Estudio apunta que las pymes cubanas prevén un 2026 bueno para ellas, pero no para el país
La Habana, 12 dic (EFE).- El 76 % de las empresas privadas cubanas se siente optimista o muy optimista de cara a 2026, pese a que el 60 % prevé que la economía nacional vaya algo o mucho peor el año que viene, según un inédito estudio independiente entre emprendedores.
El Primer Estudio de Clima Empresarial para Mipymes Cubanas, elaborado por la empresa de servicios corporativos Auge, recoge las opiniones de 175 directivos de firmas privadas cubanas de hasta cien empleados, en su mayoría con más de tres años de operaciones.
«Uno de los hallazgos más reveladores (del estudio) es la marcada divergencia entre la autopercepción del desempeño propio y la visión del contexto general», destaca el informe.
Esto, a juicio de los autores, «evidencia con crudeza» la «falta de confianza en el futuro del entorno en el que operan». Sin confianza, agregan, «el potencial del sector permanecerá en bajos niveles, la inversión será tímida y la innovación se orientará a la supervivencia más que al salto cualitativo».
La mayoría de los interrogados prevé un aumento del volumen de ventas y de utilidades, pero se muestran más moderados con sus previsiones de aumento de la inversión y del número de empleados.
Entre las más optimistas destacan las empresas de tecnologías de la comunicación y la información, los comerciantes mayoristas y minoristas, los productores industriales y agrícolas y los negocios gastronómicos y de alojamiento.
Según el estudio, sus mayores problemas este año fueron la inflación (60 %), la infraestructura (estatal) deficiente (43,4 %) y el acceso a divisas (38,9 %), mientras que sus principales preocupaciones para 2026 son la inestabilidad económica (68 %), las nuevas regulaciones (56,6 %) y una mayor inflación de costos (48 %).
Cuellos de botella sistémicos
Además, los emprendedores encuestados consideraron que los tres ámbitos de trabajo prioritario para las autoridades del país son la «estabilidad regulatoria», el «acceso real y autónomo a divisa» para las mipyme, y el «reconocimiento del aporte del sector privado en la economía nacional».
El informe percibe aquí un «mapa de los cuellos de botella sistémicos» con el «suelo movedizo» de la «volatilidad normativa y la imprevisibilidad económica», que perjudican el dinamismo empresarial junto con la elevada inflación y los prolongados apagones diarios.
A la vista de los resultados del estudio, Auge recomendó «predictibilidad» legal, mejorar el acceso formal a divisas de las mipymes privadas, «institucionalizar» el diálogo entre actores no estatales y el Gobierno cubano y combatir la inflación.
La empresa explicó que los resultados «deben interpretarse como una primera aproximación cualitativa al clima empresarial y no como una generalización estadística para la totalidad del país» ya que la selección de encuestados no fue aleatoria.
No obstante, Auge consideró que el estudio ofrece «una valiosa perspectiva inicial que refleja las experiencias y preocupaciones de un segmento activo y representativo» del incipiente ecosistema de mipymes de Cuba.
El Gobierno cubano autorizó la apertura de miypmes en septiembre de 2021, poniendo fin a una prohibición que arrancó en 1969 con la estatalización de todos los negocios privados. Desde entonces se han abierto unas 10.000 pequeñas y medianas empresas, en su inmensa mayoría de carácter privado.
Cuba se encuentra sumida en una grave crisis económica: su producto interno bruto (PIB) se ha contraído un 11 % entre 2020 y 2024, y la previsión es que tampoco crezca en este ejercicio. No se ha divulgado un pronóstico para 2026, pero no se espera un cambio significativo.
La pandemia de covid-19, el endurecimiento de las sanciones estadounidenses y fallidas políticas económicas y monetarias nacionales han agudizado problemas estructurales de la isla.
El país sufre escasez de bienes básicos (alimentos, combustible, medicinas), prolongados apagones diarios, elevada inflación, fuerte déficit público, deterioro de los servicios estatales, descapitalización bancaria, dolarización creciente y una migración masiva. EFE
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