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Exportaciones de armas en tela de juicio

En febrero de 2008, el empleo de los Pilatus suizos en Chad provocó descontento. Keystone

La ciudadanía suiza se pronuncia este 29 de noviembre sobre la iniciativa para prohibir las exportaciones de armas. Un tema que provoca la confrontación entre los círculos políticos de la derecha y la izquierda.

En las urnas se decide el peso de las consideraciones éticas opuestas a los argumentos económicos y de carácter estratégico.

“Comercio de la muerte” es el nombre de la iniciativa popular que pretende dar fin a la venta de armas y municiones de producción helvética en el exterior. Su precursor es el Grupo a favor de una Suiza sin Armas (GssA). En la propuesta también se exige sean prohibidas las exportaciones de bienes militares especiales y tecnologías esenciales para el desarrollo o la fabricación de armamento.

La iniciativa no se opone ni la exportación de armas deportivas y para la caza, ni a la venta del material necesario para el desminado humanitario.

Los autores de la propuesta se centran en el comercio de armas bélicas. También piden que también se impidan los corretajes y el comercio de armamento dentro de Suiza si el destinatario tiene su sede o su domicilio en el exterior.

Cuestión ética

El documento es respaldado por el conjunto de los partidos de izquierda y algunos grupos cristianos interesados en el tema. Para ellos, la demanda de prohibición de exportaciones de armamento se basa en razones éticas.

“Este comercio es éticamente inaceptable. Especialmente en Suiza, un país neutro, que sirve como mediador a nivel internacional, es depositario de los Convenios de Ginebra y está activo en el ámbito humanitario”, declara el diputado socialista Carlo Sommaruga.

Pero los opositores de la iniciativa –de hecho, toda la derecha- no aceptan este argumento ético. Rebaten con argumentos también de naturaleza moral:

“La ciudadanía suiza tiene valores tales como la independencia y la neutralidad. Si suprimimos ese sector del armamento, esto iría en contra de esos valores, pues los otros países pensarían que Suiza ya no quiere defenderse”, considera Hans Fehr, del partido Unión Democrática de Centro (derecha consevadora).

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Iniciativa popular

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Pérdida de empleos

También arremete con argumentos más concretos para justificar su rechazo. Entre ellos figura en buena posición la pérdida de empleos que provocaría una prohibición tal.

La interdicción de la exportación de armamento equivaldría a la muerte del sector, estiman. Aunque se desconoce el número preciso de empleos que se verían afectados, se habla de unos 5 mil. Sea como fuere, “en la situación de recesión en la que nos encontramos actualmente, sería irresponsable suprimir todo este sector”, juzga Hans Fehr

Los autores de la iniciativa previeron que se opondría este argumento. Por ello han incluido en su texto la solicitud del respaldo por diez años del gobierno federal en los círculos afectados, aunque sin mayores precisiones.

Para Carlo Sommaruga, la reconversión es la clave del problema: “Cuando un producto no pude ya venderse es necesario que las industrias que lo producen comiencen a reflexionar sobre otros tipos de producción. En Suiza disponemos de conocimientos que pueden servir para otra cosa en lugar de la destrucción y la guerra”.

Ejército sin armas

Otro temor de la derecha ante la desaparición de la industria suiza del armamento es que provoque problemas al ejército, y por consecuencia, ponga en peligro la defensa nacional.

“Suiza debe tener una industria del armamento que permanezca independiente, para evitar depender del exterior. ¿Quién garantizaría que podamos importar este material en caso de necesidad?”.

“Bajo la perspectiva de la globalización y de una integración económica cada vez más fuerte en Europa, la independencia de la industria armamentista para el beneficio de su propio ejército no es ya un problema”, retoca Carlo Sommaruga. Actualmente, todos los elementos esenciales del ejército suizo –armamento pesado, transporte, aviación- son comprados en el extranjero”.

Mal uso

Varios escándalos en los últimos años han mostrado que material bélico proveniente de Suiza ha llegado a zonas de conflicto, en contradicción con la legislación federal helvética.

*Las reglas son extremadamente permeables. Constatamos que las disposiciones legales actuales no permiten asegurar que las armas producidas o vendidas por Suiza sean utilizadas en un conflicto bélico”. Parta la izquierda, esta prohibición de exportación permitiría resolver el problema.

Justo, para evitar nuevos casos contenciosos, el gobierno reforzó recientemente la legislación. Para la derecha, estas leyes y su aplicación protegen suficientemente.

“Tenemos criterios muy claros. Ese sistema funciona muy bien, pues a fin de cuentas, el gobierno siempre es quien decide”.

Olivier Pauchard, swissinfo.ch
(Traducción: Patricia Islas Züttel)

En 1997, la ciudadanía ya se pronunció por una iniciativa semejante, denominada “Para la prohibición de exportar material de guerra”, que fue rechazada 77,5% de los votos.

En 1972, una iniciativa intitulada “Para un control reforzado de las industrias armamentistas y la prohibición de exportaciones de armas”, fue rechazada apenas por 50,3% de los votos.

La iniciativa “Para la prohibición de la exportación de material bélico” fue lanzada en 2006 por el Grupo a favor de una Suiza sin Armas (GssA).

Con más de 109.000 firmas de apoyo, este documento exige en Suiza la prohibición de exportar material de guerra y tecnologías destinadas a la fabricación de armas.

Los corretajes y el comercio de armamento que tenga como destinatario empresas establecidas en el extranjero también debe ser abolido, estipula el documento.

Los autores de la iniciativa solicitan una ayuda federal de diez años a favor de las regiones que se verían afectadas económicamente si la ciudadanía se decidiera a respaldar esta interdicción.

Tanto el Ejecutivo como el legislativo federal piden al electorado rechazar esta iniciativa.

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