemos que estamos poniendo evidencia y por eso hay un respaldo entre los gremios periodísticos, colegas de otros medios. Lo he sentido y eso por lo menos es el último bastión, la última esquina que nos queda para seguir en la lucha», asegura Ramírez. EFE
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