El desconocido museo parisino que combate el estigma de la inmigración
Antonio Torres del Cerro
París, 2 may (EFE).- Desconocido por muchos e ignorado por otros, el Museo de la Inmigración de París atraviesa una profunda renovación con un objetivo claro: combatir los estigmas que persiguen a los que abandonan su país en búsqueda de una vida mejor.
Pap Ndiaye, nuevo director del museo, es el encargado de esa difícil misión, en un país en el que a cada atentado islamista se debate si la inmigración irregular es una de las principales causas de la violencia que ha dejado 279 muertos desde 2012.
“Remamos contra corriente”, reconoce Ndiaye en una entrevista con EFE en el imponente Palais de la Porte Dorée, monumento nacional que alberga el Museo de la Historia de la Inmigración y el acuario tropical y que acaba de cumplir 90 años.
Nombrado el pasado febrero, este historiador asume las riendas del museo parisino, uno de los menos visitados en una ciudad que es referente mundial de la cultura, con la meta de mostrar que los movimientos migratorios son “apasionantes y están relacionados a historias personales”.
Según el académico de Sciences Po, la baja afluencia de visitantes (unos 500.000 en 2019, frente a los casi 10 millones del Louvre o 3,5 millones del de Orsay) se debe a la localización geográfica del establecimiento (en el extremo sureste de París), que lleva a muchos turistas extranjeros a preferir museos del centro. Pero también a otros factores culturales.
“Los franceses ven la historia de la inmigración un poco marginal, pues no está integrada en el discurso fundador de la nación que ellos mismos hacen, contrariamente a lo que sucede en Estados Unidos”, explica el historiador, de padre senegalés y madre francesa.
También pesa contra el museo -anota- el “discurso de denuncia” contra la inmigración en el debate público, donde se la presenta con alguna frecuencia “como peligrosa para la seguridad y el empleo”.
“VARIAS MANERAS DE SER FRANCÉS”
En Francia, uno cada cuatro habitantes tiene al menos un abuelo que nació fuera del país. De los 67,4 millones de residentes en Francia, un 12 % ha nacido en el extranjero, una gran parte en las antiguas colonias francesas del Magreb y el África Subsahariana.
En un país que ha recibido diversas oleadas de migratorias desde el siglo XIX, el académico denuncia la discriminación “contra los hijos y los nietos” de inmigrantes africanos y asiáticos.
“En relación a las generaciones de otros inmigrantes, como los españoles, portugueses y polacos, a los que se les ve como franceses, los hijos y nietos de negros y asiáticos siguen sufriendo discriminación en base al color de la piel”, afirma.
El museo reabrirá a menos de un año para las elecciones presidenciales, en las que la ultraderecha de Marine Le Pen parte como una de las favoritas. Disociar la imagen de la inmigración del terrorismo y la inseguridad, dos de los temas que más preocupan al electorado, será uno de los grandes retos de la institución.
Ndiaye, por su condición de dirigente de un museo público, esquiva dar su preferencia política y recuerda que su misión no es “inmiscuirse” y sí generar un debate para que cada uno saque sus propias conclusiones.
UN TRABAJO DE FONDO
A pocas semanas de reabrir sus puertas gracias al recién anunciado plan de desescalada de la covid, Ndiaye, de 55 años, ultima su ambicioso plan para atraer visitantes.
Una de las primeras muestras que se podrán visitar presencialmente es “Lo que se olvida, lo que queda” (“Ce qui s’oublie, ce qui reste”), que exhibe el trabajo de una veintena de artistas africanos.
En su afán de enriquecer el debate público, el museo celebra la primera semana de mayo un coloquio acerca del racismo y el antisemitismo. El director también quiere continuar con la apuesta en los programas infantiles y juveniles.
“Queremos mostrar que la historia de la inmigración es más amplia y profunda de lo que parece, no hay una sola manera de ser francés, hay que mostrar la sociedad de manera pluricultural”, refrenda.
“El trabajo de fondo” que pretender hacer el museo es más importante que nunca “en unos tiempos tan duros”, asevera Ndiaye. “A pesar de todo, Francia ha sido un gran país de inmigración”, concluye. EFE
atc/lmpg/amg
© EFE 2021. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de todo o parte de los contenidos de los servicios de Efe, sin previo y expreso consentimiento de la Agencia EFE S.A.
