No al café genéticamente modificado
Importadores suizos de café favorables a una acción para evitar el consumo de un café manipulado que prepara firma de USA.
‘Coop’, ‘Migros’, ‘Mövenpick’, ‘Merkur’ y ‘Starbuks-Suiza’, algunos de los principales importadores, distribuidores y comercializadores de café en Suiza, están dispuestos a decir no al café genéticamente modificado. Aunque ese género de café aún no está en el mercado, estas empresas son favorables a la campaña preventiva lanzada por ‘Swissaid’ y ‘La Declaración de Berna’, dos ONG suizas opuestas al proyecto de una firma estadounidense interesada en lanzar el nuevo producto.
Mecanizar y bajar costos
La compañía ‘Integrated Cofee Technologies Inc’, ICTI, con sede, laboratorios y centros experimentales en una isla de Hawai, investiga sobre el desarrollo de un café que madura cuando es rociado con un compuesto químico a base de etileno.
En la temporada de lluvias los cafetos están cargados de pepas verdes, amarillas y rojas y de flores blancas. Escalonadamente la cosecha se extiende durante varios meses. En cada etapa los recolectores escogen sólo las cerezas maduras. Con las nuevas tecnologías los granos maduran todos al mismo tiempo y la cosecha puede ser mecanizada. Así, las grandes plantaciones reducen costos y mejoran sus beneficios.
Ruina para pequeños productores
Según las dos ONG suizas que iniciaron su campaña hace siete meses, aparte de las incertidumbres ligadas a los productos genéticamente manipulados, esto puede significar la ruina 60 millones de pequeños productores en unos 80 países del mundo.
«El producto aún no está en el mercado y la firma sigue investigando porque la base del agente químico utilizado no garantiza la cobertura deseada en las grandes plantaciones. En realidad el etileno es muy volátil, de modo que el producto se dispersa en la naturaleza», explica a swissinfo Larissa Deladena, responsable de ‘Swissaid’ en la Suiza de lengua francesa.
ICTI, que posee una patente para controlar el proceso de maduración del fruto del cafeto, dice en Internet que las grandes firmas de la biotecnología no se interesan en el atractivo negocio del café que representa una cifra anual de negocios de 40.000 millones de dólares. Sin embargo, conviene recordar que sólo entre enero del año 2000 y septiembre del 2001, el café perdió más del 50% de su valor en el mercado mundial.
Las dos ONG suizas han pedido a importadores, distribuidores y consumidores suizos tomar posición ante la eventualidad de la comercialización del producto genéticamente tratado.»Antes de que el producto llegue al mercado, porque una vez implantado será muy difícil desalojarlo», precisa Larissa Deladena.
Más café con etiqueta de comercio justo
Como alternativa las dos organizaciones de cooperación al desarrollo proponen a importadores y distribuidores suizos de café enriquecer la variedad de su oferta con cafés que llevan una etiqueta de comercio equitativo como la de Max Havelaar. Esta Fundación trata de favorecer a pequeños productores reinyectando en la mejora de sus condiciones de trabajo el fruto de un sobreprecio que cobra al consumidor suizo.
Con 1.400 toneladas de café distribuídas cada año – café de 21 países, sobre todo de América Latina, Asia y África – Max Havelaar representa actualmente el 3,5% del total del comercio de café en Suiza, un país que importa anualmente 55.000 toneladas.
‘Swissaid’ recuerda que su campaña ha pedido a importadores y distribuidores poner en evidencia el café de comercio justo como una alternativa. «Todo el mundo va al supermercado, pero allí sólo encuentra una o dos marcas de café con etiqueta de comercio justo. Queremos que las grandes firmas y tiendas amplíen sus surtidos de café de este tipo», subraya Larissa Deladena.
Los promotores del no al café genéticamente modificado extenderán su campaña a otros países como Bélgica, Francia y Alemania. En su opinión, mientras no haya ni consumidores ni compradores los inventores del nuevo producto pondrán freno a su tentativa.
‘Swissaid’ y ‘La Declaración de Berna’ esperan que el café genéticamente madurado nunca llegue al mercado suizo. Larissa Daladena es enfática cuando concluye: «Lo importante es que nos apoyan los principales vendedores de café en Suiza. La prensa ha informado y los consumidores están enterados. Para nosotros lo esencial es bloquear cualquier posibilidad de comercialización de tal café»
Jaime Ortega
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