En Gaza caen menos bombas, pero apenas hay medicamentos: «La situación es trágica»
Gaza, 4 dic (EFE).- El debilitado sistema sanitario gazatí lucha por atender a los pacientes que cada día inundan los pocos centros médicos que todavía quedan en pie en la Franja, una tarea que se ve frustrada especialmente por la falta de medicamentos y equipos sanitarios.
Complementos alimentarios, suero o desinfectantes son suministros médicos básicos que no son fáciles de encontrar en Gaza, donde el alto el fuego entre Israel y el grupo islamista Hamás no ha supuesto la reanudación de la entrada de estos materiales al ritmo anterior a la guerra.
«La situación es trágica», se lamenta el doctor Mohamed Abdesalam Mohcin, que cuenta a EFE que no dispone siquiera de los materiales necesarios para realizar una cura simple, como yodo o gasas.
Mohamed es médico de urgencias en el hospital Al Shifa, el mayor centro médico de Gaza hasta antes del comienzo de la ofensiva israelí, cuando fue asediado por las tropas israelíes y sus instalaciones sufrieron bombardeos constantes.
Ahora, el hospital renace parcialmente de entre las cenizas gracias a la puesta en funcionamiento de uno de sus edificios. A las puertas del centro, ubicado en la ciudad de Gaza (norte), las ambulancias se alinean entre el polvo y los escombros del resto del recinto, que apenas se tiene en pie tras ser devastado por la artillería israelí.
En el interior la situación no es mucho mejor, según Mohamed, que detalla la escasez de suministros que enfrenta el personal médico del centro, que se ha visto obligado a reducir al máximo el uso de las pocas reservas que almacenan, que han quedado limitadas a los casos extremadamente graves.
Sin insulina para los enfermos crónicos
A los cientos de miles de heridos durante la ofensiva israelí contra Gaza se suman los enfermos crónicos, que también «sufren mucho», cuenta el doctor del Al Shifa, que lamenta no poder atender a estos pacientes «debido a la escasez de medicamentos disponibles».
«Tenemos un número elevado de muertes que en realidad no deberían ocurrir», asegura tras mencionar el ejemplo de los diabéticos. Y es que la insulina es ahora un artículo de lujo en Gaza.
En la sala de espera del Al Shifa se amontonan los pacientes. Unos llegan en sillas de ruedas ayudados por sus familiares, mientras que otros caminan con muletas. Dejan que el personal sanitario les tome la tensión y muestras de sangre mientras esperan diagnósticos más precisos.
Entre ellos se encuentra Jaled Hamed Hajjaj, de 62 años, que ha acudido al hospital porque ha sufrido lo que cree que es el inicio de una trombosis.
Antes tomaba los medicamentos para la tensión y la diabetes que le suministraban la Agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) y otras organizaciones. Sin embargo, ya no encuentra el tratamiento que necesita: «No hay suficientes medicinas en Gaza para todo el mundo».
Señala desde la camilla a la habitación en el hospital, en donde cree que faltan «muchas cosas», y asegura que los médicos no pueden recetar los tratamientos a los pacientes «porque simplemente no hay».
Farmacias improvisadas entre los escombros
Mientras las reservas del sistema de salud gazatí se van agotando, las farmacias, como la de Youssef Ismael Abu Abeid, también están en mínimos.
Este farmacéutico ha emplazado su negocio, que consiste en unos pocos estantes protegidos por una carpa de plástico y unas cuantas tablas de madera, entre la basura y los escombros que inundan la ciudad de Gaza.
«La guerra nos ha obligado a vivir condiciones que jamás imaginamos y nos ha llevado a tener que abrir un quiosco como este en la calle», cuenta a EFE Youssef, que antes trabajaba para una empresa de medicamentos.
Señala a las pocas medicinas repartidas por las estanterías y asegura que se acabarán en una semana: «Intentamos sobrevivir con los recursos mínimos y con muy pocas posibilidades».
Antes de la guerra ya existía escasez de medicamentos en Gaza, recuerda, pero ahora no se encuentra «ni el 40 %» de lo que había dos años atrás, una situación agravada por «nuevos virus que no tienen remedio, debido a la contaminación en la que vivimos».
Aunque resiste por salir adelante, es consciente de la gravedad de la escasez: «En Gaza estamos viviendo como en una era primitiva, y si la situación continúa así, llegará un punto en el que no habrá remedio». EFE
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