Javier Cercas: Soy escritor porque soy un desarraigado
Guadalajara (México), 30 nov (EFE).- El escritor Javier Cercas, de origen extremeño pero afincado desde la infancia en Cataluña, ha confesado en un multitudinario acto en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (México) que es escritor porque es un «desarraigado».
En una conversación abierta con la periodista Elena Hevia, Cercas ha dicho: «Soy escritor porque soy un desarraigado. Los escritores son seres tarados, que no están bien de la cabeza e intentan arreglar las cosas escribiendo, porque esta claro que alguien que es feliz no se pone a escribir».
Y añade: «Nadie se encierra durante diez horas cada día para escribir algo que a lo mejor no acaba publicándose».
Cercas tenía que haber estado en la FIL de Guadalajara el año pasado cuando España era la invitada de honor de la feria, tuvo que declinar la invitación por el fallecimiento de su madre.
En un auditorio del pabellón de Barcelona con un aforo totalmente sobrepasado por la asistencia de visitantes, Cercas ha recordado las palabras de su madre, que hace muchos años le dijo «Javier no serías el escritor que has sido si no nos hubiéramos ido de Ibarhernando», el pueblo de Extremadura del que emigraron hasta Girona, donde su padre ejerció de veterinario rural.
«En mi caso ese desajuste, ese desarraigo fue el origen de dedicarme a la escritura», ha dicho el autor de ‘Soldados de Salamina’.
Y se considera «un desarraigado por partida doble», por haber llegado con su familia a la Cataluña que es hija de una gran emigración, desde los años 50 y 60 desde el sur pobre (Andalucía, Murcia y Extremadura) a los lugares más ricos (Cataluña, País Vasco y Madrid) y que llegó con 4 años a la ciudad de Girona.
«Yo vivía en un pueblecito pequeño, muy protegido, donde mi familia eran los ricos de un pueblo muy pobre, que pasó de 3.500 habitantes antes de la Guerra Civil a 500, y donde casi todos eran familiares, y encima emigramos a una ciudad pequeña, Girona, donde no había familia que le protegiera, se hablaba en una lengua diferente y cada verano volvían al pueblo donde volvía a tener arraigo.
Desarraigado religioso
Al margen de ese extrañamiento, Cercas sintió «un desarraigo religioso», que nació después de que con 14 años se enamoró por primera vez en su vida de una chica del pueblo y que tras separarse al final del verano en su «desesperación» optó leer el libro más serio que tenía en casa, ‘San Manuel Bueno, Mártir’, de Miguel de Unamuno, que cuenta la historia de un sacerdote que pierde la fe y que pese a eso sigue predicando.
«Hasta aquel momento era un chico magnífico, muy deportista, muy católico, pero después de la lectura de todos los libros de Unamuno, perdió la fe: «Empecé a fumar cigarrillos y entré en un proceso de confusión del que no he salido».
Cercas fue a la literatura en busca de las certezas, de las respuestas que hasta entonces había encontrado en la religión: «Hasta aquel momento era un lector meramente por placer y a partir de aquel momento empecé a leer de otra manera, por placer, pero también en busca de conocimiento».
Por supuesto, sentencia, eso era un error, porque «la literatura no proporciona certezas, sino más preguntas».
Cercas ha confesado que todos sus libros «parten de una pregunta, de un enigma» y por eso considera que son «novelas de suspense», pero «mientras en las novelas policíacas convencionales al final se resuelve el enigma y se sabe quién ha sido el asesino, en las novelas importantes, comenzando por el Quijote, la respuesta a ese enigma es que no hay respuesta, y así funcionan todas mis novelas», ha apuntado.
Preguntado por su relación con Barcelona, para Cercas, que tiene solo dos novelas ambientadas en la ciudad condal, ‘La independencia’ y ‘El vientre de la ballena’, vive en Barcelona desde hace 25 años, «Barcelona sigue siendo para mí un lugar misterioso».
«Estudié y viví en una Barcelona muy distinta de la de ahora, en la que la Rambla era un lugar peligroso, en el que podías ir al cine a ver películas distintas cada día», ha precisado, si bien tardó mucho en conocer a escritores, sobre todo en castellano.
De hecho, el escritor se considera «un ejemplo raro de extrema comunicación entre las dos literaturas que conviven en Barcelona, la que escribe en catalán y la que lo hace en castellano». EFE.
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