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Estudiantes de Serbia critican el escaso apoyo de la UE en sus protestas contra el régimen

Bogdan Dasic

Belgrado, 30 oct (EFE).- Un año después del inicio de las protestas contra el Gobierno del presidente serbio, Aleksandar Vucic, los estudiantes del país balcánico se muestran desilusionados por lo que consideran falta de apoyo de la UE, pero no pierden la esperanza de poder derrocar un régimen que denuncian como corrupto y autoritario.

El colapso de un tejado en la estación de tren de Novi Sad, que causó 16 muertos el 1 de noviembre de 2024, desencadenó la mayor ola de protestas estudiantiles en la historia reciente de Serbia.

Pero mientras que, con el apoyo de cientos de miles de ciudadanos, los estudiantes exigen más justicia, menos corrupción y más democracia en Serbia, la Unión Europea (UE) sigue respaldando al nacional-populista Vucic, critican muchos activistas.

Desilusión con el apoyo europeo

Nemanja Curcic, estudiante de la Facultad de Filosofía de Novi Sad, asegura que el apoyo internacional para el movimiento estudiantil ha sido escaso para poder cambiar el régimen.

«La Unión Europea sostiene a Vucic de la mano en algún tipo de ‘baile geopolítico’. El pueblo serbio tendrá que resolver esto por sí mismo», opina Curcic en declaraciones a EFE.

Nemanja es uno de los estudiantes que participó en las caminatas por Serbia, difundiendo sus reivindicaciones en lugares donde solo se suele escuchar la voz y propaganda de los medios oficialistas.

«Es una sensación extraña cuando liberas a tu pueblo de un enemigo y te consideras ‘protector’ del pueblo, mientras que a ti te llaman traidor y terrorista», explica el estudiante.

El joven participó en la marcha de Novi Sad a Belgrado antes de la histórica concentración en la capital serbia, que reunió el 15 de marzo pasado a unas 300.000 personas.

Pese a ese apoyo masivo en las calles, el régimen y sus medios afines suelen difamar a los jóvenes manifestantes como «traidores y terroristas, financiados desde el exterior».

Ruta a Estrasburgo en bicicleta

No obstante, los estudiantes -que no tienen ninguna figura destacada que lidere el movimiento- organizaron un mes más tarde la llamada ‘Ruta a Estrasburgo’ en bicicleta para presentar sus demandas ante el pleno del Parlamento europeo.

Fue un viaje de dos semanas a través de varias ciudades europeas hasta la sede del Eurocámara, donde entregaron una carta explicando a los eurodiputados contra qué tipo de régimen luchan en Serbia, al que acusan de ser autocrático, corrupto y criminal.

David Filipovic, estudiante de la Facultad de Ciencias Técnicas de Novi Sad, fue uno de esos jóvenes que viajaron en bicicleta a través de media Europa.

«Esos 13 días me demostraron cuánta fuerza, valor y valentía tienen las personas que nos rodean», asegura David, quien eeñala que el apoyo de gran parte del pueblo serbio fue un motivo clave para su participación en esa marcha en bicicleta.

Sin embargo, los estudiantes consideran que pese a su persistencia el apoyo europeo sigue siendo sólo esporádico, a veces meramente «cosmético» y «simbólico».

Apoyo europeo a Vucic

Aseguran que Vucic, quien domina la política serbia desde 2012, aplica políticas que sacrifican los intereses nacionales en favor de grandes potencias, como ocurre con el proyecto minero de Jadar y Rio Tinto, con el apoyo explícito de la UE, que espera extraer en Serbia importantes materias primas estratégicas, como el litio.

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se reunió en octubre con Vucic en Belgrado, pero «aparte de algunos comentarios vagos sobre derechos y libertades, no hubo ninguna respuesta a la situación actual respecto a las protestas», recuerda Curcic.

«Nos queda claro que los valores que defiende la UE a menudo entran en conflicto con sus propios intereses en Serbia», apunta el estudiante.

El movimiento estudiantil comenzó como una protesta espontánea, pero se convirtió en una acción más organizada y con objetivos a largo plazo, con el apoyo de cientos de miles de ciudadanos descontentos con el Gobierno.

Si bien los estudiantes valoran el reconocimiento internacional, como la nominación para el Premio Sájarov o el Premio Nobel de la Paz, exigen cambios democráticos en su país, el más grande de la antigua Yugoslavia, que aún sigue lejos de poder integrarse en la UE.

«Los premios no significan mucho para nosotros. El resultado es el mismo con premios o sin premios. Si se cumplen nuestras demandas, la sociedad tendrá una oportunidad. Si no, no habrá sociedad en Serbia», resume Curcic el sentimiento del movimiento estudiantil.

Escépticos ante elecciones anticipadas

Los estudiantes, de manera paralela a las protestas y ahora también a los exámenes, trabajan en la formación de una candidatura para las próximas elecciones parlamentarias, cuya fecha aún se desconoce.

Aunque exigen comicios anticipados, son escépticos de que el presidente serbio, un antiguo ministro de Propaganda del régimen autoritario de Slobodan Milosevic, las acabe convocando.

«Vucic no convocará elecciones que pueda perder. Por eso, el escenario más realista son las elecciones previstas por ley, o sea, a más tardar en 2027», cree Curcic. EFE

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