
Irak sigue acosando a activistas seis años después de las protestas de Tishreen, según AI
El Cairo, 1 oct (EFE).- Seis años después del estallido de las protestas de Tishreen, las más multitudinarias en Irak desde 2003, las autoridades iraquíes siguen persiguiendo a activistas y manifestantes mientras mantienen en la impunidad los crímenes cometidos por las fuerzas de seguridad y las milicias que las reprimieron, denunció este miércoles Amnistía Internacional (AI).
La organización aseguró en un informe que, pese a la creación de varios comités de investigación por parte de sucesivos gobiernos, “ningún resultado ha sido hecho público” sobre los cientos de asesinatos, desapariciones forzadas y lesiones graves sufridas por miles de jóvenes durante y después de las movilizaciones de octubre de 2019.
“Es abominable que seis años después de las protestas de Tishreen, las autoridades sigan dedicadas a acosar a activistas y a sus familias, mientras los responsables de los asesinatos y desapariciones siguen libres”, afirmó la investigadora de AI para Irak, Razaw Salihy.
Según la ONG, más de 2.700 causas penales se han presentado desde entonces, pero apenas se han llevado a juicio algunos casos, con sentencias que en su mayoría han sido anuladas.
Personas entrevistadas por la organización relataron que milicias y fuerzas de seguridad han lanzado “una campaña de venganza” contra los manifestantes, y aseguran haber sido torturados hasta confesar delitos que no cometieron, incluidas acusaciones de homicidio durante las protestas, con condenas de hasta 15 años de prisión, además de amenazas contra familiares y agresiones físicas.
En la ciudad sureña de Nasiriya, considerada el epicentro de Tishreen, AI recogió testimonios de activistas que afirmaron que las detenciones se han intensificado desde 2024 tras el nombramiento de un nuevo jefe de policía, que reactivó más de 400 órdenes de arresto pendientes.
“Queríamos un Irak mejor y el imperio de la ley, pero ellos nos acusan de desestabilizar el país”, dijo uno de los activistas, escondido en Nasiriya.
Amnistía insistió en que es “urgente” que las autoridades publiquen los resultados de las investigaciones oficiales y garanticen reparaciones a las víctimas de la represión. “Es hora de romper el ciclo de impunidad y poner fin a la persecución de quienes se atreven a pedir derechos básicos”, concluyó Salihy.
Las protestas de Tishreen estallaron en octubre de 2019 para pedir un cambio de régimen, soluciones a los problemas económicos y la falta de servicios y el final de la corrupción, así como el fin de la influencia de países extranjeros, en referencia a Irán y Estados Unidos.
Esto derivó en un movimiento que forzó la dimisión del entonces primer ministro Adel Abdelmahdi. Según la ONU, más de 600 manifestantes fueron asesinados y unos 20.000 resultaron heridos en la represión. EFE
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