Nada es imposible para ‘Granja Suiza’
En el ILC los alumnos son protagonistas indiscutibles en cualquiera de las actividades que se desarrollan, y los productos de la marca Granja Suiza no son la excepción.
Desde los tradicionales quesos suizos hasta el clásico dulce leche, se distinguen por su nobleza y calidad.
Si de algo están convencidos todos los que elaboran los productos en la Granja Suiza, la marca registrada del Instituto Línea Cuchilla (ILC) de Ruiz de Montoya, es que «nada es imposible».
Esa convicción, sumada a su dedicación y trabajo, es lo que hace posible que en un pueblo de la provincia argentina de Misiones, a pocos kilómetros de las imponentes Cataratas del Iguazú y a miles de kilómetros de los Alpes, se puedan comer auténticos quesos suizos Raclette y Tilsiter, pero «hechos en casa».
swissinfo conversó en Buenos Aires sobre el trabajo que están desarrollando en la Granja Suiza con el jefe de comercialización del ILC, Oscar Zubrezki, quien desde hace más de 20 años forma parte de la Institución.
«Todo un desafío»
«Cuando los suizos se asentaron en esta zona fundaron, junto con la Iglesia Evangélica, una escuela agrotécnica que tuvo un resultado que realmente no se esperaba», comienza relatando Zubrezki.
«Dentro de su estructura de formación fundaron también un tambo modelo -en una zona totalmente atípica, por tener un clima subtropical- que prosperó porque supieron elegir el tipo de pastura y de animales», prosigue.
«Aunque estamos en una zona donde producir leche es muy difícil, el ILC logró su objetivo de tener un tambo modelo para la experiencia de sus alumnos, y hoy es el único establecimiento que hace en la provincia de Misiones este tipo de quesos, lo que implica todo un desafío»
Productos naturales 100%
Pero los productos Granja Suiza no se limitan sólo a los quesos, sino que otras exquisiteces cultivan la fama de excelencia del establecimiento.
Zubrezki destaca que todos los productos tienen como característica principal el «ser naturales cien por cien, ya que no contienen químicos ni conservantes».
«Además, no acopiamos leche de otros tambos para preservar la calidad al máximo, cuidamos el producto y envasamos todo en vidrio», asegura. Asimismo enumera entusiasta algunos de las elaboraciones del establecimiento:
«Mermeladas de mandarinas, naranjas, frutillas, duraznos, rosella y mamón; crema fresca, leche pasteurizada y homogeneizada y yogures; dulces de leche convencionales y otros con nueces o chocolate; ‘pickles’, pepinos encurtidos y chucrut, y ahora también fabricamos té de rosella, que lanzamos al mercado en hebras o en saquitos».
El Instituto y la Granja Suiza trabajan bajo un esquema de total sinergia, lo que permite avances, lanzamientos y mejoramientos de los productos.
La investigación, la actualización permanente, los ensayos y registros son una constante en el ILC y no quedan guardados dentro del Instituto, sino que se los pone a disposición de todo interesado.
Otro de sus objetivos es satisfacer las demandas de un mercado consumidor que es cada vez más exigente y que se expande.
«Somos un motor importante dentro de la economía regional y en todos los casos los productos que llevan la marca Granja Suiza tienen el respaldo del propio ILC», sostiene Zubrezki.
Cada vez más comercios de la provincia comercializan los productos de Granja Suiza. Quizás muchos no sepan aún que no sólo se están deleitando cuando los consumen, sino que, además, están contribuyendo a un proyecto que tiene que ver con la educación y el desarrollo sostenible.
swissinfo, Norma Domínguez
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