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Suiza fue el último país en rehabilitar a sus brigadistas

Walter Wagner
Walter Wagner (1913-2006), uno de los oficiales suizos de mayor rango en las Brigadas Internacionales, participó en las batallas de Teruel y del Ebro. En la imagen, durante una entrevista en abril de 1994, en su casa en Baetterkinden, Berna. Keystone / Alessandro Della Valle

Hace solo diez años que el Parlamento helvético aprobó la ley de amnistía para los voluntarios suizos que lucharon en la Guerra Civil española. Ningún país tardó tanto en rehabilitar a sus antiguos brigadistas, ni los persiguió y castigó con tanta dureza como Suiza, destaca Ralph Hug, periodista y autor de varios libros sobre el tema.

Ralph Hug
Ralph Hug, periodista y publicista (ver recuadro). Cortesía

swissinfo: ¿Qué eco tuvo Guerra Civil española (1936-1939) en los medios de comunicación suizos?

Ralph Hug: Un eco enorme. Durante meses acaparó titulares y fue el tema principal en la prensa. Todos los diarios dieron amplia cobertura a las noticias de España. Informaban sobre los dos bandos enfrentados, pero también sobre la dimensión internacional del conflicto.

swissinfo: ¿Cómo influyó la guerra en la política exterior?

R. H.: Oficialmente, Suiza se declaró neutral. Pero de los documentos diplomáticos se deduce que el Ministerio de Asuntos Exteriores apostó claramente por [el general] Franco. Suiza tenía entonces intereses económicos muy importantes en España. Todas las grandes empresas como Nestlé o Saurer, pero también la industria de la maquinaria, la banca y los seguros tenían filiales allí. España era un mercado importante. Y Berna dio mucha importancia a esos intereses.

swissinfo: Cerca de 800 voluntarios fueron a España para alistarse en las Brigadas Internacionales. El contingente suizo fue uno de los más importantes.

R. H.: Es cierto si ponemos los datos en relación con el número de habitantes. El hecho de que se produjera un movimiento de solidaridad con España tan importante a nivel internacional se debió al particular momento histórico. Muchos europeos temían que las potencias fascistas acabarían arrollando a todas las democracias. Esa fue la gran preocupación del momento. Y justo en esta situación estalló la guerra en España. Con el alzamiento franquista se temía que España se volviera fascista. Este temor motivó a mucha gente. Así surgió ese gran movimiento antifascista que movilizó a cerca de 35 000 voluntarios de más de veinte países. Se trató del primer movimiento de resistencia armada contra el fascismo en la historia. De ahí la importancia histórica de los brigadistas.

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swissinfo: ¿Qué nos puede decir sobre el día a día de los brigadistas que hablaban tantos idiomas distintos?

R. H.: Efectivamente, la confusión babilónica fue enorme. Muchos no se entendían. Por eso, se constituían las brigadas de acuerdo a los conocimientos lingüísticos de sus integrantes. Los suizos germanoparlantes se incorporaron a la XI Brigada. En la XIV Brigada, con dominio del francés, se integraron los suizos francófonos. Y los tesineses [suizos de lengua italiana] formaban parte de la XII Brigada. De esta manera se garantizaba la comunicación en los batallones, lo cual era indispensable para una organización eficaz. Pero el mayor problema no era la comunicación, sino el suministro de material de guerra. La República tuvo muchas dificultades para importar armamento a causa del embargo impuesto por los países europeos, por lo que se vio obligada a recurrir al contrabando. De esta manera consiguió, por ejemplo, los famosos cañones antiaéreos del fabricante suizo Oerlikon, que también se emplearon en el bando nacional.

Las brigadas expidieron a muchos suizos excelentes certificados de conducta, en los que se apreciaban sus habilidades en el combate”

swissinfo: ¿Hubo suizos que se distinguieron por su heroicidad en el combate?

R. H.: Tal vez sea algo temerario hablar de héroes. Pero, en general, los suizos eran soldados muy solicitados porque habían hecho el servicio militar obligatorio. Todos los suizos que fueron a España sabían manejar un fusil, algo de por sí muy valioso, puesto que miles de voluntarios de otros países no sabían usar pistolas o fusiles, y mucho menos una pieza de artillería. De la documentación militar se desprende que las Brigadas expidieron a muchos suizos excelentes certificados de conducta, en los que se apreciaban sus habilidades en el combate. Estos certificados recibieron incluso el reconocimiento de los tribunales divisionales suizos, que los tuvieron en cuenta a la hora de imponer las sanciones. Los jueces tuvieron clemencia porque consideraban que los voluntarios –a pesar de que tenían prohibido participar en conflictos armados en el extranjero– habían contribuido a reforzar el buen nombre del ejército suizo.

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swissinfo: ¿Qué pasó con los brigadistas y los civiles suizos tras la derrota republicana?

R. H.: La represión franquista fue muy dura. En ella murieron más republicanos que durante la guerra. Fuera de España se sabe bastante poco sobre los campos de concentración que Franco levantó. Una docena de brigadistas suizos terminaron en la cárcel, donde sufrieron maltratos y torturas. Uno de ellos se llamaba Wilfried Mettler [1918-1974] y tenía hematomas y cicatrices en la espalda. En abril de 1939 se consiguió liberar a esos presos gracias a la intervención de la Cruz Roja. Fueron los últimos combatientes que regresaron a Suiza. También hubo civiles suizos que se habían establecido en la España republicana. Bajo la ocupación franquista, recaía sobre ellos rápidamente la sospecha, por lo que entraron en la maquinaria represiva. Así, un comerciante de vinos suizo, que vivía cerca de Barcelona, fue condenado a muerte por su presunta simpatía con los republicanos. Estuvo a punto de ser ejecutado, de no haber sido por una discreta intervención diplomática.

swissinfo: A su vuelta a Suiza, prácticamente todos los voluntarios fueron condenados por la justicia militar.

“Los brigadistas fueron conducidos en vagones cerrados a la frontera suiza, donde los recibió la justicia militar, que los registró, enjuició y condenó”

R. H.: La gran mayoría de los brigadistas volvieron a Suiza en un convoy a finales de 1938 y comienzos de 1939. Fueron conducidos en vagones cerrados a la frontera suiza, donde los recibió la justicia militar, que los registró, enjuició y condenó. De media, recibieron penas de cuatro meses de cárcel, o sea, penas más duras que los suizos que se habían sumado a la Legión extranjera francesa, que solo pasaron dos meses en prisión. Al haber servido en un ejército extranjero trasgredieron el artículo 94 del Código penal militar. Los voluntarios conocían las leyes y sabían que los iban a meter en la cárcel. Pero lo que les afectó profundamente fue la segunda pena: durante uno o dos años se les retiró el derecho de voto activo y pasivo, es decir, sus derechos democráticos. A muchos les indignó esta pena, porque les estaba condenando una de las democracias más antiguas del mundo precisamente por haber tratado de salvar la democracia en España. Los voluntarios suizos jamás aceptaron esta pena, que causó en ellos una profunda desolación.

swissinfo: La gran mayoría de los voluntarios suizos eran hombres. ¿Hubo también mujeres?

R. H.: Sí, de ellas se habla mucho menos porque eran una minoría. Entre los 800 voluntarios que salieron de Suiza había unas treinta mujeres. Se trataba de personas muy motivadas con una marcada sensibilidad política. Durante los primeros meses de la guerra hubo mujeres que lucharon en el frente. Más tarde se les prohibió y fueron relegadas a la retaguardia para ocuparse de las tareas tradicionalmente asignadas a las mujeres, especialmente en la enfermería. Sabemos de la participación de una suiza que combatió en el frente con el arma en la mano. Se llamaba Clara Thalmann. Era una mujer luchadora que se fue a España con su marido Paul. La pareja destacó por su comunismo anarquista y trotskista opuesto a la línea oficial de Moscú. Esta actitud crítica les llevó a la cárcel, de la que consiguieron escapar a duras penas. Después de la derrota de la República, no volvieron a Suiza porque sabían que acabarían en prisión. Se fueron a París, donde lograron sobrevivir en la clandestinidad de la Resistencia. Pero los Thalmann fueron una excepción. La mayoría de los suizos pudieron regresar a su país, a diferencia de otros europeos, como los alemanes, los austríacos o los italianos.

swissinfo: El Parlamento suizo rehabilitó a los brigadistas en 2009. ¿Qué significó esa rehabilitación y por qué llegó tan tarde?

R. H.: Para entender por qué fueron rehabilitados 70 años después del final de la guerra, hay que saber que durante la Guerra Fría la imagen pública de los voluntarios estuvo marcada por un feroz anticomunismo. En sectores burgueses se les veía como izquierdistas y comunistas al servicio de Moscú. Un punto de inflexión se produjo con el documental de Richard Dindo en 1974, que contribuyó a cambiar la percepción histórica de este colectivo. Este filme contrarrestó las recriminaciones vertidas sobre los brigadistas y logró que a partir de entonces prevaleciera la imagen antifascista. Gracias a ello, en los años ochenta y noventa se produjeron las primeras rehabilitaciones morales con las declaraciones de los ministros Otto Stich y Ruth Dreifuss. El segundo punto de inflexión llegó en 1995 con la rehabilitación del capitán de policía Paul Grüninger [1891-1972, condenado por haber facilitado la entrada ilegal a Suiza de refugiados judíos durante la Segunda Guerra Mundial].

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swissinfo: ¿Qué monumentos hay en Suiza que conmemoran la historia de los brigadistas?

R. H.: Existen lugares conmemorativos sobre todo en la Suiza francófona. En el centro de Ginebra hay un gran monumento y en varios municipios en el oeste del país se han dedicado varias plazas y calles a los brigadistas. En la Suiza de expresión alemana solo existe una placa conmemorativa en la Volkshaus [casa del pueblo] de Zúrich, que se colocó en los años setenta. Además, se consiguió poner últimamente otra placa en la taberna de Neumarkt, un lugar de encuentro histórico de los voluntarios a su vuelta de España. En el Tesino hay un monumento de piedra en el municipio de Monteceneri en honor a los combatientes de este cantón [uno de ellos fue Eolo Morenzoni]. En general se puede decir que existen pocos lugares que visualizan la historia de los brigadistas, aunque la labor de la memoria sigue avanzando gracias a las investigaciones que se están realizando.

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Bruno Kammer junto a la placa conmemorativa d elos 800 voluntarios suizos que lucharon en las Brigadas Internacionales

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Brigadistas suizos en la memoria

Este contenido fue publicado en Neumarkt 5 es una dirección emblemática del centro histórico de Zúrich. Esta casa, que goza del estatus de patrimonio nacional, está llena de historia. Allí nacieron las primeras cofradías profesionales de la Edad Media y siglos más tarde, el venerable edificio fue testigo de innumerables luchas obreras. Sus paredes albergaron a huéspedes ilustres como Lenin…

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swissinfo: ¿Quiere añadir algún comentario final?

R. H.: Sí. Hay una frase que suelo decir cuando me invitan a hablar sobre el tema y que resume muy bien la cuestión: Suiza fue la nación que persiguió a los brigadistas de manera más persistente, que los condenó a las penas más severas y que los rehabilitó de forma más tardía. A esta conclusión se llega si se observa lo ocurrido en otros países. En Francia nunca fueron perseguidos, tampoco en Estados Unidos. Y otros países solucionaron el problema con indultos poco después de la guerra. Solo Suiza tardó tanto tiempo, un caso singular en el contexto internacional.

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El periodista y escritor Ralph Hug Enlace externo(*1954), de San Galo, tiene predilección por los temas históricos y sindicales y, desde 2004, por los brigadistas suizos.

Ese año conoció a Walter WagnerEnlace externo (1913-2006), uno de los oficiales suizos de mayor rango en las Brigadas Internacionales que luchó en las batallas de Teruel y del Ebro y de cuya biografía Hug es autor.

Junto con el historiador Peter Huber, Ralph Hug ha escrito la biografía colectiva Los voluntarios suizos en la Guerra Civil española Enlace externo(Guadalajara, Silente, 2010).

Ha publicado un estudio que arroja luz sobre la historia desconocida de los civiles suizos que se vieron afectados por la maquinaria represiva del Estado franquista. El libro Suizos bajo Franco. La diplomacia helvética y las víctimas olvidadas de la dictadura franquista (1936-1947) Enlace externo(Zúrich, Rotpunktverlag, 2013) analiza, asimismo, el papel controvertido de la Confederación.

Hug también es miembro fundador de la comunidad de intereses IG SpanienfreiwilligeEnlace externo, creada en 2007 para promover el reconocimiento social y la memoria histórica de los brigadistas suizos.​​​​​​​


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